Los desmanes del diseño de imagen del béisbol cubano

El diseño de imagen no ha sido nunca una prioridad para el béisbol cubano, por ello se acumulan tantos problemas en la visualidad de los equipos y del propio campeonato nacional.

La 60 Serie Nacional se juega sin público y bajo protocolos se seguridad a causa de la pandemia del coronavirus. Foto: Cortesía de Dariagna Steyners.

La 60 Serie Nacional se juega sin público y bajo protocolos se seguridad a causa de la pandemia del coronavirus. Foto: Cortesía de Dariagna Steyners.

Nunca me han gustado los uniformes del béisbol cubano, salvo aquellos trajes Mizuno del equipo nacional. Esa combinación sí daba gusto verla. Linares y Kindelán vistiendo camisas blancas con ribetes azul y rojo en el cuello, Vargas y Contreras luciendo chamarretas rojas con sus legendarios números debajo de las cuatro letras…

Ok. Probablemente tenga más añoranza por esas grandes estrellas que por los uniformes, pero no podemos negar que las imágenes del recuerdo son mucho más frescas y contundentes que las de estos tiempos, en los que se han propuesto un sinfín de diseños y combinaciones erradas.

El fenómeno es mucho más complejo si enfocamos la mirada solo en las indumentarias de la Serie Nacional. Colores mustios, poca creatividad y un molde similar para todas las novenas son algunos de los detalles que chocan a la vista en los uniformes del clásico doméstico, por debajo de las expectativas de la afición, los especialistas y los propios peloteros, quienes prácticamente no tienen voz a la hora de escoger modelos y tipografía de los trajes.

Granma llegó a utilizar la misma tipografía del cabezal del periódico homónimo, una absoluta barbaridad. Foto: Ricardo López Hevia.

En algunos casos particulares, las deficiencias van mucho más allá. Por ejemplo, el logotipo (nombre del equipo) de Granma llegó a ser durante un tiempo exactamente igual que el cabezal del periódico homónimo, mientras el imagotipo (escudo) sigue mostrando el Yate Granma pese a que hace mucho tiempo ese conjunto es reconocido como Alazanes, incluso en la arena internacional, donde compitieron dos veces con ese mote en la Serie del Caribe.

Justamente, los granmenses fueron una de las escuadras que no cambiaron su imagen hace unos cinco o seis años, cuando se produjo una renovación de las identidades a raíz de una propuesta del Instituto Superior de Diseño (ISDI). La misma contemplaba el diseño del monograma, el nombre del equipo, el nombre de la mascota (para los uniformes de home club), las iniciales para las gorras y la imagen de la mascota en sí.

“En el curso 2012-2013, en el ISDI, se realizó una tesis de graduación en la especialidad de diseño de vestuario, cuyo fin era el diseño de los uniformes de la Serie Nacional. Para complementar esa tesis, los estudiantes de tercer año de la carrera, en la especialidad de diseño gráfico, tuvieron como ejercicio el diseño de las identidades de los equipos”, recuerda Dariagna Steyners, graduada del ISDI y cofundadora de la revista especializada Score, una de las más innovadoras y creativas en cuestiones de diseño.

“En el caso de los uniformes, se diseñaron dos equipaciones, una para home club y otra de visitador. En el caso de la versión de visitante, el pantalón era gris, respondiendo a una tradición del béisbol internacional, y la camisa del color del equipo y las mangas del color secundario.

“Para los trajes de local, el pantalón era blanco, al igual que las camisas, que tendrían las mangas con el color principal. Estas versiones llevarían los motes de cada equipo”, añade Steyners, quien recuerda que, además de Granma, los otros conjuntos que no cambiaron sus identidades fueron Matanzas, Mayabeque, Holguín y Villa Clara.

Algunos de estos diseños se han utilizado durante los últimos clásicos de las bolas y los strikes, aunque las autoridades no consideraron la utilización de las camisas de home club con los motes de cada escuadra, una de las novedades que traerá por fin la venidera 60 Serie Nacional.

En la próxima edición, los equipos podrán llevar sus nombres alternativos en el uniforme, decisión retrasada sin justificación por los anticuados pensamientos de quienes dirigen el deporte nacional. 

Si bien ya cada cual podrá identificarse con sus respectivos motes y colores, no hay ningún otro aspecto diferenciador en los nuevos trajes, que utilizan tipografías idénticas. Foto: Tomada de Cubadebate.

Sin embargo, cuando todavía no se ha dado la voz de play ball, ya las nuevas propuestas han recibido críticas por repetir varios errores del pasado en cuestión de diseño. Según lo que se ha podido apreciar en las presentaciones realizadas por la Dirección Nacional de Béisbol, de conjunto con la Industria Deportiva, los trajes tienen un problema fundamental: todos se hicieron con el mismo molde.

Este simple detalle denota poca creatividad y representa una renuncia a la diversidad, dos aspectos claves en el objetivo de lograr un espectáculo beisbolero con una imagen más moderna y atrevida.

Si bien ya cada cual podrá identificarse con sus respectivos motes y colores, no hay ningún otro aspecto diferenciador en los nuevos trajes, que utilizan tipografías idénticas. Además, el frente de las camisas parece estar un tanto sobrecargado, con el nombre del equipo, la marca Batos y la bandera cubana, este último un elemento que debería ser utilizado detrás del cuello o en la manga.

