Tamara Castellanos, contra viento y marea

Actriz, pero introvertida; prefiere expresarse a través de los personajes que la han encumbrado.

Tamara Castellanos. Foto: Cortesía de la entrevistada.

La historia de Tamara Castellanos es la de una mujer perseverante. Su trayectoria en la radio, la televisión y el teatro ha hecho de ella una de las artistas más queridas de la isla.

Tamara es introvertida. Sus pocas palabras reflejan una mujer sensible, y feminista hasta la médula. Así es esta actriz nacida en La Habana el 8 de octubre de 1970 que prefiere expresarse con más elocuencia a través de los personajes que la han encumbrado.

Su excelente desempeño interpretativo se puede apreciar en las telenovelas Bajo el mismo Sol, Historias de Fuego, Añorado encuentro, La otra Esquina, Los hijos de Pandora, entre otras en las que ha dejado constancia de su gran capacidad histriónica.

¿En qué momento te das cuenta de que estabas destinada al arte?

Mi madre siempre me orientó por el derrotero del arte, me llevaba a talleres en el Museo de Bellas Artes. Luego entré en la elemental de Artes Plásticas, en el curso nocturno, y fui vinculándome, a través de algunos amigos, con talleres de actuación; hasta que llegué a uno en la Casa de la Cultura de Plaza. El profesor era Tomás Piard. Allí me enteré de las captaciones para la Escuela Nacional de Instructores de Teatro (ENIT) y así comienza mi viaje hacia el arte dramático.

Tamara Castellanos. Foto: Cortesía de la entrevistada.

¿Tenías claro por dónde enfocar esa pasión o estabas experimentando?

Tenía clara la pasión, aunque en mi primer año por poco me la frustran: un profesor me dijo que no llegaría nunca a ser actriz porque era muy introvertida. Era cierto. Pero le debo gratitud a él y a mi madre, que me alentó con las palabras: “No es la primera decepción que tendrás, así que demuestra que está errado, levántate y supérate”. Así lo hice.

Tenía razón. Aquella no sería mi única decepción, pero sus palabras me han hecho fortalecerme y seguir contra viento y marea, siempre desde la superación personal.

En tu proceso de formación, ¿cuánto le debes a la Compañía Teatral Rita Montaner?

La Rita Montaner fue mi escuela y un puente para llegar más madura a la televisión. Llegué con un coprotagónico que le debo a mi formación en el teatro, el complemento a lo que aprendí con mis grandes profesores en la ENIT.

Mi paso por esa escuela fue una etapa linda, como lo fue mi trayectoria con la Compañía Rita Montaner. Hice grandes amistades y aprendí mucho de Daysi Fontao, Elsa Camp, Miguel Benavides y Heddy Villegas, que aún hoy es mi confidente. También de Felito Lahera, quien me propuso para mi primer papel en el espacio Día y Noche, “Golpe Mortal”, dirigido por Germán Navarro.

La radio llegó temprano a tu carrera. ¿Cómo fue para una actriz con formación teatral adaptarse a este medio?

 A la radio llego a través de Heddy Villegas. Sergio Vargas era vecino suyo, lo conocí, le dije que estaba interesada en experimentar ese medio y me invitó a hacerlo. Antes había que hacer “mucho banco” para pararse ante un micrófono. Tuve la dicha de ver a grandes como Teresa Rúa, Frank González, Maggy Castro, Irela Bravo, Leonor y Carlos Cabal, Fela Jar, Miriam Mier.

La radio fue otro medio que descubrí y que me dejó prendada para siempre. No digo que fue fácil, pero con los ejemplos que tenía a mi lado era difícil no aprender.

Tamara Castellanos. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Debutaste en la televisión con el policiaco Día y Noche, pero tu gran acercamiento al medio fue con la telenovela Las huérfanas de la Obrapía.

Fue mi primera telenovela. Pasé por tres castings para que me escogieran; un trabajo fuerte, pero que recuerdo con mucho agrado; tanto el proceso de estudio con Aramís [Delgado], como la grabación.

Tengo recuerdos muy gratos de ese dramatizado. Con el personaje de Rosario obtuve el Premio Caricato en el apartado de actuación secundaria.

Las Huerfanas De La Obra Pia Cap#01 Novela Cubana

¿Los personajes escogen a los actores?

Creo que los personajes nos atrapan. Siempre que tengo un rol dejo que fluya a través de mí. Muchas veces los directores encasillan a los actores, por eso trato de distanciar un personaje de otro y lo escudriño hasta sentirlo diferente.

Tamara Castellanos. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Has tenido una importante presencia en el espacio de la telenovela, podría mencionar Bajo el mismo Sol; Añorado encuentro; Historias de Fuego, La otra Esquina, entre otras. ¿Cómo logras que tus personajes conecten con la audiencia?

Siempre he tratado de que las dificultades a las que nos enfrentamos en los procesos productivos no afecten mi relación con el personaje. Busco constantemente formas de mejorar, para incentivarme y sentirme eufórica, como si estuviera defendiendo el primer rol de mi carrera.

Desde que asumo un personaje comienzo a investigar, hago la psicología del personaje y lo vivo.

