Danel Castro, la pesadilla oriental de Industriales

El experimentado bateador de 47 años fulminó a los Leones en el segundo partido de la final de la 62 Serie Nacional, que ahora viaja a La Habana con ventaja de 2-0 para los Leñadores de Las Tunas.

Los Leñadores de Las Tunas son los campeones de 62 Serie Nacional de Béisbol. Foto: Ricardo López Hevia.

En Grandes Ligas, la meca del béisbol, existe un enorme respeto por la longevidad. Si rindes con 40, juegas con 40, y nadie va a examinar con lupa tu fecha de nacimiento. Sin embargo, todo tiene sus límites. Cuando buscamos, por ejemplo, los peloteros mayores de 47 años que han impulsado al menos una carrera en un partido de postemporada, solo encontramos un caso, el dominicano Julio Franco, quien estuvo en los diamantes de MLB hasta los 48.

En Cuba, hasta hace muy poco, ningún jugador de más de 47 años había remolcado una carrera en postemporada, pero desde el inicio de los play off de la 62 Serie Nacional sabíamos que esa barrera la iba a quebrar Danel Castro, una de las leyendas del béisbol tunero. Y en efecto, el pasado 8 de julio, solo seis días después de cumplir los 47, el experimentado bateador impulsó una anotación en el primer duelo de cuartos de final entre los Leñadores y los Tigres avileños.

Danel Castro fue uno de los héroes en la segunda victoria de Las Tunas sobre Indusriales en la final de la 62 Serie Nacional de Béisbol. Foto: Ricardo López Hevia.

Cuesta trabajo no rendirse ante Danel, un caballero de los diamantes, un referente de respeto y amor por la camiseta y por el deporte de las bolas y los strikes. Que esté jugando con 47 años es una anomalía, una extraordinaria excepción, incluso para el béisbol cubano, muy cargado últimamente de sucesos extravagantes. Pero es totalmente suyo el mérito de estar haciendo suines y corriendo por los senderos como un chiquillo, empujando los límites hasta zonas desconocidas.

No se le puede restar valor al esfuerzo del eterno número 1 de los Leñadores, ni siquiera en un escenario como la Serie Nacional, donde, por su bajo nivel, casi que cualquiera podría jugar hoy. Sin embargo, ¿cuántos con más de 47 años salen a batirse con el sol y los demonios de un campeonato cogido con pinzas? No hay muchos incisos para la respuesta, de hecho, solo tenemos una opción: Danel.

Pero lo más impresionante con el tunero no es ya que juegue casi con medio siglo en las costillas, sino cómo lo hace y lo que aporta. Este lunes, en el segundo juego de la final contra Industriales, había fallado tres veces —dos de ellas por la vía de los strikes— y había dejado a cuatro hombres en posición anotadora, hasta que en el séptimo episodio, con su equipo abajo y el empate y la ventaja en segunda y tercera, dio la vuelta al marcador con el enésimo imparable decisivo de su carrera.

Danel Castro fue uno de los héroes en la segunda victoria de Las Tunas sobre Indusriales en la final de la 62 Serie Nacional de Béisbol. Foto: Ricardo López Hevia.

No hay un ápice de casualidad en el desenlace. Antes de entrar al rectángulo ofensivo, su mirada de cazador enfocada en la presa desnudó la más mínima falla en la mecánica y la estrategia del rival, que quedó a merced de la maña del tunero. Este parece ser un error común de quienes se enfrentan a Danel en actualidad, confiados en poder dominarlo porque no tiene la misma aceleración de swing y porque buena parte de sus batazos ya no salen con la misma potencia.

Pero eso no necesariamente significa que no sea peligroso con el madero. Danel es un camaleón en el plato; sabe leer y anticiparse a las más disímiles situaciones de juego, puede corregir y ajustarse según las armas del contrario y tiene una gran capacidad para aprovechar cualquier desliz. Uno de los ejemplos más ilustrativos lo vimos anoche frente a Industriales, que parecía tener la situación bajo control, cuando en realidad estaban en el ojo del huracán.      

La secuencia de su turno en el séptimo inning contra el relevista Frank Herrera debería ser material de estudio para quienes pretendan triunfar en el béisbol: recta y bola; recta y foul; rompiente y foul; rompiente y sencillo al central. Fue un imparable flojo, con la punta del bate, pero muy bien ubicado. Toda esa película ya Danel la había visualizado en su mente, justo como explicó en la conferencia después del partido.  

