Antonio Lusson, un cubano en el kite surfing

Antonio Lusson. Foto: Yaniel Tolentino.

Antonio Lusson. Foto: Yaniel Tolentino.

“Por culpa del kite surfing tengo dos operaciones de rodilla. De por vida me pusieron dos tornillos y una presilla; los hombros se me han dislocado varias veces y tengo también muchos esguinces en los tobillos. Las costillas me las he partido cuatro o cinco veces. ¿Golpes? A cada rato me miro al espejo y me encuentro algún moretón y digo: ah, esto fue ayer”.

Es Antonio Lusson –nieto–, uno de los mejores practicantes cubanos de este deporte, aunque a sus 32 años ya no pueda competir. Ni lo dejan sus coterráneos.

De eso él está muy seguro:“Los Cuban Kite Surfing de Varadero hicieron una competencia el pasado 18 de marzo. Me invitaron pero como juez. Cuando llegué, todo el mundo empezó a decir: no voy a competir contigo. Nadie quiere competir conmigo, porque llevo 15 años navegando y como he practicado tantos deportes –natación, patinaje, polo acuático, vela, tenis, squash– he adquirido muchas habilidades que las aplico al kite”, dice Lusson.

Pero, ¿de dónde viene ese interés de Lusson por los llamados deportes extremos? Contrario a lo que pudiera pensarse, él no se decantó por la política ni siguió los pasos de su abuelo, el General Antonio Enrique Lusson, quien llegó a ser vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba.

Desde pequeño su vida ha transcurrido entre olas: “Nací pegado al mar y desde entonces estoy metido en el mundo de los deportes acuáticos. Mi papá era nadador y yo estudié en escuelas de deportes, donde fui parte del Equipo Nacional Infantil de Natación. Empecé como nadador hasta que me pasé para polo acuático y después llegué a ser del Equipo Nacional de Patinaje de Carreras, que no tiene nada que ver con el agua, pero es de los llamados deportes extremos, que siempre me han llamado la atención. De hecho, he practicado muchos deportes de ese tipo, aunque prefiero llamarlos alternativos: patinaje con acrobacia, patinetas, mountan bike en rampa”.

Antonio Lusson. Foto: Yaniel Tolentino.
Antonio Lusson. Foto: Yaniel Tolentino.

Y de los deportes acuáticos, ¿cuál prefieres? ¿Qué otras modalidades has practicado?

He practicado muchos también, por ejemplo, moto acuática, donde resulté campeón nacional en una ocasión. Antes de mí, mi padre era el campeón de Cuba.

¿Sabes lo que es la tabla con vela? Pues me pasé después para la vela cuando formaba parte del Equipo de Patinaje de Carreras. Resulta que el entrenador era amigo mío y yo le decía que me llamara solo para las competencias: yo entreno en mi casa, le decía. Por eso, como montaba vela de la forma en que quería –sin tener en cuenta el circuito sino haciendo acrobacias– cuando me llamaban para una competencia siempre ganaba porque tenía muchas habilidades. Para mí era muy fácil el circuito, pues solo debía darle la vuelta y llegar primero.

¿Cómo llegas al kite surfing?

Estando ya en ese mundo, una vez veo un video de vela en el que salía un kite y me pongo a averiguar. Entonces contacté a un amigo mío que estaba en Hawai y trajo dos: uno para mí y el otro para un colega. Ambos nos pusimos a entrenar entonces, pero como a los quince días me quedé practicando solo porque él se fue del país. Por eso digo que fui el primero de Cuba en montar kite; no conozco a nadie que lo haya hecho antes aquí. Claro, desbaraté aquel kite porque no sabía cómo manejarlo bien.

En una competencia de moto acuática en Cienfuegos, conocí algunos representantes de la marca RedBull y hablamos sobre los deportes alternativos. No sabían si en Cuba se practicaban, pero les expliqué que sí gustaban mucho. Les dije que practiqué kite surfing por un tiempo, pero se me desbarataron los equipos. Uno de ellos era instructor de kite y me dice: Yo tengo un kite ahí, lo voy a sacar; si tú logras montarte sobre la tabla, vamos a hacer un evento de kite surfing en la playa y donaremos los equipos. Él quería ver si era verdad que yo sabía y se lo demostré.

"Fui el primero de Cuba en montar kite; no conozco a nadie que lo haya hecho antes aquí". Foto: Yaniel Tolentino.
“Fui el primero de Cuba en montar kite; no conozco a nadie que lo haya hecho antes aquí”. Foto: Yaniel Tolentino.
Foto: Yaniel Tolentino.

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El 29 de agosto de 2003 tuvo lugar en la playa El Mégano el primer evento de kite surfing patrocinado por la RedBull en Cuba y organizado por Lusson. “Era como una fiesta de promoción y para que la gente conociera los deportes, la marca puso todo lo necesario. Intentamos que hubiera participación de todas las modalidades. Se llevaron rampas para que fueran la gente de BMX, patineta, y participamos también los que montábamos vela y tabla.

“Marcus Bohm, representante alemán de la RedBull, trajo a un profesional de BMX, otro de patineta y uno de los diez mejores del mundo en kite, un dominicano. Dos meses después se realizó otro evento dedicado únicamente al kite. Vino el mismo dominicano y otro practicante, ambos estaban entre los diez primeros del orbe, y una mujer que tenía una de las 3 mejores marcas mundiales. Trajeron 8 kites y los donaron con el compromiso de que se empezara a ampliar ese deporte en Cuba”, recuerda Antonio.

