Diario de postemporada: las bombas de Yordan Álvarez

Dos jonrones del tunero fueron fundamentales en la primera victoria de los Astros sobre Minnesota en su arranque de postemporada

Yordan Álvarez castigó a Minnesota con par de cuadrangulares en el inicio de las Series Divisionales de MLB en el 2023. Foto: Adam Davis/EFE.

No hay ni una pizca de exageración en decir que Yordan Álvarez puede convertirse en el mejor bateador cubano de la historia, sin distinción de épocas ni ligas. El gigante tunero es simplemente un fenómeno con el madero, un ser único con un talento sin límites, como volvió a demostrar este sábado en el inicio de las Series Divisionales de MLB.

Álvarez pegó par de cuadrangulares, entró tres veces en circulación, también pasó en tres ocasiones por la registradora y remolcó tres carreras en la victoria 6-4 de los Houston Astros sobre los Minnesota Twins. El show del cubano fue total, no solo por sus batazos, sino por el momento en que llegaron.

Su primer vuelacercas se produjo en el tercer episodio, cuando los Astros tenían ventaja mínima (1-0) en la pizarra y los Twins amenazaban constantemente a Justin Verlander con empatar. El segundo, para no perder la costumbre, fue en el séptimo capítulo, justo después de que Minnesota fabricara un racimo de cuatro anotaciones y se pegara 5-4 en el marcador.

Fueron dos líneas que salieron disparadas a más de 100 millas y se perdieron en la multitud que abarrotó las gradas del Minute Maid Park en Houston. El primero llegó contra un cambio, el segundo ante un sweeper, el lanzamiento de moda en Las Mayores. El primero fue frente a un derecho, el segundo contra un zurdo.   

“Cuando estoy bateando, trato de no pensar en la situación, trato de no pensar en el ruido. Sólo me digo a mí mismo que soy el único que puede hacer el trabajo en ese momento (…) No pienso en si me enfrento a un zurdo o a un derecho. Tienen que lanzar la pelota por el centro del plato”, dijo Álvarez tras el encuentro. Esas palabras son el reflejo de una mentalidad despiadada, de una visión de depredador insaciable.

Yordan se convirtió en el cuarto pelotero cubano que conecta par de cuadrangulares en un partido de postemporada. Antes solo lo habían logrado Tany Pérez (quinto juego de la Serie Mundial de 1975), Kendrys Morales (primer juego de la Serie Divisional de 2015) y Yandy Díaz (juego de comodines de 2019). Además, es apenas el tercer antillano con tres anotadas y tres remolques en un duelo de playoffs, luego de José Canseco (tercer juego de la Serie Mundial de 1989) y Yoenis Céspedes (tercer juego de la Serie Divisional de 2015).

Pero la victoria de los Astros comenzó a cocinarla el pequeño José Altuve, quien abrió el marcador en el mismo episodio de apertura con un cuadrangular por el bosque izquierdo. Como dijera el propio Yordan Álvarez tras el partido, ese batazo “le dio chispa al equipo”. Este fue el octavo jonrón del venezolano en postemporada en el primer inning, la mayor cantidad para cualquier pelotero en la historia de MLB.

Si de récords de playoffs hablamos, el nombre de Altuve siempre aparece en escena. Precisamente, con ese batazo ante los Twins se quedó solo como el cuarto jugador con más imparables (104) en postemporada, dejando atrás al mítico receptor de los Yankees, Jorge Posada (103). Además, se reafirmó como el segundo pelotero con más vuelacercas (24) en estas instancias, solo superado por Manny Ramírez (29).

Y si quieren más, el pequeño intermedista es el octavo jugador en la historia de las postemporadas con 50 carreras impulsadas. Dicha cifra solo la han alcanzado Bernie Williams (80), Manny Ramírez (78), David Justice (63), Derek Jeter (61), David Ortiz (61), Carlos Correa (60) y Albert Pujols (54). Puras leyendas del juego.

Con la mejor versión de Yordan Álvarez y José Altuve, los Astros están en posición de pelear por avanzar a la Serie de Campeonato por séptima temporada consecutiva. No obstante, también necesitan más salidas de calidad suprema de Justin Verlander, quien este sábado caminó sobre el estambre, pero al final impuso su experiencia para liquidar seis innings en blanco, con media docena de rivales retirados por la vía de los strikes.