Reconocer en el uniforme a Las Tunas como Leñadores es un gran paso, pero debe oficializarse de cara a la temporada cubana, en la cual también se puede apelar a diseños más vistosos y creativos. Foto: EFE/Bienvenido Velasco
Reconocer en el uniforme a Las Tunas como Leñadores fue un gran paso en la Serie del Caribe de Panamá 2019, pero el diseño de aquel traje presentó errores. Foto: EFE/Bienvenido Velasco

Como detalle positivo, el nombre del equipo aparece en tamaño grande, legible y ocupa el espacio del pecho, corrigiendo la camiseta que los tuneros de Pablo Civil usaron en la Serie del Caribe de Panamá 2019, en la cual el mote de Leñadores estaba a la altura del estómago, demasiado cerca del cinto del pantalón.

Lo peor es que los problemas no se circunscriben solo a los uniformes. Por ejemplo, si enfocamos la mirada en el nuevo logo que promueve la 60 Serie Nacional, nos encontraremos con varias incongruencias, que van desde la similitud con la identidad de Etecsa hasta la falta de originalidad en cuanto al diseño.

A consideración de la diseñadora Dariagna Steyners, hay una notable separación en cuanto a estilo y forma de los elementos que conforman el logo, tanto que parece que el “6” va por un lado y el “0” por otro. Además, el tono azul utilizado no es representativo del béisbol cubano y el tipo de degradado del color le dan una visualidad desactualizada al ser un recurso antiguo.

Propuesta de la Dirección Nacional de Béisbol para el logo de la 60 Serie. Foto: Tomada de Pelota Cubana.

¿Soluciones? Luego de tantos años sin modificaciones significativas en la imagen del béisbol cubano a pesar de las presiones y llamados populares para renovarla, uno pensaría que todo seguirá funcionando de la misma manera sin perspectivas reales de cambio.

No obstante, hay muchas personas con ideas frescas, con propuestas novedosas e innovadoras que bien valdría tomar en cuenta. En este punto, es fundamental que las autoridades acaben de una buena vez con la resistencia al cambio, que apuesten todavía más por el diálogo y la apertura.

Por poner solo un ejemplo, el proyecto AMA, creado por el santiaguero Dietmar Martínez y el capitalino Jeordanys Gutiérrez, ofrece diseños atractivos por encargo de camisetas, uniformes personalizados, tarjetas, gorras, jarras, llaveros y cobertores de móviles, productos muy demandados y de fácil mercadeo.

Una de las propuestas de camiseta del proyecto AMA. Foto: Tomada de El Palco.

“No soy graduado de diseño, soy autodidacta, pero me mantengo muy actualizado de las tendencias en el béisbol de MLB, México, y también tratando de rescatar los diseños tradicionales de los equipos, la historia de nuestro pasatiempo”, relató Dietmar en un reciente reportaje del blog El Palco.

En dicho material explicaron que ellos intentaron hace unos meses ponerse en contacto con la Industria Deportiva, pero no recibieron una respuesta positiva. Además, Martínez logró llevar sus propuestas a la Dirección Nacional de Béisbol a través de Frangel Reynaldo, y tampoco le prestaron demasiada atención.

“Quedé desencantado del trabajo del INDER y me alejé”, aseguró Dietmar, quien después se enfocó en desarrollar su proyecto. Junto a Jeordanys Gutiérrez, su idea va rindiendo frutos y ganando popularidad entre los fanáticos, cuyos pedidos han aumentado notablemente.

Esta es solo una pincelada de lo que se puede hacer, pero todo sería mucho mejor si existiera una mejor integración, si existiera una verdadera voluntad de cambio y cooperación.

Además, es necesario que el diseño de imagen del béisbol se convierta en una prioridad, lo cual posibilitará también desarrollar una visión comercial, algo que ahora no existe. La prueba es que ni siquiera están creados los mecanismos para la venta de camisetas u otros artículos deportivos en el país.

Comercializar los artículos deportivos y de la Serie Nacional solo a través de plataformas digitales y con pagos exclusivos en monedas extranjeras es un despropósito y una falta de consideración a los millones de cubanos que siguen la pelota en la Isla. Foto: Tomada de Cubadebate.

Por ejemplo, recientemente se conoció de la posible comercialización de los nuevos uniformes de la Serie Nacional a través de una plataforma online, en la que solo se podría pagar con tarjetas Visa y MasterCard. El servicio, además, incluía entregas a domicilio en todas las provincias, pero con precios burlescos (desde 10 usd por la entrega en La Habana, 40 en los territorios orientales y 60 dólares americanos en Isla de la Juventud).

Como la inmensa mayoría de los cubanos radicados en la Isla no tienen ni tarjetas Visa o MasterCard, ni tampoco cifras de dinero tan elevadas, las redes explotaron con múltiples reclamos de los fanáticos.

¿Cómo es posible que quienes llenan los estadios, quienes mantienen verdaderamente vivo el pasatiempo nacional, no tengan la posibilidad de comprar las camisetas, gorras o cualquier otro accesorio del equipo de su preferencia? ¿Cómo es posible que la única vía para obtener un uniforme de la Serie Nacional sea depender de un familiar o un amigo en el extranjero?

Este hecho levantó ronchas, al punto de que se suspendió la puesta en marcha del servicio, y también sirvió para dejar al descubierto la ausencia de espacios físicos en la nación para la comercialización de artículos deportivos, específicamente los vinculados al béisbol.

Si no se consigue corregir estos asuntos, si no se apuesta por un diseño verdaderamente revolucionario, la pelota cubana continuará deambulando sin una perfil serio y representativo, y lo peor, sin que los aficionados se identifiquen con una imagen recatada, vetusta y desactualizada.

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