Mónica Alonso: “Es aburrido ser siempre una misma”

Mónica Alonso. Foto: Luis Malibrán / cortesía de la entevistada.

Mónica Alonso. Foto: Luis Malibrán / cortesía de la entevistada.

Mónica Alonso quiere ser muchas personas a la vez, aunque los cubanos la recuerden como Isabel, un personaje inolvidable de la popular teleserie Doble Juego (2002). Por eso nunca dejará la actuación, la profesión que le permite “escapar de mí, de mis historias, de mis problemas, de mis inflexiones, y de mis reflexiones”.
Se graduó de la Escuela Nacional de Arte y estudió en la escuela de Ballet. Pero fue una adolescente rebelde –Isabel– el papel que cambió su carrera.
“Significó aprendizaje, desahogos y es una muestra de que el amor y la fidelidad pueden estar en cualquier rincón y bajo cualquier sol. Es un personaje con el cual muchas personas sintieron conexión”, dijo a OnCuba sobre su primera gran oportunidad como actriz, bajo las órdenes del director Rudy Mora.
Te diste a conocer en la televisión, pero también has trabajado en el teatro y en el cine ¿Qué destacarías de cada uno de ellos?
Todos tenemos nuestras preferencias y nuestras carencias. A mí el cine aún me sigue pareciendo mágico cuando veo una película completamente montada. El teatro también me fascina, fue el que me dio vida, el rincón en el mundo donde me encontré cómoda por primera vez. Y la televisión es tal vez la manera más intrépida de llegar a un público más extenso.
En mi caso, importa más el texto que el medio. Me mueve un buen guión. Imagino que a nadie le gusta que le encasillen ni con personajes, ni con medios. Creo que las limitaciones son muy personales o circunstanciales.

Mónica Alonso. Foto: Luis Malibrán / cortesía de la entevistada.
Mónica Alonso. Foto: Luis Malibrán / cortesía de la entevistada.

¿De qué manera asume sus personajes?
Hablamos de la emoción y eso siempre es muy modulante, pero de dentro hacia fuera consigo exponerlo mejor. Intento comprender el papel para después recrear el resto que lo compone: lo gestual, la voz, los movimientos, el vestuario. Todo es una consecuencia de esa transformación personal. Actuar es un proceso de creación que disfruto mucho.
Soy una amante de la transformación, de lo diverso; me gusta poder convertirme en todo aquello que me es distante, no sólo de mí, sino también del resto de mis personajes. Esto se ha convertido casi en una imposición, en un parámetro a la hora de trabajar.
Quien ha actuado alguna vez sabe lo liberador que puede ser vivir historias ajenas a su propia vida: es algo que te aporta, te nutre, te hace flexible, te enloquece también; aunque no le temo a la locura. Todos buscamos en el fondo algo que nos enloquece.
¿Cuán difícil es para una actriz extranjera conseguir un papel protagónico en el mundo de la televisión internacional?
Realmente no se hace difícil una vez que tienes el trabajo. La comunicación con el equipo, o la manera de trabajar es como en todas partes: uno congenia con algunos y con otros te sientes menos comprendido. El problema es cuando tienes un acento cubano infalible y complicado de domesticar, entonces trabajar en un océano con tantos peces y con limitaciones de acento se hace complejo aunque no imposible.
Hay, sin embargo, otras dificultades o limitaciones menos llevaderas que el acento. Muchos muros que tienes que decidir si saltas o no y en función de tu elección y de tu salto tendrás visa para hacer grandes producciones, o quedarte con poco trabajo, pero con más convicciones. Creo que esas elecciones son las que más condicionan tu carrera.
Mónica Alonso. Foto: Luis Malibrán / cortesía de la entevistada.
Mónica Alonso. Foto: Luis Malibrán / cortesía de la entevistada.

¿Qué extraña de Cuba? ¿Qué llevaría de su tierra a España?
Creo que en Cuba hay muchísimo talento, pero poco respeto a él. Me gustaría que algo tan sencillo como tener un representante que te busque tus trabajos, y te negocie los contratos sea posible, por ejemplo. A España llevaría el talento, por supuesto, y esas ganas enormes de muchos cubanos de comerse el mundo; importaría sueños.
¿Qué adjetivos describen mejor a Mónica Alonso?
No me gusta regocijarme de aquellas características que hablen positivamente de mí, tampoco de las negativas. Pienso que todos somos esclavos de nuestras circunstancias. Quizá la sinceridad sea aquella palabra que más se acerca a una definición de lo que busco en la vida, y me parece injusto no dar lo que pido.
No siento siquiera que sea una cualidad, más bien creo que es una necesidad constante en mi vida, algo que nutre la base de mi profesión. Necesito hallar la verdad de las cosas para entrar en su alma, y para que entren en la mía. No obstante me gustaría pensar que mi mayor virtud es ser la madre de Habana, mi hija.
¿Por qué sigues dedicándote a la actuación?
Me parece aburrido ser siempre uno mismo y, por el contrario, me parece fascinante traspasar las barreras de las etiquetas con las que tenemos que lidiar a diario. Creo que elegí esta profesión entre tantas para poder escapar de mí, de mis historias, de mis problemas, de mis inflexiones, y de mis reflexiones, por ser más que yo misma, por ser más que una sola. Por eso sigo.

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