Una mujer desnuda cabalga un gallo en La Habana

Hace unas horas en la Plaza Vieja de la vetusta Habana quedó emplazada una obra monumental de Roberto Fabelo. La figura, hecha en bronce, fue donada por el Premio Nacional de Artes Plásticas 2004, al Centro Histórico de la capital.

Sobre un imponente gallo de mirada desafiante, cabalga una mujer –de tamaño real- que sostiene en su mano  derecha un tenedor gigante. La voluptuosa jinete se encuentra desnuda y solo calza unos zapatos cerrados; sin embargo no se ruboriza por mostrar su cuerpo a todos los transeúntes. Ella se muestra serena y pensativa arriba de ese animal que, evidentemente, ha logrado domar; quizás con sus encantos o tal vez usando de vez en cuando el tenedor.

Aun no conocemos cuál será el nombre de esta obra. Pero lo cierto es que en solo unos pocos años La Habana Vieja se ha llenado de esculturas que embellecen su entorno: el Caballero de París, la madre Teresa de Calcuta, Antonio Gades, Frédéric Chopin… y hace algunos meses quedaron emplazadas dos figuras más abstractas: “La conversación”, que simboliza a dos seres en un profundo y ameno diálogo en la Plaza de San Francisco de Asís y “Natura” la cual  alude a una inmensa flor que nace de los adoquines de la Plaza Vieja.

Y ahora, en ese mismo lugar, encontramos a esta mujer que pasea sobre su gallo. Quizás recordándonos que el sexo femenino es capaz de domar con sus encantos hasta al más bravío. Aunque también podemos interpretar que con su tenedor nos está invitando a disfrutar de la gastronomía de La Habana Vieja, o de los restaurants que se encuentran en esa Plaza, como el Santo Ángel, el Café Escorial o la Cervecera Plaza Vieja.

Sobre esta nueva obra el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, nos dijo que poco después de su colocación, “comenzaron a llegar los paseantes asombrados entorno al gallo y a la figura que está sobre él. Los niños, también ingenuos, quisieron arrancar algunas plumas, como si el bronce cediese a sus deseos, otros querían cabalgar junto a la efigie, otros tocar o golpear a ver si era de verdad. Algunas personas me dijeron, habrá que poner un valladar en torno a la escultura; pero dije que no, que prefería reunirme con todos los niños en la Plaza y hablarles del gallo y de su magia”.

De esas historias seguro le contaremos en OnCuba más adelante. Ahora solo resta invitarlo a disfrutar la escultura y si puede tomarse una foto junto a ella, pues no lo dude: esta mujer desnuda que sostiene un tenedor y cabalga un gallo se convertirá en otro de los símbolos de La Habana y de Cuba.
 

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