Frank Camilo Morejón: “Que me recuerden como alguien que nunca traicionó el béisbol”

El ya histórico dorsal 45 de los Industriales deja los diamantes, aunque no por voluntad propia. Una polémica decisión de renovación ha cortado su carrera de 17 años como receptor de los equipos capitalinos.

Frank Camilo Morejón (34 años) se retira del deporte activo por decisión de las autoridades deportivas de La Habana. Foto: Ricardo López Hevia.

Creo que lo he dicho antes, pero esta anécdota nunca se pone vieja. El primer día que vi a Frank Camilo Morejón, hace ya más de diez años, el receptor capitalino quería ajustar cuentas conmigo porque no estaba conforme con algo que había escrito. Como él dice, “empezamos fajaos”, pero después corregimos el rumbo y logramos una relación profesional, respetuosa y muy transparente.

Y, justamente, así ha sido siempre el ya histórico dorsal 45 de los Industriales, un hombre sin pelos en la lengua, que habla de frente y defiende sus criterios hasta las últimas circunstancias. A tono con su carácter, el cátcher capitalino de 34 años ha conversado con OnCuba a careta quitada sobre la polémica que arde en las redes desde el pasado viernes, cuando los medios locales informaron sobre un proceso de renovación en Industriales que incluía su retiro y el de otros jugadores emblemáticos del plantel azul.

¿Cuándo te enteraste de la noticia?

Extraoficialmente, desde hace ya más de diez días había visto algo en Swing Completo, por Daniel de Malas, quien tenía información de un proceso de renovación en Industriales. Entre los nombres que mencionan en la cuerda floja estaban Yohandry Urgellés y Frank Camilo. Horas más tarde, periodistas de aquí de Cuba me escriben y me preguntan al respecto, pero de verdad que no me pasó por la cabeza nada de lo que después ha sucedido. Es más, a todos les di la misma respuesta: “yo no cumplo ningún parámetro para entrar en una lista de renovación”. Así pensaba, pero estaba equivocado.

Mirando ahora en retrospectiva, ¿se había manejado antes este tema de la renovación o habías hablado tú algo sobre el retiro?

No, para nada. Nada de esto ni siquiera me pasaba por la mente. De verdad que no tenía conocimiento de que algo así fuera a pasar, ni pensaba en el retiro. Había hablado de jugar uno o dos años más, valoraba salir ya de la vida activa en ese período de tiempo, pero no ahora, ni de esta manera.

Frank Camilo ha sido uno de los emblemas de los equipos capitalinos en los últimos 15 años. Foto: Ricardo López Hevia.

Cuando dices “de esta manera” me imagino te refieras al procedimiento. ¿Cómo fue la comunicación oficial?

Me llamaron por teléfono y me dijeron que debía presentarme en la Dirección Provincial de Deportes el miércoles pasado, pero por el fallecimiento del profesor Ernesto Reynoso eso se pospone para el viernes. Juan Carlos Torriente, que estaba en el mismo proceso que yo, me había comentado algo de los rumores que se manejaban sobre la renovación. Definitivamente algo se estaba cocinando.

Llegué el viernes a la reunión junto con Torriente y Urgellés y me di cuenta que estaba todo muy claro. Lo primero que hicieron fue leerme un documento para explicar los motivos por los que estábamos ahí y por los que no sería convocado a la preselección de Industriales de cara a la 61 Serie Nacional de Béisbol.

Nos hablaron del proceso de renovación y, en mi caso, mencionaron mi historia clínica y todas las lesiones que he tenido en los últimos años como principal argumento para no incluirme en el colectivo. En ese sentido, se refirieron a una resonancia magnética que me hice recientemente en el Hospital Frank País, la cual arrojó como resultado un problema en la cadera izquierda, que no es nuevo, pero que limitaría mi actividad física y pondría en riesgo mi vida como atleta.

¿Tan grave es la lesión?

Es una lesión vieja, con la que llevo más de cinco años. En todo este tiempo he jugado así, a veces me da algunos dolorcitos, nada serio. Ahora mismo, por ejemplo, no me siento nada, estoy en perfecto estado y hasta me sometí a un tratamiento de células madre a pesar de no sentir molestias. Sin embargo, ese fue el principal criterio que se manejó, el primerito que me dijeron, que todo era para cuidar mi salud.

