Abreu, ¿camino a la antesala?

Puede sonar descabellado, pero es verdad: a partir de esta noche, en la subserie ante Milwaukee, José Dariel Abreu podría dejar tres días consecutivos la custodia del primer cojín para encargarse de la tercera base.

Como lo lee. El mentor Robin Ventura piensa cambiar al cubano de una esquina a la otra para el compromiso contra los Cerveceros, alegando que “Abreu puede hacerlo. No digo que ninguno de estos jugadores no pueda ocupar una posición en la que no se sienta cómodo o pudiera no ser su mejor posición, pero él lo puede hacer. Podemos moverlo a tercera base. No siento miedo de hacerlo”.

Hasta el momento, Abreu ha tenido 131 juegos de Grandes Ligas como titular de la inicial, la mayoría de ellos en una espléndida campaña 2014 en la cual despachó 36 cuadrangulares, empujó 107 carreras y conectó para .317, con slugging de .581. Tan desaforada actuación lo llevó a intervenir en el Juego de Estrellas, ser nombrado Novato del Año, recibir el Bate de Plata y ubicarse cuarto en la votación que distingue al MVP.

Sin embargo, Ventura parece dispuesto a sacar de su hábitat natural al toletero clave de la escuadra. ¿Y cuál es la causa de tan inesperada decisión? Según el manager, abrirle espacio en los juegos de visita contra equipos de la Liga Nacional –como es el caso de Milwaukee- al veterano Adam LaRoche.

Se trata del principal designado de la plantilla, quien ganó el Guante de Oro en primera base en 2012. Y con tal de no prescindir de sus servicios, el otrora estelar pelotero optaría por mover al sureño a una posición que jugó en Cuba, pero hace demasiados años ya.

Lo curioso es que LaRoche no amerita tanto movimiento. En doce temporadas al máximo nivel el hombre solamente ha cumplido dos veces con el centenar de impulsadas, y su average de .263 tampoco habla mucho a su favor. Para colmo de males, en este curso exhibe estadísticas precarias en indicadores como promedio (.212), slugging (.341) y ponches (32 en apenas 85 turnos oficiales).

Todo sea dicho: el problema de Ventura es que sus dos antesalistas habituales, Gordon Beckham y Conor Gillaspie, han sido prácticamente nulos con el madero en ristre. Y que los Medias Blancas son, por distancia, la novena que menos carreras fabrica en el joven circuito.

Pero de todos modos no sé hasta qué punto sea razonable generar preocupaciones defensivas en un jugador como José Dariel Abreu, sobre todo si lo que se pretende es dar entrada a una figura prescindible. Porque, digamos, hace tres temporadas Detroit mudó a Miguel Cabrera para la antesala cuando adquirió a Prince Fielder, pero había dos argumentos inapelables para justificar la maniobra: de un lado, Fielder era un tipo probado con casi treinta bambinazos anuales como media; del otro, Cabrera se había desempeñado antes como tercera base en 387 encuentros de Ligas Mayores.

Por lo pronto, si finalmente Abreu se corre al tercer saco ante los Cerveceros, es probable que deba asumir esa misma responsabilidad posteriormente versus Piratas (15-16 junio), Cardenales (30 junio-1 julio) y Cachorros (10-11-12 julio).

¿Será esto un dislate pasajero, o un acierto que dejará ver la hasta ahora oculta polivalencia del cubano? Personalmente no comparto la idea, pero es a Ventura a quien le pagan -¡y muy bien!- por tomar decisiones en el campo.

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