Primeros videojuegos cubanos nacen con Buena Fe

La música del grupo cubano Buena Fe llegó de pueblo en pueblo de la isla a la radio, de ahí a discos, carros, computadoras, otros países, dispositivos portátiles de audio como Ipads, teléfonos celulares y los modernos tablets, el cine, el video clip. Pues bien, los Estudios de Animación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) acaba de anunciar el estreno este verano de sus dos primeros videojuegos infantiles, ambos con música de la popular agrupación y nombres muy ocurrentes: La chivichana y La superclaria.

Fruto de una alianza entre el ICAIC y la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), estos software podrán desplegarse en computadoras, tablets y teléfonos inteligentes. Ante la noticia, OnCuba indagó con el líder de Buena Fe Israel Rojas.

¿Compusiste música y letra para los videojuegos?

Cierto, aunque debo aclarar que en el caso de La Chivichana tuve la colaboración de Anthony Bravo, un talentoso muchacho de 15 años que conozco desde que tenía 12 y ya andaba enrolado en el movimiento de Hip Hop cubano. Yo tú anoto el nombre porque este muchacho debe dar mucho de qué hablar en el futuro inmediato.

  CARTEL v1¿Alguna de estas propuestas te removió recuerdos de la infancia?

Realmente no tanto. Mi infancia fue otra. El niño que aun duerme dentro de mi sigue divirtiéndose jugando pelota, poniendo a bailar trompos o empinando papalotes.  Lo que si me remueve es la condición de padre y de tío. Mis hijos y sobrinos si utilizan muchos estos aparatos y me place ver el mundo a través de sus ojos. Ya tuve una experiencia previa con “Playesteichon”, aquella conga que fue muy popular en el año 2012 como parte de la banda sonora de la película Habanastation de Ian Padrón. Me divierto mucho haciendo ese trabajo.

La intención de un videojuego siempre es divertir, atraer usuarios, pero el sentido de muchas composiciones de trova trascienden la mera diversión, e incluso, tienden a ser poco o nada complacientes con algunos, aunque agraden a pueblos enteros. ¿Con este trabajo no temes de alguna manera traicionar ese toque picante de la trova?

Yo soy un compositor. Hacer canciones es un reto diario. A veces, cuando te piden un tema por encargo te hacen un gran favor, pues te obligan escudriñar en temáticas que no estaban en el marco de tus intereses más inmediatos. Es justo cuando debes voltear la atención hacia esas zonas y tratar de que te quede lo mejor posible la pieza musical. Es un ejercicio siempre interesante y enriquecedor. No traiciono a nada ni a nadie si la obra le queda a la medida, como lo requiere ya sea una película, una obra de teatro o, en este caso, un videojuego. Nunca me atrinchero en materia creativa. La creación es mi único espacio de libertad plena. Nunca le voy a poner fronteras ni por mis propios prejuicios, ni por lo que opine un sector del medio social.

Componer para un videojuego seguro te impuso un tiempo determinado de duración y además el compromiso de agradar al jugador. ¿Te resultó fácil o difícil la tarea?

La tarea fue divertida. Nunca es fácil componer y producir un tema para algo tan nuevo como lo es la joven industria del video juego cubano. Pero tampoco fue un calvario. Los arreglos corren a cargo de Vicente Alejandro Trigo, director del Grupo D´Corazón, un joven músico extraordinario. Y trabajar con amigos en cosas agradables es siempre una pequeña fiesta para el espíritu.

Buena Fe ha presentado hace poco su nuevo disco Soy, compilador de 13 éxitos, algunos con arreglos musicales diferentes, más tres canciones de estreno. Entre las novedades, una llama mucho la atención porque Casanova, Cecilia Valdés y la Bella durmiente no tenían nada que ver hasta que a Israel Rojas se le ocurrió armar un triángulo amoroso entre ellos en una canción, y dio tan buen resultado que se encuentra entre las principales solicitudes de los programas de música en la radio de Cuba actualmente. ¿El éxito del tema grabado junto al trovador Frank Delgado con un relato sobre la diversidad sexual, entre muchos temas, puede verse como un indicador de una sociedad ahora más honesta, es decir, reconocedora y tolerante de la diferencia?

Esa canción era un texto que había compuesto hacia más de 7 u 8 años inspirado por esta historia de la vida real de la cual fui testigo. No sabía qué música ponerle. Intenté con guarachas y sones pero nada me salía hasta que un buen día se lo comenté a Frank Delgado y le encantó el texto. Me sugirió que se lo dejara para trabajarlo y junto a Vicente Alejandro Trigo le hizo una orquestación excelente en la cuerda de las bandas de Nueva Orleans. A mí me pareció algo diferente musicalmente, muy agradable y sobre todo “picante”, irreverente, iconoclasta. De esos temas que gustan o no, pero jamás pasan inadvertidos. Y entonces supe que para esa pieza había que gastar lo que ella requiriera en materia de producción musical y audiovisual, pues ante temáticas así, que te traerán aceptación y cuestionamientos a la vez, la factura debe ser impecable para que el debate se concentre en el concepto y no en la forma. Me parece que vivimos en una sociedad con mucha más capacidad de aceptación que antes. Una sociedad que poco a poco se va liberando de concepciones añejas, superadas por la evolución de la ciencia y la justicia. En Cuba se ha sembrado sapiencia y eso siempre da buenos frutos.  

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