Con ese material, Lusson comenzó a dar clases. Marcus Bohm le dio las claves para que lo hiciera: “En aquel momento nadie se imaginaba que en Cuba pudiera hacerse kite. Sin embargo, hoy el país tiene algunos de los mejores lugares donde se practica este deporte: Cayo Coco y Cayo Guillermo. Anualmente en la temporada de noviembre-diciembre y marzo-abril en esos cayos hay 300 o 400 personas haciéndolo y resulta impresionante ver en una playa tan pequeña a toda esa gente practicando kite”.

Pero esa práctica es turística, ¿cuánto se ha desarrollado este deporte entre los cubanos?

Cuando empecé le di clase a un grupo de diez muchachos y algunos se mantuvieron practicando. Hubo uno que dejó de hacerlo y ahora recomenzó. En La Habana, por ejemplo, puede que haya 50 personas que monten, pero en Varadero están los Cuban Kite Surfing que son un grupo mucho más numeroso.

Un equipo completo de kite puede costar entre 2000 y 2500 dólares, ¿no es demasiado caro para los cubanos ese deporte?

Carísimo, pero es caro en todo el mundo si te vas a los precios originales. Aunque en Cuba los equipos salen muy baratos porque los turistas los traen y los regalan o venden baratos por hacerle el favor a la gente. Acá nadie paga más de 1000 dólares por un equipo de kite, que incluye el papalote, la línea con la barra, el arnés y la tabla.

Foto: Yaniel Tolentino.
Foto: Yaniel Tolentino.

Lo que hace falta es que crezca más el deporte en Cuba porque una vez que se reconozca por parte del INDER, pueden aceptarse donaciones o pedir envíos a afuera. Actualmente no existen tiendas y los equipos son traídos de otros países por extranjeros. Quizás porque es un deporte caro no lo quieren reconocer. Piensan que tendrán que pagar los equipos, pero hay otras vías, quizá autofinanciamiento de los deportistas con apoyo institucional.

Si se reconociera como deporte resultaría mucho más fácil realizar eventos y competencias, y no fuera tan complicado obtener permisos para poner música en la playa, solicitar ambulancias y policías, que son cosas que deben hacerse en los eventos por tratarse de un deporte de alto riesgo.

Cuba es una Isla y debería dársele más énfasis a los deportes náuticos porque las condiciones naturales están a su favor. Yo le he dado la vuelta la Isla con el equipo de RedBull buscando playas y lugares bonitos. Hemos visto que toda la costa norte es propicia para practicar la vela, incluido el kite, la tabla, el catamarán. Cuba tiene muchísimas perspectivas por las playas, que es una de las cosas que más se busca para desarrollar eventos: la belleza de las playas.

Foto: Yaniel Tolentino.
Foto: Yaniel Tolentino.

¿En qué eventos internacionales has participado recientemente?

El año pasado estuve en el Campeonato Mundial de Tenerife, pero ahí monté como parte de la exhibición, fuera de competencia. Fui como parte del equipo de la marca Core. Soy el único cubano con patrocinio de esa marca. Un representante de la marca me pidió que probara sus equipos y me gustaron. Actualmente estoy en su página oficial como parte del equipo de practicantes de todos los países y me patrocinan también. Ellos me dan todos los materiales gratis. Anualmente me los cambian por nuevos.

Foto: Yaniel Tolentino.
Foto: Yaniel Tolentino.

¿Tienes pensado continuar entrenado a los cubanos que se interesen por el kite surfing?

En los Centroamericanos creo que solo estará el kite femenino y aquí se está planteando la idea de llevar un equipo. Entre ellas iría mi esposa, que lleva muchos años montando. Si se empezara a preparar a otras mujeres yo me encargaría de eso. Aquí todo el que viene a decirme que quiere aprender, yo lo enseño, solo que tienen que comprarse sus equipos y traerlos, para tener la garantía de que no será un entrenamiento en vano.

A la gente le gusta mucho este deporte y muchos de los que antes hacían vela se han pasado para el kite porque es hasta más barato y más fácil de transportar.

¿Qué se necesita para ser un buen surfista en el caso del kite?

Mucha habilidad, porque están tratando de convertirlo en deporte olímpico. Lo llamativo de este deporte es la habilidad en acrobacia. Creo también que para ser un buen surfista hay que ser arriesgado, atrevido. Puedes llegar a coger 25 metros de altura, una velocidad por encima de los 100 km por hora y te puedes meter en olas de hasta 20 metros.

¿Has podido medir tu máximo salto?

Tengo medido solo un salto de 10 metros, pero yo he cogido posiblemente los 20. El problema es que el medidor –una especie de GPS que se pega a la tabla y te da la medida exacta– lo trajeron hace poco. Pero he saltado mucho más de 10 metros.

"He saltado mucho más de 10 metros". Foto: Yaniel Tolentino.
“He saltado mucho más de 10 metros”. Foto: Yaniel Tolentino.

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Lusson no solo ha saltado tan alto en el deporte. Desde hace unos años es dueño de uno de los cafés con más visitantes en La Habana. El Fortuna de 1ra y 24, decorado con un estilo vintage que atrae mucho público. Debajo del Café Fortuna, sin embargo, desde 1996 se erige el restaurante El Palio.

“Tengo este restaurante, El Palio, que es de mi familia y se creó desde el 96, cuando abrieron por primera vez las licencias y yo tenía como 12 años. Es de los 11 restaurantes más viejos que hay en La Habana. Luego abrí el Café Fortuna, siguiendo la misma idea del lugar estatal original, del mismo nombre, situado antes en 3ra y 28″.

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