Rosana Vargas, orfebre

A Rosana la conocía de antes, así que sin pena le pido que se coloque muchos anillos en la mano para el retrato. Conversaríamos mientras tomaba la foto. El orden de cómo transcurre todo quizás no sea el correcto, pero la historia es muy simpática.

Esto de la orfebrería fue algo imprevisto. De repente descubrí que me gustaba y quise aprenderlo. Yo estudiaba Ingeniería Civil en la CUJAE y la dejé en tercer año. Para entonces ya tenía algún camino adelantado en la orfebrería.

La llevo a una pared gastada… es el fondo ideal. Me gusta como queda el retrato. Lo bueno viene ahora: ¡Ya puedes quitarte los anillos!

Cuando decidí dedicarme a la orfebrería no tenía ninguna herramienta para trabajar. Tuve que comenzar de cero porque estaba sola en la Habana y yo soy de Holguín.

Uno de los anillos no sale: ¡Prueba con jabón!

Mis primeras joyas tenían una influencia rafaciana, de Rafart el orfebre cubano. Me gustaba su estilo pero yo sentía que esa no era la línea que yo buscaba. Siempre me gustó lo geométrico, las superficies pulidas, lo que se acerque más a las formas perfectas. El tiempo que estuve en la universidad ayudó mucho a crear mi estilo. Mi primera joya la compró una amiga que ya falleció: era un rectángulo con muchas figuras geométricas dentro.

El ojo negro que reposa en el anillo me mira asustado… El dedo se hincha.

Recuerdo que Raúl Valladart me comentó una vez: “¡En el mundo de la orfebrería: o eres un gran artista o un gran productor!”. Yo trato de compensar los dos: ser una gran productora sin perder el toque artístico en lo que hago. Ahora mi esposo Tony, y yo, dirigimos el proceso creativo, pero tengo además un gran equipo (de veinte personas detrás de mí) que encabeza mi hermana. Siempre estamos buscando inspiración en muchos lugares. Ahora mismo estamos concentrados en un proyecto que llamamos Plata y vino donde las joyas evocan todo lo relacionado con el vino.

¡Traigan la segueta! ¡Vamos a cortar!

Diseñar para mujeres es más cómodo porque es como diseñar para mí misma, aunque también trabajo una línea masculina. Mi esposo fue mi cliente, y para él diseñé mis primeras joyas masculinas.

La fina hoja se coloca en el borde del anillo, cerca de la carne húmeda e hinchada. Las virutas de plata hacen brillar la piel donde caen.

Llevo más de 13 años haciendo orfebrería y ya vamos por tres años con este proyecto de empresa. Tenemos más de mil diseños de joyas y cada día se hacen aportes a cada pieza, o se crea una nueva. Imagínate que eso pasa los 365 días del año. Así que calcula la cantidad de diseños. No existe un molde para hacer las joyas, cada pieza es única aunque repita un diseño porque se hace a mano. Lo más difícil es lograr que guste, y para eso hay que ser muy insistente, sorprender y no parar de trabajar.

Ya casi se rompe… Un jalón de la pinza y el aro cede, la joya queda trunca. Habrá que rehacerla.

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