Tamara Castellanos junto al elenco de la telenovela “Los hijos de Pandora”. Foto: Cortesía de la entrevistada.

¿Cómo trabajas para convertir el texto de los guiones en una historia verosímil?

Para lograr personajes veraces construyo una historia; analizo el antecedente a partir de lo que tengo en el guion, hurgo en la psicología. Hago una primera lectura, simple, sin cuestionar, abierta a las sensaciones de esa primera impresión. Luego hago la lectura crítica y después la descompongo y organizo los puntos de contacto del personaje conmigo para distanciarlo o acercarlo. Es un proceso largo, pero que disfruto al máximo.

Cuando interpretas un rol principal, ¿trabajas de una manera particular o te entregas igual?

Me entrego igual en todas las producciones, es mi máxima. Si decido asumir un personaje, lo hago con la mayor dignidad. La conexión con la audiencia parte de un compromiso que tengo como precepto: el respeto a los televidentes, al público. Como te he dicho, todos los personajes los abordo con la misma intensidad.

Además de la popularidad que has ganado con la televisión, ¿crees que este medio es una buena escuela?

Sí, es una escuela y un reto constante, sobre todo por las condiciones y la premura con que se realizan las producciones. No es por gusto que se dice que hacer telenovelas —en este caso, porque es lo que te lleva más tiempo— es la escuela, el escalón más alto dentro de este medio.

¿Cambió tu vida el reconocimiento de Artista de Mérito de la Televisión Cubana?

Nada cambió en mi vida con la distinción, ni siquiera el salario. Lo asumí como un reconocimiento a mi trabajo y al de otros tantos colegas que no lo tienen y que han sido mi ejemplo. Sí tengo que agradecer mucho a los que pensaron en mí para otorgármelo.

Te has movido entre el teatro, la radio y la televisión. ¿Crees que inclinarse por un solo medio sería limitarse?

Moverse entre varios géneros, cuando tienes la posibilidad, es lo que te permite ser un actor íntegro y a la vez te impulsa a la superación. En esta carrera siempre estás aprendiendo.

¿Existe racismo en nuestros medios de comunicación? ¿Han dejado de tomarte en consideración para un personaje por el color de tu piel?

Siempre me he sentido actriz y no una actriz negra, pero sí existe el racismo en los medios de comunicación de nuestro país. Nunca he entendido por qué hay que poner una cuota en una producción audiovisual de negros, mujeres y gays.

Salvo excepciones, es difícil ver actores negros protagonizando dramatizados cubanos; pero te confieso, ahora que estoy desde la realización, que tampoco hay muchos actores negros disponibles en el mercado de la interpretación, y sobre todo en ciertas edades. Esto viene de una historia que es mucho más larga y delicada.

Parte del elenco de la telenovela El rostro de los días. Foto: Cortesía de la entrevistada.

No has tenido una presencia constante en el cine. ¿No te ha interesado o has priorizado otros proyectos laborales?

Sí, he estado interesada en trabajar en el cine, pero ha sido el medio en el que no he tenido la gran oportunidad. Mi color de piel siempre fue un elemento complejo, porque para algunos directores era mulata y, para otros, negra; nunca encajaba en el perfil que buscaban.

En el cine no se me han dado muchas oportunidades como actriz, pero he tenido la dicha de estar en el equipo de trabajo de varios largometrajes. He trabajado en algunos proyectos como coach y asistente de casting, gracias a las productoras Lourdes García y Olga María Fernández. Aún recuerdo una producción franco-cubana rodada en Trinidad. Los camiones desfilaban en plena madrugada para comenzar a filmar; ha sido una de mis experiencias más placenteras e inolvidables. Es embriagante trabajar con placer y entusiasmo y respaldada por un buen equipo. En ese sentido, estoy complacida.

¿En qué piensas cuándo te ves en producciones de años anteriores? ¿Habrías hecho algo diferente?

Siempre que ves una producción de años anteriores, es lógico que te sientas insatisfecha. Con el distanciamiento, el tiempo y la madurez uno asumiría las cosas de forma diferente; pero a veces te alivias o te contentas cuando percibes que fuiste capaz de ir a la esencia y de asumir el trabajo con espontaneidad y frescura.

¿Cómo has conciliado ser actriz y directora? ¿Qué ha sido lo más complicado de tu faceta como lo segundo?

Me gradué de dirección en 2005, en FAMCA, y, como dije, me limitaba porque no me gusta hacer concesiones. Aparento ser tranquila, impávida; pero soy dinámica, rebelde. Me gusta que las cosas que decido emprender estén bien hechas o, al menos, sean dignas.

¿Qué diferencia a los actores de tu generación de los actuales?

El compromiso. Los actuales lo asumen de una manera diferente, a su tiempo; es algo generacional (me refiero a los jóvenes).

Tu imagen es la de una mujer muy serena. ¿Qué cosas te hacen enojar?

Soy una persona bastante serena y trato de disfrutar todos los procesos de la vida; pero como todo el mundo hay situaciones que me molestan. Si te tengo que ejemplificar, te diría que me hacen enojar el irrespeto, la mediocridad, la desidia, la mala educación y la hipocresía.

 

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