Verlander, de 40 años, igualó a Madison Bumgarner como lanzador con más partidos (seis) de al menos seis entradas y seis ponches sin permitir anotaciones en la historia de la postemporada. Además, llegó a 17 triunfos en playoffs y se colocó a solo dos victorias de igualar a Andy Pettite (19), líder de todos los tiempos en este apartado.

Los Phillies y los fantasmas de los Braves

Atlanta espera que los Braves ganen la Serie Mundial en 2023. Cualquier otro resultado sería un fracaso para la franquicia y para la ciudad, que durante todo el año ha presumido de tener al mejor equipo de béisbol de Grandes Ligas. Sin embargo, su historia en la presente postemporada ha comenzado con el pie izquierdo, pues perdieron en casa (3-0) frente a los Phillies, sus verdugos de la pasada contienda.   

Desde el mismo picheo inicial, los visitantes de Philadelphia dejaron claras sus intenciones: Kyle Schwarber agarró una recta de 98 millas de Spencer Strider, el lanzador más ponchador de la temporada en MLB, y la mandó a volar a las profundidades entre el jardín derecho y el central. Nada más empezar el partido ya sobrevolaban sobre el Truist Park los fantasmas de la pésima salida del derecho hace alrededor de un año, en el tercer duelo divisional, cuando Philadelphia lo vapuleó con cinco carreras en 2.1 innings.

Sin embargo, la conexión de 110.2 millas y 401 pies, que hubiera sido jonrón en al menos siete parques de Grandes Ligas según los cálculos de Stacast, chocó contra las cercas y se quedó a nada de perderse más allá de los límites. Ese detalle, más un pésimo corrido de bases del propio Schwarber en la siguiente jugada, dieron un poco de aire a Strider, quien consiguió el cero en el episodio de apertura a pesar de que se le embasaron dos de los cuatro hombres que enfrentó.

A partir de ahí comenzó un clásico duelo de picheo entre el máximo candidato al premio Cy Young de la Liga Nacional y todo el staff de los Phillies, que tenía la difícil misión de contener a una de las ofensivas más letales que se recuerden en la historia de Las Mayores. El dominio, aunque no fue hermético, permitió cerrar el primer tercio con una lluvia de ceros en la pizarra, hasta que Bryce Harper y Bryson Stott se combinaron para abrir el marcador en el cuarto, apoyados considerablemente en un error en tiro en un viraje a primera de Strider.

Esa anotación hubiera bastado para los Phillies, pero el propio Harper dio más tranquilidad a los actuales subcampeones con un misil que salió disparado a 115.3 millas y se perdió en las gradas del jardín derecho en el sexto capítulo. De esta forma, Harper llegó a 47 jonrones contra los Braves en su carrera (incluyendo playoffs y temporada regular), la mayor cantidad entre todos los jugadores de MLB desde 2012.

Con diferencia de dos anotaciones y tras siete episodios de Strider (ocho ponches y cinco jits permitidos), el alto mando de Atlanta decidió remover a su as y entregarle la bola al bullpen. La movida, aunque parecía cantada, no dio los mejores frutos, porque los Phillies volvieron a marcar gracias a una interferencia del receptor Sean Murphy con las bases llenas en el octavo. Esa tercera carrera casi definió el partido, aunque la sentencia para los Braves llegó en el final de ese propio capítulo con un magistral fildeo de Trea Turner sobre un batazo de Ozzie Albies que se convirtió en doble play salvador.

Por supuesto, no se puede hablar de la victoria de los Phillies sin hacer mención al trabajo de los siete lanzadores que desfilaron por la lomita. Ranger Suárez, Jeff Hoffman, Seranthony Domínguez, José Alvarado, Orion Kerkering, Matt Strahm y Craig Kimbrel se combinaron para recorrer toda la ruta a ritmo de ocho ponches y cinco jits permitidos. Entre todos limitaron a los Braves, que fallaron en cinco turnos con hombres en posición anotadora. En esa circunstancia, durante la campaña regular, fueron el equipo que más jonrones pegó (71) y el tercero de más alto OPS (.823).

