La santería condimenta la final del béisbol cubano

Los rituales religiosos aderezaron el quinto juego entre los equipos de Matanzas y Camagüey, con varios hechos que no pasaron inadvertidos para los aficionados y la prensa, entre ellos la aparición de una misteriosa gallina en el estadio Victoria de Girón.

La misteriosa gallina de la ¿buena o mala suerte? que apareció en el quinto juego de la final de la Serie Nacional 59 entre los equipos de Matanzas y Camagüey. Foto: Gabriel García.

La misteriosa gallina de la ¿buena o mala suerte? que apareció en el quinto juego de la final de la Serie Nacional 59 entre los equipos de Matanzas y Camagüey. Foto: Gabriel García.

Que los equipos de Matanzas y Camagüey hayan cometido un total de 19 errores en la final de la Serie Nacional 59, pudiera ser la prueba de los serios problemas defensivos que atraviesa el béisbol cubano, o de la mala calidad de los terrenos. Pero también podría deberse a los posibles efectos de la santería cubana.

Esa religión afrocubana ocupó parte de los highlights del quinto juego de la final entre las novenas matancera y camagüeyana, con varios hechos que no pasaron inadvertidos para los aficionados y la prensa, entre ellos la aparición de una gallina en el estadio Victoria de Girón, a la que nadie logró –o quiso– sacar del terreno.

“Con una misteriosa gallina prieta pastando en el jardín izquierdo, agua saliendo a borbotones de su banco y humo de tabaco en las gradas, los herederos de “Sile” Junco marcaron cuatro (carreras) en el séptimo capítulo y otras dos en el noveno”. Así narra el periódico Adelante el intento de remontada de los Cocodrilos de Matanzas ante los hasta entonces virtualmente vencedores Toros camagüeyanos, que finalmente se llevaron el triunfo gracias al desempeño decisivo de “un niño de sangre jamaiquina con un número 30 de potente significado a la espalda”.

Pelotero de Matanzas tirando omi (agua) al terreno. Foto: Ricardo López/Facebook
Pelotero de Matanzas tirando omi (agua en lengua Yoruba) al terreno. Foto: Ricardo López/Facebook

El periodista, que se refiere al estadio matancero como “la plaza cubana de la brujería (término usualmente despectivo para denominar la santería) y los misterios”, cuenta –medio en broma, aunque quizá medio en serio– lo sucedido en el partido en clave “espiritual”, y concluye que “así está el show de nuestro pasatiempo nacional, muerto y vivo, preñado de encargos religiosos y deseos de gloria”.

Por su parte, el experimentado fotógrafo Ricardo López Hevia, tituló “Cascarilla vs. Agua” una compilación publicada en su perfil de Facebook de rituales propios de la religión de origen yoruba, vistos en los últimos días en los terrenos beisboleros. Una práctica que, dicho sea de paso, no es nueva en los torneos cubanos y suele condimentar los partidos y series decisivas, en los que peloteros y fanáticos echan mano de toda la ayuda posible, más aún si viene del más allá.

Mascota de los toros camagüeyanos sopla cascarilla durante un juego de la final de la Serie Nacional de Béisbol. Foto: Ricardo López/ Facebook
Mascota de los toros camagüeyanos sopla cascarilla durante un juego de la final de la 59 Serie Nacional de Béisbol. Foto: Ricardo López/ Facebook.

“En la pelota para ganar vale todo y el sincretismo como componente inevitable dentro de ella”, escribió López Hevia en la red social, junto a varias fotos que desataron la polémica en ámbitos aparentemente separados como deporte, religión y desarrollo económico.

Algunos internautas cuestionaron si resulta ético recurrir a ayudas extraterrenas para ganar la competencia, e ironizaron sobre aplicar esos conocimientos en torneos internacionales, donde los equipos de Cuba han pasado de ser campeones a casi seguros perdedores en los últimos años.

Pelotero de Matanzas lleva un gorro de iniciado en religiones de origen africano. Foto: Ricardo López/Facebook
Pelotero de Matanzas lleva un gorro de iniciado en religiones de origen africano. Foto: Ricardo López/Facebook.

Una comentarista escribió en tono jocoso que Matanzas “es la tierra fuerte en ese tema, y no hablo solo de pelota”.

“En cualquier momento sacan un caracol africano”, bromeó otro, en alusión al molusco que invade Cuba y que fue introducido en la Isla para su empleo en prácticas de la religión afrocubana.

Mientras, un tercero llevó su reflexión a niveles más elevados al preguntarse “si los equipos hacen brujería y existe un dios que los ayuda o un espíritu, no sé, y los dos piden ganar, debería quedar empatado entonces a infinitos innings. Entonces, porqué gana uno u otro?”

Por lo visto y leído hasta ahora, poco falta para que alguien –quizá algún periodista o federativo– sugiera crear un apartado estadístico para los rituales de la santería y otras prácticas religiosas dentro del béisbol cubano. ¿Qué les parece?

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