Y que sea una escuela… La Lenin

El reto del proyecto Escuela Vocacional Lenin estuvo en construir una escuela de 4500 estudiantes desde la Secundaria hasta el Preuniversitario en un área extensa que combinara el estudio, el trabajo, la formación vocacional, la cultura y el deporte. Un monstruo sin precedentes, palabras del catálogo de la exposición. Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Arquitectura escolar en revolución. Apuntes al proyecto de la Escuela Vocacional Lenin es una exposición recién inaugurada en la Fábrica de Arte Cubano. La idea de la muestra es visibilizar el proyecto de la escuela, a modo de collage, entre bocetos, planos, imágenes, artículos, entrevistas y conversaciones para dejar al descubierto el proceso arquitectónico que le dio origen. Además pretende homenajear a una generación de arquitectos –en especial a Andrés Garrudo Marañón– y a la escuela en sí, representada en casi 45 graduaciones.

Garrudo fue el arquitecto encargado del proyecto y se centró en las dinámicas de uso y apropiación de los futuros espacios, proyectando una escuela para vivirla y entenderla desde las edades tempranas de la adolescencia, y donde cada lugar propiciara relaciones entre sus usuarios. La Lenin fue un resultado del proceso social más intenso acometido a principio de la etapa revolucionaria cubana: la transformación del país a través de la educación.

Andrés Garrudo muestra a algunos asistentes una sección de los planos del proyecto de la Escuela Vocacional V.I.Lenin. Foto: Claudio Pelaez Sordo.
Andrés Garrudo durante la charla con los asistentes a la exposición "Arquitectura escolar en revolución..." Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Arquitectura escolar en revolución… contempla el proyecto desde sus primeros pasos, las plantas, las secciones, y los alzados. Los asistentes a la inauguración pudieron llevarse un tabloide con dos entrevistas: una a Andrés Garrudo, y otra a Reinaldo Togores, arquitecto de la Escuela Vocacional Antonio Maceo, de Camagüey. Así como participar en una charla con Garrudo acerca de los inicios de su creación y sus satisfacciones después de más de 40 años de inaugurada la escuela.

Esta exposición es una de las primeras piezas del puzzle que un grupo de siete egresados de La Lenin pretende armar. Visualizar ese espíritu “leninista” y rescatar la escuela, su legado y continuidad, desde la acción es el fin último de esa iniciativa que han nombrado “Pan con bistec”, haciendo alusión al conocido aplauso de los estudiantes y egresados de la vocacional.

“Podemos reconocer aquello que nos une, aquello que hace a La Lenin tan nuestra. Para eso daremos pasos, subiremos escalones que nos ayuden a hacer todo por la escuela, ¡y que lo sea! Si no es posible, por ahora, restaurar las instalaciones e intervenir el plan de estudios, al menos debemos recordarla, revivirla. De esto y más va Pan con bistec. Somos bastantes y seremos más. Tenemos mucho que hacer y queremos hacerlo”, son las palabras de arrancada de este proyecto.

Antecediendo a la exposición, en el mismo espacio de la Fábrica de Arte, el proyecto retomó el pasado enero las olvidadas Fiestas del Egresado. Fue así que ex-estudiantes de todas las graduaciones de la Vocacional pudieron coincidir en un mismo lugar –luego de 2010, fecha de la última fiesta en los predios de la Lenin– para compartir como en sus viejos tiempos.

Durante todo este mes los interesados podrán participar de Arquitectura escolar en revolución… en el Área de arquitectura y diseño industrial de la Fábrica de Arte, en sus horarios habituales. Luego de esto, “Pan con bistec” coordina otra serie de actividades que tributarán a la continuidad del proyecto, así como a detectar las vías para que la Escuela Lenin siga siendo lo que fue.

Foto: Claudio Pelaez Sordo.
Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Amalia Rojas, creadora y productora de “Pan con Bistec”, comentó que “para salvar el concepto La Lenin, deberíamos valernos de esa sensación intangible de arraigo y amor hacia la escuela, para levantarla. Yo sé, y sabemos todos, que en el país que vivimos existen miles de prioridades antes de una escuela preuniversitaria que por disímiles razones ha ido decayendo en todos los sentidos. También sabemos que sin el apoyo de las instituciones y el gobierno no podríamos llevar a cabo ninguna estrategia de salvaguarda. Sin embargo, regresando a ese sentir de pertenencia que permanece incluso en la graduación que este año culmina, podemos utilizarlo como vía para que no sea solo el presupuesto del país quien la recupere. ¿Acaso no es una acción válida que los estudiantes voluntariamente rescaten su escuela?”

“También sabemos que los mecanismos para procurar fondos no están del todo articulados en Cuba, pero pueden movilizarse en casos excepcionales –agregó Rojas. (…) Queremos demostrar que salimos de esa escuela tan bien formados que queremos que sea un patrimonio de la nación y heredarla a nuestros hijos. (…), hagamos algo. Que La Lenin sea una escuela, la que pueda ser”.

Foto: Claudio Pelaez Sordo.
Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Desde que hace algún tiempo la prensa y las redes sociales reflejaran la triste realidad de las instalaciones de la escuela Lenin y anunciaran el paso de una gran parte de estas a la Aduana General de la República de Cuba, las críticas y las expresiones de nostalgia se hicieron sentir en muchas plataformas. Algunas personas tuvieron la intención de apoyar al gobierno en el rescate y mantenimiento de las áreas de la Vocacional, pero de ahí a la fecha, nada más se ha dicho. “Pan con bistec” apoya, desde sus posibilidades, esa postura. Apoya la idea de mantener la escuela desde el hacer, desde lo que haga falta para recordarla y revivirla, aún bajo el riesgo de ser tildados de utópicos.

"(...) hagamos algo. Que La Lenin sea una escuela, la que pueda ser", comentó Amalia Rojas, fundadora y productora de "Pan con bistec". Foto: Claudio Pelaez Sordo.

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