Un corazón titiritero

Años atrás era el típico adolescente rebelde sin causa, que saca de quicio a sus maestros, que se resiste a todo orden; protestón por excelencia, travieso e inquieto hasta la locura. Apenas lo pensaba para andar de fugitivo o de intrépido aventurero enganchado detrás de un camión, sin el menor miedo a dejar la piel en el asfalto.

“El teatro cambió mi vida, me ha hecho mejor persona”, confiesa el joven actor matancero.

Así era, con 12-13 años, Herlys Sanabria Urra, y nadie hubiera imaginado que un genio semejante podría cambiar de la noche a la mañana, dos años después. Menos, que décadas más tarde su tesón y entrega le avalarían el Premio Caricatos 2013, por su desempeño actoral en Se durmió en los Laures y Cucarachita Martina.

“Antes no me interesaba estudiar, porque no le hallaba un sentido a mi vida. Lo mío era disfrutar”, confiesa con una sonrisa el también integrante del grupo de Teatro Papalote, mientras sus ojos revelan un encanto diferente, mezcla de esa madurez que llega con los años y un ardor juvenil que pugna por no extinguirse.

“Mi vida cambió en aquel taller de verano con Miriam Muñoz. Ella no sabe que rescató un ‘caso social’ de la calle y lo convirtió en ser humano. Allí comencé a entender lo que sucedía a mi alrededor y empecé a experimentar nuevas sensaciones, cosas bonitas. Le encontré una utilidad a mi desbordante energía y decidí canalizarla hacia algo provechoso y hermoso a la vez.

“A partir de ahí fui mejorando en todo; dejé de escaparme, levanté mi índice académico. Empecé a estudiar y estudiar…, compré mis propios libros. Entendí por fin, que el conocimiento es poder, aunque no tengas un peso en el bolsillo.”
Herlys Sanabria Urra, premio Caricato 2013, en Se durmió en los laureles.

Herlys Sanabria Urra, premio Caricatos 2013, en Se durmió en los laureles.

LA AVENTURA PROFESIONAL

Tras el taller, Herlys se inicia junto a otros cinco jóvenes en el grupo de Teatro Papalote, dirigido por el destacado dramaturgo René Fernández.

“Era otra cosa totalmente diferente. Pasé del mundo dramático al de los títeres, y eso me enamoró aún más del escenario, y como tal de los muñecos.

“El títere es un personaje desde que sale a escena y nosotros como sus manipuladores, tenemos que estudiar sus características, que son bien complejas: la voz, las acciones que realizan, porque su dinámica no es igual a la de un actor: el títere pasa de un suceso a otro en cuestiones de segundos.

“Con esa violencia de caracteres, y en ese mundo gigantesco de personalidades y elementos de gran comicidad, quedé fascinado porque el muñeco me permite hacer cosas que un actor no puede.

“Un muñeco puede ser una escoba, un par de gafas…, cualquier objeto inanimado, basta creer que es un personaje.
Herlys Sanabria Urra, premio Caricato 2013

“Me gusta producir alegría, nostalgia, sentimientos humanos, que es otro de los propósitos del teatro como elemento fundamental del mejoramiento humano, tanto para quien lo hace como para quien lo ve “, apunta Sanabria.

“De niño utilizaba un cucharón y para mí era una nave espacial, y eso me lo creía al cien por cien. Esa fe, esa creencia es lo fundamental para concebir cualquier cosa como un personaje con vida propia. Una vida que le entregas tú como su manipulador. Una vida que sientes primero dentro, luego la canalizas a través de los brazos y llega al muñeco.

“En muchas ocasiones se subvalora el teatro de títeres como algo poco profundo, pero no es así. Hay espectáculos  para adultos, que dicen tanto como cualquier obra de Shakespeare, con igual cantidad de conceptos, con la misma profundidad. Todo está en cómo se aborde el títere, la puesta en escena, la concepción.”

Mientras hablamos puedo notar esa pasión que distingue sus actuaciones. El tono de su voz, el brillo en la mirada delatan su corazón titiritero,  al punto que ya no consigue hacer otra cosa si no es con muñecos, o al menos un elemento de manipulación en sus manos (tres pelotas, bolos…), algo que despierte emociones, fantasías, que siempre sorprenda como esos espectáculos en los que lo mismo se anima un títere con un pie, la oreja, o el hombro…

Sanabria lo ha visto muchas veces en esa universidad poco convencional que ha pasado a lo largo de estos 18 años sobre las tablas, y en los múltiples talleres y festivales a los que ha asistido. De todos ellos ha tratado de extraer lo mejor. No en balde ya los medios le reconocen como un experimentado manipulador de marionetas.

‘¿Manipulador?’, pienso, pero, periodista al fin, no me puedo callar la duda.  El término por artístico no deja de ser denso.

