Pasarela africana

Trajes africanos

Foto: Kako.

Quizás la alfombra roja sea lo único en común con un gran “fashion show”. Porque no todas estas modelos son tan flacas, ni tan altas, ni tan jóvenes. Hermosas simplemente. “Lo que verán hoy es el esplendor africano”, dice la diseñadora estadounidense Januwa Moja. Más aún, se trata de un sentido otro de la elegancia, de la belleza.

El 31 de julio es el Día de la Mujer Africana, momento perfecto para que tome forma y color el legado de los ancestros, que en Cuba significa raíz, tronco, flor; por eso este desfile.

Nada de música electrónica: de fondo se oyen tambores, címbalos y flautas. El ritmo seductor les mete el baile en el cuerpo, y ellas bailan mientras caminan, bailan y sonríen. Aquella es Oshún –por supuesto-, dorada, con abanico de plumas. La otra de allá, una diosa de labios azules. Moja denomina sus creaciones “wearable art”, nombre que les hace plena justicia, tanto que varias devienen piezas de colección en galerías y museos norteamericanos.

Orgullo. Memoria. Dos palabras. “Mi inspiración parte de nuestros orígenes: yo no vine aquí por mí misma, fueron otras manos las que me pusieron en ese camino”, cuenta sentenciosa la diseñadora, como si Malcolm X hablara por su voz. “Uso el arte a modo de plataforma para la cultura y la historia, soy una activista del arte”.

Los fotógrafos se llevan guiños y fijas miradas zalameras, el público apenas les deja espacio. Aquí tampoco hay spotlights ni flashazos, solo luz y calor –para estar a tono- entrando a mares por las puertas de la Casa de África, en La Habana Vieja.

Entonces salen a la calle. Antes de contar hasta tres la esquina de Mercaderes está copada de gente, quienes siguieron el modelaje y los que pasaban por allí. “¡Estás linda, negra!”, grita uno, y la tarde se llena de aplausos.

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