Gordon Matthew Thomas Sumner, Sting, llegó a La Habana a mediados de enero de 2007 en una visita privada, pero no se encaracoló en la habitación de un hotel, ni se disfrazó de punk trasnochado, ni ancló un yate en la Marina Hemingway.
No quería prensa, pero se dejó conducir y conoció obras y artistas cubanos, visitó sus casas, compartió almuerzos y cenas, y fue complacido cuando dijo que quería aprender a bailar casino.
Al lado de él, casi todo el tiempo, estuvo el fotógrafo cubano Iván Soca quien ha “desclasificado” algunas de las fotos que tomó al ícono de la música británica, ex integrante de The Police y quien podría ser una de las celebrities que actuarían en Cuba pronto, ahora que ha comenzado el deshielo.
(El guitarrista Dominic Miller, quien trabajó con Sting desde 1991, presentó en octubre pasado en La Habana el disco “Hecho en Cuba”, junto a Manolito Simonet, y afirmó el interés de Sting de actuar aquí.)
“A él le propusieron que yo fuera el fotógrafo de abordo, y él aceptó. Yo siempre tomo distancia de mis fotografiados y resulta que al final eso sirve para que el fotografiado sea quien se acerque a uno y te haga suyo.” Así recuerda Soca su convivencia con Sting, a quien acompaño durante unos siete días. “Desde el desayuno hasta cuando iba a dormir”, en el Hotel Santa Isabel de La Habana Vieja.
“Fuimos a la Bodeguita del Medio, al Club Habana, que fue donde se encontró los músicos; a casa de Mirtha Ibarra donde compartió con los teatristas; a la de Roberto Fabelo donde conoció a artistas plásticos”.
“Hicimos un viaje en coche que fue tremendo por la Habana Vieja. Nos topamos con un borracho que lo reconoció y me preguntó: ¿ese es Sting? Y yo que no. Pero el borracho no se rendía. Y Sting se dio cuenta de que lo estaba reconociendo y dijo: Vamos. Entonces el tipo me agarró por el brazo y me dijo: tú me dirás lo que quieras, pero yo sé que ese es Sting”.
Nunca más Iván Soca tuvo comunicación con él después de que se fue. Si volviera a venir, Iván Soca se apunta para ser su fotógrafo habanero. “Me encantaría. Es una persona de una sensibilidad tremenda, que me permitió acercármele, incluso más allá de la distancia prudencial. Jamás me impidió ninguna foto”.
“Conversamos solo al final cuando me pidió que le regalara algunas fotos y yo por supuesto se las di todas. Me dijo que imprimiera algunas para verlas impresas y fue cuando tuvimos estas doce fotos en blanco y negro que publiqué hoy. Fue amable al permitirme darle algunos nombres de amigos míos a quienes les dedicó fotos. Ellos las tienen ahora como tesoros: Rochy Amaneiro, Darsi Fernández…”
“Tengo un amigo, Lancelot, que hizo unos óleos de un metro por un metro inspirado en estas fotos, con espátula. Espectaculares. Los tengo en mi estudio.”
Los Rolling Stones afirman haber reunido a 1,3 millones de personas en La Habana durante su concierto, y aunque a algunos le parece un número un poco exagerado, nadie duda que fue un suceso extraordinario. ¿Qué pasaría si Sting, de 64 años, se presentara aquí?
“La música de Sting es mucho más conocida. Entre los que fueron a ver a The Rolling Stones había muchos que ni siquiera conocían su música pero sabían que verían un espectáculo tremendo con 1,3 Kilos de audio. Pero había quien no sabía ni quién era Mick Jagger.”
Sting es uno de los músicos más conocidos en Cuba. Un sex symbol de oro que nunca estuvo “prohibido”.
Mr. Reagan says we will protect you
I don’t subscribe to this point of view
Believe me when I say to you
I hope the Russians love their children tooWe share the same biology
Regardless of ideology
What might save us, me, and you
Is if the Russians love their children too.(Fragmento de Russians)
Cubanos de varias generaciones podrían recibirlo y cantar con él, acompañar sus tonos graves, sus canciones conversadas, en esta nueva Habana que está siendo lisonjeada ahora por estas voces globales.