Pero yo me pregunto entonces por qué no me cuidaron igual cuando tuve la arritmia cardíaca y la trombosis en el 2018, y a los seis meses regresé al terreno. ¿Por qué no me cuidaron igual cuando tuve la fractura de cráneo en septiembre del 2019 y al mes empecé a jugar sin entrenar? ¿Por qué no me cuidaron igual cuando tuve la lesión en el ligamento colateral de la rodilla y a los 21 días estaba jugando otra vez sin entrenar?

No tiene sentido que ahora me quieran cuidar.

Además de los argumentos médicos, ¿te mencionaron cuestiones técnicas por las cuales ya no puedes integrar la preselección de Industriales?

Sí. Me dijeron que había disminuido mi velocidad y que en los últimos años había dejado de jugar más de 200 partidos por las lesiones, sin tener en cuenta el tiempo de los contratos, y sin tener en cuenta que mientras estuve en el terreno batee .300 y mantuve una buena defensa, al punto de ir al equipo nacional.

Por otra parte, me abordó el profesor Guillermo Carmona, director del equipo, y me dijo que yo tengo un carácter complicado, lo cual no es menos cierto. Yo lo que creo, lo que pienso, lo que no veo bien, lo comento y lo digo donde tenga que decirlo. Si algo me afecta a mí o al colectivo al que pertenezco, lo digo donde tenga que decirlo, defiendo mis criterios y los del grupo con mucho respeto.

Expresar lo que uno siente no puede ser malo, además, he sido así toda la vida y nunca ha representado eso un problema para integrar los Industriales. Ahora parece que sí es un problema. Ahora ese carácter que tengo no encaja en los planes del equipo.

Frank Camilo Morejón ha sido el más consistente receptor defensivo de Cuba en la última década. Foto: Ricardo López Hevia.

El ser humano, por naturaleza, es resistente al retiro en cualquier profesión, es resistente a dejar el lugar que ha habitado por mucho tiempo. ¿Crees que estás pasando ahora por ese proceso de resistencia?

Para nada, ya te dije que venía pensando en terminar mi carrera activa dentro de uno o dos años. Lo que pasa que ahora los hechos se han precipitado y ha sido muy incómodo, muy amargo, porque llegamos a la reunión del viernes pasado ya con un veredicto, con una sentencia, aquello fue solo para informarnos de la decisión.

Yo no estoy en resistencia o negación, pero quiero que quede claro que tampoco estoy conforme, como han dicho algunos medios. Acepté el retiro porque un grupo de personas estaban delante de mí explicándome algo que ya estaba decidido. Si mostraba inconformidad me iban a llevar a otra reunión, delante de otras personas, que me iban a intentar explicar lo mismo, pero sin posibilidades de que cambiara la decisión final.

Yo no firmé la conformidad de irme, firmé un papel donde dice que me tenía que ir.

Los retiros masivos similares a este no son nuevos, de hecho, forman parte de uno de los capítulos más oscuros en la historia del deporte nacional. ¿Crees que dicha estrategia ha incidido en el bache de nuestro béisbol en los últimos años?

Yo no soy quien para juzgar las decisiones de otros que tienen la responsabilidad de mantener la tradición de un deporte sagrado en Cuba. Este tipo de cosas siempre va a traer mucha polémica, controversias, sobre todo por las formas en que se han desarrollado los hechos y por el tratamiento que se le ha dado a los atletas, tanto en el pasado como ahora.

Yo no puedo compararme con Kindelán, con Linares, con Ulacia, con Pacheco, algunos de los que retiraron por su edad o quién sabe por cuál razón. Ni por la mente me pasa ponerme a su nivel, ellos son leyendas del béisbol cubano, pero nuestros procesos guardan similitudes y al respecto sí me gustaría llamar la atención.

Hay que tener mucho cuidado cuando se toman estas decisiones, hay que hacer análisis más profundos y tener argumentos más sólidos para pasar por encima de los atletas, porque corremos el riesgo de que se creen baches o vacíos generacionales.

¿Cuántas cosas han pasado por tu cabeza en estos días?

