¿Y si apostamos a Yarisley Silva?

Silva buscará este jueves en Lima revalidar la corona panamericana de la pértiga. La pinareña llega a la lid continental con marcas inferiores a las de sus principales rivales, justo como sucedió hace cuatro años en Toronto.

La pertiguista cubana Yarisley Silva. Foto: Otmaro Rodríguez / Archivo OnCuba.

La pertiguista cubana Yarisley Silva. Foto: Otmaro Rodríguez / Archivo OnCuba.

Me recuerdo, perfectamente, rodeado de brasileños en las gradas del estadio de la Universidad de York, en Toronto. Hace cuatro años, el 23 de julio, una torcida verdeamarela apoyaba sin cesar a Fabiana Murer, y otros –muchos menos–, gritaban por la estadounidense Jennifer Suhr.

Ellas llegaron a los Juegos Panamericanos del 2015 como las principales favoritas de la pértiga, luego de saltar consistentemente en las primeras competencias de aquella temporada atlética, y nunca imaginaron que, al final de una noche clara en las afueras de Toronto, ninguna de las dos terminaría en lo más alto del podio.

La caída de Murer y Suhr en la urbe canadiense asombró a todos y, a la postre, sirvió de preludio para el resto de la campaña, en la cual otra figura salió de las sombras, emergió y se pegó al cielo como una verdadera estrella.

Silva todavía no se rinde. Foto: Otmaro Rodríguez.

Han pasado cuatro años y la pértiga de los Juegos Panamericanos de Lima presenta un panorama bastante similar. Algunas protagonistas repetirán, otras se sumarán a la fiesta, y todas, absolutamente todas, no perderán de vista a Yarisley Silva, la chica que rompió con los pronósticos en Toronto.

Como en la lid canadiense, ella llega a la capital peruana bajo mínimos, con una tímida marca de 4.70, la cual han superado otras 12 saltadoras a lo largo de la temporada, incluidas tres que estarán ahora en La Videna.

Las norteamericanas Katie Nageotte (4.82) y Olivia Gruver (4.73), y la canadiense Alysha Newman (4.77) sobresalen como las contrarias a batir por Yarisley, quien no lleva pronóstico de oro. De hecho, muchos ni siquiera la visualizan en el podio, pero no conviene descartarla tan rápido.

La historia que les conté sobre Toronto, no termina ahí.

Yarisley, además de tumbar a Fabiana Murer y Jennifer Suhr, superó por diez centímetros (4.85) el récord panamericano que ella misma había impuesto cuatro años antes en Guadalajara 2011.

Diez días después, elevó su marca personal hasta 4.91 en Beckum, Alemania, y, a finales de agosto, ganó el título mundial con un espectacular 4.90 en Beijing. Definitivamente, muchos la subestimaron y ella respondió en el campo, callando bocas.

Es cierto que anda ya por los 32 años, es cierto que sus capacidades atléticas pueden haber disminuido un poco, pero Yarisley conserva intacto un espíritu competitivo muy superior al de muchas rivales, tiene el don de crecerse en citas de alto estándar y, obvio, suma incontables horas de vuelo que se traducen en pura maestría deportiva.

“Todo lo que me ha tocado enfrentar en la vida, me ha permitido entender que de cada oportunidad debemos sacar lecciones. Este año aprendí que avanzar no solo significa dar pasos hacia adelante, sino que hay veces en las que se hace necesario retroceder, arreglar cosas que van quedando en el camino y luego seguir adelante, para llegar más lejos”, dijo Yarisley a Deporcuba hace alrededor de una semana, prueba de que apelará a toda su mística para dar la clarinada, otra vez, en la cita peruana.

Particularmente, no creo que Yarisley vaya a ganar en Lima, pero tampoco pensaba que eso podía pasar en Toronto y terminé con mis pronósticos enterrados a cinco metros de profundidad. Si ustedes quieren apostar por ella, yo los apoyo.

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