Final Serie 59: Matanzas toca por fin la gloria

Los Cocodrilos liquidaron a los Toros de la Llanura en sus predios. La ofensiva yumurina no creyó en la calidad del pitcheo camagüeyano y ahora los matanceros pueden celebrar uno de los títulos más esperados en la historia del béisbol cubano.

Los Cocodrilos de Matanzas celebraron en grande el título de Cuba. Foto: Gabriel García.

Los Cocodrilos de Matanzas celebraron en grande el título de Cuba. Foto: Gabriel García.

Podría decirse, ya oficialmente, que el Cándido González es uno de los estadios talismanes de los equipos yumurinos en la pelota cubana. Allí ganaron los Henequeneros en 1991, y allí han vuelto a levantar la corona los Cocodrilos de Matanzas, 29 años después de aquella gesta.

Sin dar margen a las dudas, la marea roja volvió a arrasar en suelo camagüeyano, donde los matanceros gritaron a coro y deliraron este 18 de enero, fecha histórica para el béisbol de una provincia con una riquísima trayectoria en los diamantes, más allá de décadas en blanco.

Cientos de kilómetros al oeste, la afición yumurina se lanzó a las calles de la Ciudad de los Puentes para desahogarse después de años y años de frustraciones, de nadar para quedar en la orilla. Todos esos recuerdos han quedado ahora enterrados y solo vale sacar las banderas de los Cocodrilos y ponerlas en lo más alto.

Los Cocodrilos de Matanzas, merecidos campeones de la pelota cubana. Foto: Gabriel García.
Los Cocodrilos de Matanzas, merecidos campeones de la pelota cubana. Foto: Gabriel García.

Lo mejor

El viaje hasta Camagüey era un riesgo para los de Matanzas, que tuvieron en sus manos la oportunidad de matar la final en sus predios. Dicha travesía implicaba enfrentar a Josimar Cousín y Yariel Rodríguez, dos de los grandes talentos del pitcheo cubano, algo que no agradaba demasiado a los parciales y al alto mando yumurino.

Sin embargo, los Cocodrilos mordieron desde temprano y demostraron sus intenciones de liquidar las acciones en el mismo sexto partido. Jonrones de César Prieto y Erisbel Arruebarrena abrieron la pizarra, que se tornó un poco más abultada poco después de la mitad del desafío.

Ni Cousín ni Yariel lograron verdaderamente controlar el derroche de adrenalina de los matanceros, desbordados con el madero. Un total de 11 carreras logró marcar la novena roja, que silenció las tribunas del Cándido González y todos sus alrededores.

Enorme fue la tarde de Javier Camero, Yasiel Santoya y Eduardo Blanco, quienes remolcaron par de anotaciones cada uno. Tan grande fue el gasto ofensivo que, hasta Andy Cosme, en blanco durante toda la final, pegó un sencillo e impulsó la última raya de los Cocodrilos.

Inmensa puesta en escena de los nuevos campeones nacionales, de los nuevos reyes del béisbol cubano.

César Prieto prendió la chispa desde el mismo primer inning con su cuadrangular. Foto: Gabriel García.
César Prieto prendió la chispa desde el mismo primer inning con su cuadrangular. Foto: Gabriel García.

El héroe

Aunque la producción desde el rectángulo ofensivo se roba los titulares, la gran figura del partido por Matanzas fue Noelvis Entenza. Desde la lomita, el derecho cienfueguero se encargó de enfriar como un maestro las esperanzas camagüeyanas de remontada, y todo ello a pesar de que los pronósticos indicaban que el pitcheo era el punto más débil de los Cocodrilos en el sexto encuentro final.

Entenza caminó 6.1 episodios a ritmo de cinco ponches y solo cuatro jits permitidos, actuación brillante si tenemos en cuenta lo inspirados que terminaron los agramontinos el pasado jueves. Solo dos anotaciones pudieron fabricarle los anfitriones, que se vieron incómodos ante un pitcheo sin mucha velocidad, pero bastante combinativo y controlado.