“Algunos ven la manipulación como un concepto negativo, para mí no es un problema, porque sé que la mía es solo artística. Lo hago para producir alegría, nostalgia, para divertir, para provocar sentimientos humanos, que es otro de los propósitos del teatro como elemento fundamental del mejoramiento del hombre, tanto para quien lo hace, como para quien lo ve.”
Herlys Sanabria, premio Caricato 2013

“El teatro de títeres demanda constantemente mantener ese mundo de fantasías”, asegura el discípulo de Miriam Muñoz. Foto: Reinier Dávalos Peña.

Herlys es un gran conversador, como un niño grande que no puede callarse todo lo que lleva dentro, con ese entusiasmo que contagia y aviva. Mientras lo escucho, trato de imaginarlo en la preparación de sus obras, esos días que confiesa son terribles, que le quitan el hambre, el sueño, hasta que encuentra el personaje.

Por un momento lo veo con Don Calderón en las manos, en un diálogo mágico y silencioso que solo ellos dos comprenden. La cara del muñeco es dura y fruncida, como el típico malo de la obra, y así es su voz. Herlys no tiene dudas, por eso lo observa con cuidado, para cerciorarse. Así lo hace con cada muñeco durante el montaje, como si por una extraña suerte de metaficción permutaran sus esencias hasta conocerse mutuamente.
Herlys Sanabria en Se durmió en los Laureles

“Cualquiera no puede hacer de payaso. Como personaje que hace de ser humano precisa mucho estudio y atención”, sostiene Sanabria

Pero de payaso es otra cosa.

“De veras no me gustaba actuar como payaso, lo consideraba un personaje muy difícil. Hay personas que piensan que con ponerse una nariz y una peluca ya es suficiente. Sin embargo, no es así. Precisa mucho estudio para no hacer el ridículo y que quede bien, que los niños lo disfruten y uno también.”

SU ADICCIÓN PREFERIDA

“Desde que comencé como titiritero me hice adicto a la carcajada de los niños. Ellos tienen, como un sexto sentido, que si no les gusta lo que están viendo en escena, si no encuentran ese grado de credibilidad, de fe, se ponen incómodos en la butaca,  se levantan o dicen por lo claro que no les interesa la obra.

“Los actores para niños pensamos muchas veces lo que vamos a hacer, como si fuera para un adulto. Al niño hay que traducirle las cosas, pero también se les puede hablar de temas profundos. La clave está en cómo se le lleva eso al pequeño.”

Incitado por esa preocupación Herlys ha devorado cuanto texto de psicología ha caído en sus manos.

Herlys Sanabria Urra, Premio Caricato 2013. Foto: Reinier Dávalos Peña (11) []

Herlys Sanabria Urra, Premio Caricatos 2013, se convirtió en un adicto a las carcajadas de los niños. Foto: Reinier Dávalos Peña
“Trabajar con niños me obligó. Y no es que ahora los actores nos convirtamos en psicólogos, pero es importante para el propio tratamiento de los personajes. Además de que, particularmente me encanta, soy muy inquieto, siempre estoy preguntando sobre el comportamiento de los niños, porque es importante conocer en qué faceta se encuentran para montar una obra. Eso determina que se diga más o menos.

“Aunque las obras de René por lo general están destinadas a la familia cubana. Hay momentos donde se divierte el niño de un año, en otros, los más grandecitos, hasta el abuelo de 70 que llevó al nieto a la presentación.

“Por eso siempre insisto en que los padres lleven a los hijos a una obra de teatro: es una experiencia única, viva, donde se divierten y aprenden.

“En Matanzas tenemos la suerte de contar con un público identificado con esta manifestación, sobre todo consumidor de teatro infantil. No en balde, se le recomienda a grupos de teatro de todo el país que pasen por aquí, pues si la obra funciona en Matanzas es casi seguro que funcionará en cualquier otro lugar, porque ya existe una cultura al respecto. Una cultura que a la vez te exige siempre una mejor actuación.

“No es posible  falsear o estar cansado. Por ello resulta tan importante mantener ese mundo de fantasías que constantemente demandan los títeres.
Herlys Sanabria Urra, premio Caricato 2013

“En medio de nuestra abrumadora realidad, siempre encuentro un tiempo para crear”, asegura el joven actor, quien ya destaca en el mundo de las tablas por su talento y entrega.

“Desde  chiquito tuve esa facilidad, nació conmigo. En medio de nuestra abrumadora realidad siempre encuentro un momento para crear, para imaginar, ya sea escuchando música o sentado a la orilla del mar…

“Mi único escape es justo eso: crear”, sostiene el joven yumurino que no solo ostenta el Premio Caricatos,  otorgado por la UNEAC, sino también otros lauros en los festivales de teatro en Guanabacoa y Santa Clara, por los méritos de su destreza en el manejo de los títeres, aunque el principal reconocimiento lo recibe en cada función, cuando estruendosas carcajadas inocentes se hacen cómplices de su ingenio creador.

Por: Yamila Sánchez Rodríguez
Fotos: Reinier Dávalos Peña

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