Soy una curiosa incurable

Estrella Díaz acaba de presentar su último libro de entrevistas a artistas visuales cubanos.

Estrella Díaz. Foto: su cortesía.

Estrella es una comunicadora excepcional, que sabe conectar con sus entrevistados y con su público como pocos. Aprendió bien pronto a moverse con igual destreza en diversas ramas de la comunicación y el periodismo que es su base profesional. Auténtica, inquieta, humilde, curiosa incurable como se autodefine, acaba de presentar su más reciente libro Luces y sombras e inaugurar una muestra homónima de artes visuales en la Galería Carmen Montilla, pretexto perfecto para dialogar con OnCuba, revista que también es su casa.

Periodista, escritora, realizadora audiovisual y promotora cultural ¿cómo has logrado manejar y complementar todos esos roles?

Ante todo por la necesidad de comunicar. Siempre quise ser periodista, pero no tenía muy claro el por qué. Cuando comencé a trabajar en Radio Habana Cuba —emisora internacional que considero mi escuela y donde laboré durante veinte años—, descubrí que los distintos géneros periodísticos me daban la posibilidad de contar historias de diferentes maneras. Del periodismo emana todo: gracias a él comencé a escribir libros y también debido a él me inicié en la realización audiovisual. A pesar de que durante mi vida profesional he tenido que escribir sobre diversos y variados temas, las artes visuales siempre han ocupado un lugar de privilegio.

Estrella Díaz. Foto: su cortesía.

¿Por qué ese interés marcado y reiterado por las artes visuales?

Siendo aún estudiante de periodismo, a inicio de los ya lejanos años ochenta, fui a “cubrir” la inauguración de una exposición personal de Mariano Rodríguez. En ese momento mi desconocimiento sobre las artes plásticas era total. Recuerdo que llegué muy temprano al Museo Nacional de Bellas Artes y cuando me paré delante de esos lienzos repletos de gallos coloridos, sentí un estremecimiento: quedé fascinada. Ese fue el comienzo. A partir de ese instante y hasta hoy me sigo sorprendiendo ante la obra, ante la idea, ante la belleza de cada propuesta. 

¿Qué género/formato prefieres y por qué?

El género periodístico que más disfruto es la entrevista. Me seduce conversar sobre la vida de los otros, indagar, cuestionar, tratar de entender los mundos creativos de los artistas. Pero todo con absoluto respeto al otro. Escuchar diversos puntos de vista es vital. Esas indagaciones, por ejemplo, me han llevado a realizar y llevar a formato de libro dos textos: Diseño de una vida y Palabra de diseñador. El primero dedicado a María Elena Molinet y el segundo a Eduardo Arrocha, ambos Premios Nacionales de Diseño, y figuras imprescindibles de la cultura cubana. He tenido el privilegio de, en ambos casos, escribirles sus memorias.

Luces y sombras ha sido el título de tu espacio radial, de tu quehacer documental y de la columna que por años mantuviste en la revista OnCuba, ¿qué significa este titular para ti?

Es como el pozo, el nicho del que parte todo. Hace casi 22 años que llegué a Habana Radio, emisora adscrita a la Oficina del Historiador y desde entonces allí permanezco como colaboradora fundadora. Soy la realizadora de varios espacios, pero Luces y sombras —debo confesarlo— es el más mimado y gracias a él he tenido la inmensa fortuna de poder acercarme a la vida y la obra de muchísimos artistas visuales, sobre todo cubanos. Como el programa es semanal (sale al aire todos los jueves de 7:00 a 7:30 pm) me obliga a estar informada de lo que ocurre en Cuba y también en el mundo en este terreno. Es un espacio que no ha envejecido porque las artes visuales están en constante renovación y eso otorga al programa una gran vitalidad. De la radio, Luces y sombras saltó a la palabra escrita y comencé a publicar en la web de la emisora y en la revista de la cultura cubana La Jiribilla. Y ya son dos libros de entrevistas que han resultado de tal empeño.

¿Cómo surge la idea del libro y la muestra?

Este libro se armó a partir de entrevistas publicadas entre los años 2011 y 2018 y seleccionar siempre entraña una decantación. Y es complejo. El criterio fue intentar que el libro ofreciera una pluralidad en cuanto a lo que se está haciendo en nuestro país en el mundo de las artes visuales; de ahí que hay pintores, grabadores, diseñadores, dibujantes, ceramistas representantes de todas las tendencias y modos de hacer contemporáneos. Subrayo: es solo una pequeñísima muestra de lo mucho que se hace.

La realización audiovisual, hablemos de cuanto te ha aportado como profesional y que representa para ti.

El audiovisual ha sido, es, mi más reciente pasión. Me considero una periodista de la radio, medio que, lamentablemente, no muchos privilegian. No es que desestime la televisión —estoy consciente de su importancia y alcance—, pero nunca me sentí tentada a incursionar en ese medio. Al crearse la Productora de Audiovisuales de la Oficina del Historiador y teniendo como respaldo mi experiencia y relación con los artistas visuales, le propuse a la directora de la emisora y de la productora, Magda Resik, comenzar a hacer esta serie de documentales monográficos: estoy convencida que es muy complejo hacer un espacio radial sobre artes plásticas cuando solo se cuenta con el sonido y no se tiene la experiencia retiniana ¡tan importante! El primer documental lo dedicamos al maestro Alfredo Sosabravo, Premio Nacional de Artes Plásticas, y el criterio ha sido —además de la probada calidad de las obras— que los artistas seleccionados tengan una relación estrecha con la Oficina del Historiador. La serie me ha dado muchas satisfacciones y los artistas lo agradecen. Ya con eso me siento más que feliz y compensada. Sinceramente.

¿Qué hace Estrella cuando no escribe y no filma?

Me gusta mucho estar en mi casa y cocinar a pesar de lo difícil que es en Cuba enfrentarse a un fogón y una despensa desabastecida. A estas alturas no me avergüenza decir que me hubiera encantado dedicarme al arte culinario y ser chef o somelier. Disfruto inmensamente a mi familia, compartir con mi compañero y mis amigos —ron mediante—, pero sobre todo ¡cuidar de mis nietos!, hijos de mi única hija. Lucas tiene cinco años y es muy imaginativo e inteligente; adoro conversar con él. Dice que soy “su compincha”. Ana Lucía se acerca a los dos años y ya muestra ciertos rasgos de su carácter que, auguro, será muy fuerte. Ellos son el futuro y la continuidad y dos grandes razones para seguir considerando que la vida es bella y hay que verla en colores.

Proyectos, planes, perspectivas que podrías comentarnos

Al comenzar la pandemia, como todos, tuve mucha incertidumbre y miedo, pero lejos de paralizarme comencé a hacer, vía correo electrónico, una serie de entrevistas bajo la sombrilla de Conversando en tiempos de… La “justificación” era la pandemia, el aislamiento, pero en realidad quería indagar en lo que estaban haciendo un grupo de personalidades de nuestro país: pintores, periodistas, actores y actrices, economistas, filósofos, poetas, trovadores, historiadores, músicos… en fin, un mosaico variopinto. Al llegar a los ochenta entrevistados y en vista que ya estamos entrando en la nueva normalidad, la serie se cerró. Gracias a Ediciones La Memoria, del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, ya estamos trabajando para convertirlo en un e-book.

¿Qué te queda por hacer?

Una poesía: jamás he escrito un verso, que es palabra mayor.

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