Imagínate. Yo formo parte de una generación de muchas estrellas: “Pito” Abreu, Yoennis Céspedes, Alfredo Despaigne, Héctor Olivera, Yadier Pedroso, Miguel Alfredo González… Yo formo parte de una generación a la que sus entrenadores inculcaron el amor al béisbol, a jugar todos los días aunque fuera con fiebre, a no llegar tarde, a no violar nunca los principios y la ética del juego…

Sin embargo, por mi cabeza en estos días ha pasado que todos esos honores se han desplomado. En menos de una semana se ha desplomado mi carrera de 17 años en Series Nacionales; se ha desplomado el sueño de que mi hija más pequeña tuviera noción para verme jugar; se ha desplomado ese orgullo de mi padre por verme jugar; se ha desplomado mi sacrificio, mi dolor, mi valentía en el campo…

Es muy difícil para mí decirte cuántas cosas me pasan por la mente. De cualquiera manera, me he mantenido fuerte gracias a los cientos de mensajes de la afición capitalina y cubana por lo que está pasando. Es muy duro, pero en cierta medida también es dulce, porque no me voy con las manos vacías. Me voy con una bolsa bien grande de los sentimientos de muchas personas, que tienen el mismo criterio sobre mí.

Gracias a ellos sé que mi trabajo no fue en vano, sé que no les hice perder el tiempo cuando se sentaron a verme por el televisor o en las gradas de cualquier estadio del país.

¿Consideras que este es tu adiós definitivo al deporte activo, o valorarías jugar por otra provincia?

Sí, esto es un adiós al deporte activo. Y no, no tengo ahora mismo pensado jugar con otra provincia, ni tengo interés tampoco en hacer algo así.

El máscara capitalino fue refuerzo de Granma hace algunos años, pero ahora no contempla irse a otra provincia para continuar su carrera. Foto: Ricardo López Hevia.

Alfredo Despaigne dijo que tienes las puertas abiertas en Granma si quieres seguir en el juego. ¿Cuánto valor tiene este mensaje en un momento tan complicado?

Me llegó mucho, porque estoy pasando por un momento difícil y controversial, en el que tengo que dejar la vida activa no por decisión propia, sino por decisión de otras personas. Y me llegó mucho también porque Despaigne es una de las figuras más emblemáticas del béisbol cubano, con quien he tenido la oportunidad de compartir desde que fuimos campeones mundiales juveniles en el 2004 bajo la dirección de Carlos Martí.

Nosotros hemos vivido muchas cosas buenas y malas dentro del béisbol, y que me brinde la mano ahora mismo, que me diga que una provincia me está esperando con los brazos abiertos, es un gesto inolvidable, un premio a mi entrega y a mi trabajo. Eso siempre me va a marcar.

Cuando dices que esto es un adiós, ¿no consideras ni siquiera un contrato profesional en el extranjero?

Sí, eso sí, porque además de ser un logro significativo en la carrera de cualquiera atleta y una ventana de aprendizaje, también es una oportunidad de obtener mejores beneficios por el trabajo que realizamos.

¿Cómo queda la receptoría capitalina sin Frank Camilo?

Esta es una posición muy complicada, en la que nadie madura de un día para otro. Se necesita de mucho juego. En los últimos tiempos Oscar Valdés y yo hemos alternado mucho, él ha crecido y ha hecho un buen trabajo cada vez que ha tenido la oportunidad, así que supongo sea quien lleve las riendas de la receptoría en Industriales.

Por detrás aparecen varios jóvenes como Brayan González y Pedro Roque que ya saben lo que es vestir la camiseta de Industriales, y quizás regrese también Lázaro Ponce de Isla de la Juventud, según he visto en las redes sociales. Con todos ellos más otros talentos, creo que hay potencial, pero se requiere de mucho trabajo, de un esfuerzo diario. Hay que estudiar y analizar todos los aspectos para desarrollarse, madurar y tener buenos resultados

¿El próximo paso en tu carrera sería como entrenador?

Es un rol que me llama la atención y me interesa mucho, desde hace rato. De hecho, he invertido parte de mi tiempo en prepararme y buscar información sobre las tendencias actuales de la receptoría para aplicarlas en mi carrera activa, pero también para ir sumando conocimientos que en el futuro pueda utilizar como entrenador.

