¿Qué lecturas nos deja la posible reinserción de peloteros emigrados en el equipo nacional?

Los fanáticos de la pelota cubana llevan años esperando por el regreso al plantel nacional de los jugadores que decidieron emigrar. Ahora las autoridades beisboleras de la Isla han abierto la posibilidad, pero no es un proceso que se va a solucionar de la noche a la mañana.

José Miguel Fernández visitó la camiseta de la selección nacional en el III Clásico Mundial y hoy es uno de los mejores bateadores de la Liga coreana. Foto: Tomada de MLB

Cuba está en disposición de aceptar de vuelta en el equipo nacional de béisbol a un grupo de sus peloteros emigrados sin necesidad de repatriación, aunque estos no pueden tener vínculos con organizaciones de MLB ni haber abandonado delegaciones en torneos internacionales.

La noticia la adelantó Swing Completo el lunes y fue confirmada este martes en el programa televisivo Bola Viva, donde, a pesar de la trascendencia del hecho, no aparecieron ni Higinio Vélez, presidente de la Federación Cubana de Béisbol (FCB), ni ninguno de los vicepresidentes de la entidad.

Luis Daniel Del Risco, tesorero de la FCB y Jefe de la Comisión de Reglas y Arbitraje de la Dirección Nacional de Béisbol, fue el encargado de hacer público uno de los movimientos más demandados por la fanaticada cubana, hastiada de fracasos y ridículos en torneos internacionales.

Dudas y certezas del béisbol cubano en tiempos de pandemia

“Estamos trabajando para lograr la participación de algunos atletas que no viven en Cuba, pero que tienen la posibilidad de incluirse en nuestro equipo en campeonatos internacionales, a partir de una serie de condiciones y requisitos que se están poniendo. Esto lleva una aprobación, lleva un estudio, pero se están dando los pasos para poder lograrlo”, puntualizó Del Risco en el espacio televisivo.

“Se está trabajando en las normas jurídicas, las cosas legales. Buscamos la experiencia internacional que hay respecto a este tema, cómo se han vinculado otros deportes, cómo el INDER le da tratamiento a esto y cómo nosotros desde el punto de vista migratorio y jurídico podemos insertar este elemento. Se analiza, lo estudiamos, lo vemos y creo que va a tener una solución, porque es un elemento que está latente y que nosotros lo estamos revisando constantemente”, añadió el federativo.

La noticia, en esencia, es muy buena. El retorno a las filas nacionales de peloteros con experiencia y rendimiento en la arena profesional fortalecería al instante al equipo cubano, tanto en el orden ofensivo como en el pitcheo, y, por ende, crecerían las opciones de mejorar los resultados internacionales. Si se concretara, probablemente sería lo mejor que le ha pasado al béisbol cubano en los últimos años, sin contar el pacto firmado con MLB (después cancelado por la administración Trump).  

Sin embargo, del dicho al hecho va un trecho, más en Cuba, más en la pelota cubana. La muestra más clara puede haberla dado el propio Luis Daniel Del Risco, quien al final de su intervención acotó: “Es importante que la población sepa que es un tema que no está dormido, es un tema que se está trabajando, pero tiene sus aristas, sus detalles que hay que irlos trabajando”.

Normalmente, esos detalles son los más incómodos, los cruciales, los que al final determinan si estamos frente a una película de ficción o a un caso de la vida real. Claro está, no vamos a perder la esperanza ni a prejuiciarnos, pero tomemos con calma esta posibilidad de volver a ver con la casaca de las cuatro letras a Leonys Martín, José Miguel Fernández, Henry Urrutia, Dariel Álvarez, Ariel Miranda, Dayán Viciedo y compañía.

No tan rápido.

“Cuando lo vea lo creo’’, afirmó Euclides Rojas a El Nuevo Herald tras conocer la noticia. Quizás sea una visión extremista, pero es el pensamiento –comprensible– de muchísimos fanáticos y especialistas, quienes no confían del todo en la capacidad de acción de la FCB, que por lo general está a expensas de decisiones en instancias superiores, pese a su cartel de organización no gubernamental.