Las Tunas le dio la vuelta al marcador en el segundo partido de la final de la 62 Serie Nacional de Béisbol contra Industriales. Foto: Ricardo López Hevia.

“Cada turno es diferente. Cuando fallé con hombres en posición anotadora antes fue contra un rompiente, por lo que sabía que tenía que batear el rompiente”, dijo el experimentado bateador, quien aprovechó una falla inusual del picheo azul. Siempre he escuchado decir que a los bateadores más veteranos se les debe trabajar con envíos rápidos, pero Herrera no siguió esa estrategia y lo pagó caro.    

Por cierto, muy cuestionada ha sido la decisión del alto mando capitalino de lanzarle a Danel con la primera base desocupada y dos outs en la pizarra. A priori, es una apuesta en contra de lo que dicta el famoso “librito” de los directores, pero transferirlo y enfrentarse a Yosvani Alarcón también entrañaba sus riesgos.  

“Era Danel o Alarcón, dos grandes bateadores. Danel tiene mucha experiencia, pero Alarcón es el que más carreras ha empujado en la postemporada. No fue una decisión sencilla. Optamos por lanzarle a Danel y no salió bien”, explicó el mentor de los Leones, Guillermo Carmona, quien se mostró tranquilo a pesar de la compleja situación en que se encuentra su equipo.

Que no cunda el pánico, fue el mensaje que quiso transmitir el timonel de la escuadra habanera, que si pretende coronarse tendrá que hacerlo en el Julio Antonio Mella, donde los Leñadores no pierden desde mayo. Siete triunfos seguidos en la postemporada y 20 victorias en sus últimas 21 salidas es el balance de los tuneros en su feudo, para intimidar a cualquiera.   

La afición tunera no espera qye la final regrese al Mella. Foto: Ricardo López Hevia.

“Ellos tiene un gran porcentaje de victorias en el Mella, pero nosotros nos llevamos tres juegos aquí en la clasificatoria. En un hipotético regreso, estamos en condiciones de ganar”, aseguró Carmona. No obstante, para hacer el viaje de vuelta hasta el Balcón del Oriente, Industriales tendrá que cambiar el chip en el Latinoamericano.

Un equipo que busca ser campeón no puede permitirse que sus relevistas, en seis entradas de labor, hayan permitido 13 imparables y ocho carreras, con siete boletos y seis ponches, todo lo contrario de los abridores, que solo han aceptado tres anotaciones en 10.1 capítulos. Además, un aspirante al título tiene que batear más que 13 jits en 64 turnos.    

“Hemos decaído un poco a la ofensiva, el equipo empezó más agresivo, pero nos faltan dos buenos bateadores como Yasmany Tomás y Ariel Hechevarría. El lineup se nos ha debilitado bastante, pero no disponemos de muchas más opciones que las que hemos utilizado. Además, repito, estos son los jugadores que tenemos, los que nos han traído hasta aquí, estamos muy agradecidos con el esfuerzo que han hecho”, precisó Carmona.

Los Leñadores han sido la cara opuesta de la moneda. Su ofensiva ha respondido en los momentos clave, con Héctor Castillo, Danel, Alarcón, Roberto Baldoquín y Dennis Peña como líderes, mientras el picheo ha respondido por encima de las expectativas, sobre todo Rodolfo Díaz, Keniel Ferraz y Alberto Pablo Civil, los tres brazos esenciales de un hermético bullpen. Con estas armas, parece muy difícil pensar que Industriales puede arrebatarles la segunda corona de su historia.

El relevo de los Leñadores ha sido un arma letal contra Industriales. Foto: Ricardo López Hevia.
El relevo de los Leñadores ha sido un arma letal contra Industriales. Foto: Ricardo López Hevia.
El relevo de los Leñadores ha sido un arma letal contra Industriales. Foto: Ricardo López Hevia.
El relevo de los Leñadores ha sido un arma letal contra Industriales. Foto: Ricardo López Hevia.
El relevo de los Leñadores ha sido un arma letal contra Industriales. Foto: Ricardo López Hevia.
El relevo de los Leñadores ha sido un arma letal contra Industriales. Foto: Ricardo López Hevia.

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