Pero ahora quedaron congelados y recibieron su tercera blanqueada de 2023; la primera desde el 12 de mayo (vs. Toronto). No obstante, el dato más perturbador de esta lechada es que Atlanta llevaba 187 partidos seguidos anotando al menos una carrera en sus partidos de home club (incluyendo temporada regular y playoff), la mayor racha activa de los 30 equipos de Grandes Ligas.

La última vez que los habían dejado en blanco fue el 28 de agosto de 2021, cuando cayeron 5-0 frente a San Francisco, con gran faena combinada de Logan Webb, Tyler Rodgers y Jay Jackson. Desde entonces, ningún otro equipo había colgado nueve ceros en la pizarra del Truist Park, hasta que aparecieron los Phillies.

La huella cubana en postemporada

No hay dudas de que Yordan Álvarez fue el mejor cubano de la jornada en el inicio de las Series Divisionales, pero otros antillanos también salieron al diamante este sábado. A continuación repasamos sus actuaciones.

José Abreu (Houston Astros): En tan solo el octavo juego de postemporada de su carrera, “Pito” pegó un sencillo en cuatro viajes al plato y remolcó la cuarta anotación de los siderales a la altura del quinto capítulo. El inicialista, además, recibió un boleto, por lo que se embasó en par de ocasiones. No obstante, fue sorprendido dos veces en circulación con dos corridos deficientes. No es este su fuerte, claramente, pero deberá prestar mayor atención en los próximos encuentros, porque el margen de error en playoffs es mínimo.

Adolis García (Texas Rangers): Tercer choque consecutivo con al menos un imparable en la presente postemporada para el avileño, quien anotó la primera carrera de los Rangers en la victoria 3-2 sobre los Orioles. El patrullero pegó un doble (el batazo más fuerte del juego, a 110 millas) en el cuarto episodio y pasó después por la registradora por otro tubey del novato Evan Carter.

De cualquier manera, Adolis se tomó cuatro de los 16 ponches que recibieron los bateadores de Texas en este primer duelo de la Serie Divisional. Solo dos cubanos (Rafael Palmeiro y Yasiel Puig) habían sido retirados cuatro veces por la vía de los strikes en un mismo choque de postemporada.  

Aroldis Chapman (Texas Rangers): Apareció en la octava entrada con la misión de proteger la ventaja mínima que tenían los Rangers y cumplió, aunque con algún que otro sobresalto. El zurdo holguinero abrió el inning con boletos consecutivos ante Austin Hays y Adley Rutschman, pero forzó a Anthony Santander a batear para doble play y cerró con ponche frente a Ryan Mountcastle con una sinker de 101.4 millas. El relevista antillano realizó los cuatro lanzamientos más rápidos del choque, tres de ellos a más de 100 millas. En sentido general, hizo 16 envíos y solo seis fueron en zona de strike.

Cionel Pérez (Baltimore Orioles): El matancero vivió su debut en postemporada y no decepcionó. Entró en la novena entrada con el objetivo de que los Rangers no ampliaran su ventaja y cumplió de buena manera, con par de ponches incluidos. El mentor Brandon Hyde le entregó la bola como reemplazo de Tyler Wells con un out en la pizarra. En principio generó dudas, pues abrió regalando boleto a Corey Seager, pero después retiró a Robbie Grossman y a Adolis García por la vía de los strikes. A estos últimos rivales los atacó con rectas poderosas que rozaron las 100 millas.  

Raisel Iglesias (Atlanta Braves): Con su equipo debajo en la pizarra (3-0), el manager Brian Snitker decidió utilizar al cubano para que no se abriera más la brecha en el noveno episodio. El pinero respondió y dominó por su orden a Brandon Marsh, Johan Rojas y Kyle Schwarber con par de elevados y un ponche. Iglesias se movió entre las 96 y las 98 millas con su recta de cuatro costuras y la sinker, aunque también apeló en par de ocasiones al cambio y a la slider. Seguramente va a tener trabajo en situaciones más apremiantes en las jornadas que vienen.  

Lourdes Gurriel Jr. (Arizona Diamondbacks): En la paliza 11-2 de los D’backs contra los Dodgers, el menor de los hermanos Gurriel tuvo su pedacito de pastel al remolcar una carrera con un doble al izquierdo en cinco turnos. Ese batazo salió disparado a 102 millas y empujó la séptima anotación de Arizona cuando no se había completado ni el primer tercio del choque.

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