Precisamente, las trabas que pueda encontrar esta idea en la cúpula del INDER –o incluso más arriba– es lo que más preocupa. El proceso pudiera toparse, por ejemplo, con pensamientos tan retorcidos como el expresado por Ramiro Domínguez, jurídico del organismo, cuando se valoraba la inclusión de los legionarios en la selección nacional de fútbol.

“Pudiera suceder que entre nuestros jugadores y los que supuestamente se incorporarían, provenientes del exterior, surgiesen diferencias al interno del elenco, marcadas por la ideología que puedan tener unos y otros. Esas diferencias pueden atentar contra la armonía y el buen desempeño como equipo”, dijo hace un año el funcionario del INDER.

Propuestas (no tan serias) para la crisis del béisbol cubano

Si estas ideas prevalecen en la dirección del deporte cubano, costará mucho llevar a buen puerto las nobles intenciones de la FCB, que, atada de pies y manos, tendría que seguir deambulando a merced de las decisiones de otros.

A favor de la FCB están los precedentes positivos: otras federaciones como la de balonmano, voleibol y atletismo ya han echado a andar la maquinaria de reinserción de atletas emigrados, lo cual podría ser una base crucial para desatascar cualquier traba.

Otro detalle que preocupa es el tiempo que puedan demorar las negociaciones. Por ejemplo, en el 2019 los voleibolistas Robertlandy Simón, Raydel Hierrezuelo y Maykel Sánchez estuvieron varios meses pactando su reinserción en el sistema competitivo de Cuba, algo que finalmente se concretó en agosto.

Ahora habrá que cruzar los dedos para que no existan tantas dilaciones y se puedan resolver todas las diferencias en el menor tiempo posible. No obstante, sería realmente sorprendente si se logra aclarar todo antes del Preolímpico de las Américas, que en teoría será en marzo del 2021.

No podría pasar por alto un asunto tan importante como la disposición de los jugadores emigrados, aunque esto no debe representar un problema, pues, por regla general, los peloteros están ansiosos por contar con una oportunidad para ganarse un puesto en la selección nacional.

De hecho, poco después de conocerse la noticia el camagüeyano Dariel Álvarez mostró su disposición. “Dónde y cuándo, ahí estaré”, escribió el agramontino en Facebook. Como él, Alexander Guerrero, Henry Urrutia y José Miguel Fernández, otros potenciales elegibles, también han manifestado su interés en defender la bandera cubana.

Los mayores conflictos respecto a los peloteros se concentrarían en los permisos de los clubes donde militen, los cuales, de seguro, no estarían dispuestos a prescindir de sus servicios por períodos prolongados ni en medio de sus ligas.

Igualmente, el aspecto económico debe entrar a jugar, sobre todo si la FCB pone como condición recibir algún por ciento del salario que los jugadores escogidos ganen en sus respectivos circuitos profesionales.

Quedaría también en duda qué pasaría si alguno de estos jugadores reinsertados logra establecer vínculos con organizaciones de MLB en el futuro. ¿Podrían seguir representando a Cuba en ese caso? ¿El hecho de estar asociados al equipo Cuba limitaría sus opciones de contratarse en Estados Unidos? ¿Tendrían que renunciar a defender el equipo nacional para firmar en Grandes Ligas? Sospechamos la respuesta a estas interrogantes, aunque no hay total claridad por el momento.

Pero más allá de estas cuestiones y los incómodos vericuetos jurídicos, no hay otros asuntos que pongan en riesgo la potencial inserción en las filas nacionales de un grupo importante de peloteros. A decir verdad, no han existido en los últimos años trabas reales que impidieran la convocatoria de nuestros peloteros radicados en Asia y América Latina, salvo la mentalidad cerrada de nuestros directivos.

Si se logran desterrar esos pensamientos atrasados, estaremos entonces ante un panorama favorable, de diálogo e inclusión, algo que desde hace mucho tiempo necesita nuestro béisbol.

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