El conservatorio Amadeo Roldán, una de las más prestigiosas instituciones musicales cubana, casi no tiene pianos. El mejor de los existentes allí llegó a Cuba a principio de la década de 1980, proveniente de la entonces Unión Soviética. Hoy sus condiciones son tan malas que ya no se emplea en las actuaciones, ni en las graduaciones de sus propios estudiantes.
Eralys Fernández, una pianista cubana graduada de esa escuela y residente en Londres, se ha propuesto enviar un piano de cola a Cuba, como agradecimiento por su formación. Pero no tiene el dinero para hacerlo. Ni ella ni ninguno de sus amigos artistas, también residentes en Londres y que están detrás de la campaña Un piano a Cuba.
“La compra y el transporte de un piano de cola es un proyecto costoso, por lo que estamos buscando donaciones y asistencia de individuales, grupos comunitarios, sindicatos, organizaciones políticas, asociaciones culturales o a través de micro-financiación y medios sociales”; señala la declaración presentada por los promotores de esta idea.
El hoy conservatorio Amadeo Roldán se fundó en 1903 como la Academia musical de Guanabacoa. En 1944 la edificación mereció el Premio Nacional de Arquitectura y luego de 1959 cambió de nombre para homenajear al primer músico cubano que incorporó en su obra instrumentos afrocubanos como elemento protagónico. Allí han recibido o impartido clases artistas como Guido López-Gavilán, Frank Fernández y Teresita Junco.
La enseñanza artística cubana es un sistema que funciona con subsidios públicos, pero es una educación costosa. En un contexto cargado de otras prioridades quizás más urgentes, el Ministerio de Cultura repone con inconstancia los instrumentos necesarios en las escuelas de arte.
Por esa razón en la Isla son bienvenidas las donaciones. El más reciente ejemplo lo aportó la artista portorriqueña Olga Tañón, quien cedió al Instituto Cubano de la Música los derechos de interpretación e imagen de sus recientes conciertos en La Habana y Santiago, para que fueran donados al sistema de enseñanza artística nacional.
Según confirmaron a OnCuba los promotores de la idea, esta convocatoria para comprar un piano en Londres y llevarlo hasta Guanabacoa ha conseguido hasta ahora recaudar cerca de mil libras esterlinas, de las 10 mil que cuesta un piano de segunda mano en buenas condiciones dentro del mercado inglés.
“Hacer la diferencia para cientos de estudiantes de música”, eso es lo que buscan los impulsores de Un piano a Cuba.
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