Tras Entenza, el experimentado Jonder Martínez se encargó de cerrar el duelo sin muchos problemas. Así, el veterano serpentinero logra sacar, por segunda vez en su carrera, un out de campeonato. Curiosamente, la ocasión anterior fue en el 2013, cuando vestía la camiseta de Villa Clara y cerró el partido del título contra… Matanzas.

Entenza (de espaldas) y Jonder, héroes desde la lomita en la victoria matancera. Foto: Gabriel García.
Entenza (de espaldas) y Jonder, héroes desde la lomita en la victoria matancera. Foto: Gabriel García.

Las reacciones

Armando Ferrer: Esto es lo más grande que me ha pasado en mi vida. Estuve muchas noches sin dormir, pero ha valido la pena. Los muchachos se han comportado de gran manera y merecen muchos más éxitos en su carrera.

Les deseo a todos lo mejor en su vida deportiva, han rendido al máximo para su provincia y le han regalado lo mejor a la afición.

Sobre Entenza, no dudamos en su selección para abrir este partido. Él le había lanzado bien a Camagüey y en eso nos basamos. Nosotros no dirigimos por instinto, nos basamos en las estadísticas y el estudio que hacemos del rival. Con todos esos elementos en la mano nos decantamos por Entenza y salió muy bien.

A la afición de Matanzas, que nos esperen para festejar. A todos les dedico este triunfo, en especial a “Sile” Junco, mi gran profesor.

Yasiel Santoya: Siento mucha alegría, porque Matanzas hace rato estaba esperando esto. Han venido mucha gente para acá, han sido fieles y para nosotros representa una gran satisfacción haberles dado la victoria. Llevamos muchos años trabajando y hemos llegado a ser una familia. Estoy orgulloso de mi desempeño individual de la manera en que competido el equipo.

Eduardo Blanco: Estoy sin palabras, gozamos en el terreno y la vida quiso que al fin se nos diera el título después de casi 30 años. Esos fanáticos han sido lo máximo, todos nos despidieron cuando salimos de matanzas y eso nos dio mucho ánimo para enfrentar los partidos lejos de casa después de perder allá.

Noelvis Entenza: Tengo que agradecer a mi familia, a mis padres, a mis hermanos, mi tía, que desde hace un tiempo está ingresada y sufre una parálisis. Desde que tiene ese problema solo he podido verla una vez y ha sido muy difícil para mí, por eso quiero dedicarle este triunfo.

Salí enfocado y con confianza, pues desde hace tres o cuatro días estoy estudiando al detalle a todos los bateadores, turno por turno, para explotar mis fortalezas y sus debilidades cuando nos enfrentamos.

La felicidad es doble, porque me considero matancero ya y quiero regalarle la victoria a la provincia.

Alegría matancera en el estadio Cándido González. Foto: Gabriel García.
Alegría matancera en el estadio Cándido González. Foto: Gabriel García.

Javier Camero: Me siento muy orgulloso, por el equipo, por la afición, por todo lo que hemos logrado en una temporada muy completa. Nunca nos rendimos, batallamos todos juntos y este es el premio. Pienso quedarme aquí, mientras me quieren, me acepten y me respeten.

Jonder Martínez: Esta es una de las cosas más grandes que me ha podido pasar, porque he visto y he vivido el trabajo de Matanzas durante años, he visto como nos quedábamos bien cerca de la meta, pero sin poder ganar.

Igualmente, es algo muy grande por la longevidad. Ya estoy entrando en la recta final de mi carrera, este ha sido mi penúltimo año y es un regalo tremendo, que da fuerzas para salir a pelear en la próxima Serie por llegar a 200 victorias de por vida.

Erisbel Arruebarrena: Estoy contento y orgulloso por el pueblo matancero. Ser campeón es lo máximo, no pude serlo con Cienfuegos, pero ahora lo soy con Matanzas. Lo dije antes de que empezara el torneo, vine a jugar a Cuba para esto, para estar en encuentros de este tipo.

Debo agradecer a todos los que me apoyaron a pesar del mal momento. En el béisbol y en la vida uno se cae y tiene que levantarse.

Yamichel Pérez: Luchamos durante toda la temporada, competimos como una familia, aprovechamos la oportunidad y ahora llegó el título. Matanzas llevaba mucho tiempo peleando y es un honor ser parte de esta corona.

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