Hoy la receptoría a nivel mundial está muy adelantada con respecto a lo que se practica en Cuba, y a mí me gustaría precisamente enseñar lo moderno, las tendencias actuales, de manera que podamos aportar nuevas visiones a los talentos de la posición. Ahora tengo que pensar en eso, no me dejaron otra opción.

A través de tus historias en las redes sociales, ya te he visto trabajando con jóvenes en los últimos meses. ¿Estás dando los primeros pasos?

De alguna manera, sí. Llevo alrededor de dos meses trabajando con un muchacho de Caimito que tiene mucho interés y mucho talento. Viene tres veces por semana a mi casa para profundizar en lograr convertir la mayor cantidad de pitcheos en strike con la forma de recibir detrás del plato. Hacemos también ejercicios modernos de resistencia a la fuerza y desarrollo de la velocidad, la potencia y la aceleración de los receptores. Me ha venido muy bien eso, porque me ha ayudado a fortalecer en mi forma física y ganar en experiencia de cara a la formación de los más jóvenes.

El título con los Alazanes de Granma en la Serie 56 es uno de los momentos más relevantes en la carrera de Frank Camilo. Foto: Ricardo López Hevia.

¿Cuáles son los mejores momentos de tu carrera?

Valoro mucho haber transitado por todas las categorías inferiores como miembro de la selección nacional. Valoro mucho haber llegado a la Serie Nacional con Metropolitanos, un equipo de gran importancia para el desarrollo del béisbol cubano que lamentablemente dejó de existir. Valoro mucho mi paso por Industriales, el campeonato que ganamos en el 2010. Valoro mucho la victoria con Granma y la posibilidad de vestir otra camiseta, de sentir cómo se juega con otra provincia y convertirme en Hijo Adoptivo de la misma.

Valoro mucho mi paso por el equipo nacional, sobre todo por aquel conjunto que ganó el Mundial Universitario en el 2010. Fui cátcher Todos Estrellas en aquel torneo como miembro de una selección de enorme potencialidad que me marca en lo personal, porque muchos de mis compañeros hoy son estrellas en Grandes Ligas o en Japón: Leonys Martín, Aledmys Díaz, Céspedes, Despaigne, José Dariel Abreu…

¿Piensas en cómo sería tu retiro oficial?

Si te respondo ahora, como tengo la cabeza, te diría que no quisiera que me hicieran ningún retiro. A fin de cuentas, si no se lo han hecho a otros jugadores, no puedo pensar que me lo vayan a hacer a mí.

¿Cómo te gustaría que te recordaran?

Me gustaría que me recuerden como alguien que nuca traicionó el béisbol, como alguien que nunca traicionó las enseñanzas de quienes me formaron. Siempre tuve presente una de las primeras cosas que me dijeron cuando empecé en la pelota: si te vas a dedicar a algo, tienes que agotar todos los recursos y toda la energía para tratar de ser el mejor, y para tratar de que los que te rodean sean los mejores.

Yo me esforcé al máximo por lograr esas cosas, y quiero que me recuerden así, como alguien que no tuvo miedo al dolor, como alguien que se sacrificó por conseguir la sonrisa y el aplauso de los fanáticos, de la viejita, del niño, del joven que iba al estadio o que nos veía por televisión.

Quiero que me recuerden como alguien que lo dio todo para que el béisbol permanezca en lo más alto de este país. Mi entrega fue sincera, que nadie piense que jugué a medias, al contrario, no tuve límites.

Y por supuesto, quiero que recuerden que para mí lo más importante fue el colectivo, mi equipo, los Industriales, ese nombre tan grande. Mi mente siempre estuvo enfocada en lograr los mejores resultados para esos millones de seguidores azules que querían acostarse contentos, levantarse al otro día y tomarse un buche de café mientras saboreaban la alegría del juego anterior.

“Quiero que me recuerden como alguien que no tuvo miedo al dolor, como alguien que se sacrificó por conseguir la sonrisa y el aplauso de los fanáticos”. Foto: Ricardo López Hevia.
Salir de la versión móvil