Serie 58: Violencia entre jonrones y strikes

La subserie Holguín-Industriales en el Calixto García estuvo marcada por incidentes violentos.

Holguín e Industriales vivieron una subserie caliente que dejó, además de muchas carreras, hechos violentos y sanciones. Foto: Carlos Rafael/Periódico Ahora

Holguín e Industriales vivieron una subserie caliente que dejó, además de muchas carreras, hechos violentos y sanciones. Foto: Carlos Rafael/Periódico Ahora

En los últimos días se habla más de violencia y sanciones en los terrenos, que del rendimiento de los equipos en la 58 Serie Nacional de Béisbol, cuya batalla deportiva, si bien es un tanto apática, todavía deja cierto suspenso sobre los clasificados a la postemporada.

Pero ni siquiera esa disputa competitiva ha podido opacar los incidentes violentos que rondaron la subserie Holguín-Industriales en el Calixto García, o el misterio que se ciñe sobre la sanción disciplinaria al antesalista tunero Yordanis Alarcón por una supuesta “falta grave” hace una semana.

Del caso entre Cachorros y Leones hay muchos detalles. Un jonrón de Oscar Luis Colás antecedió a la batalla entre Noelvis Entenza y Yasiel Santoya, quienes se fueron a las manos luego de que el serpentinero azul le pegara dos veces la bola –al parecer con malas intenciones–, en el partido del pasado viernes 23 de noviembre.

“Se enfrentaron… parecían dos boxeadores”, relata un aficionado que estaba en las gradas del Calixto y filmó, con asombro, los momentos posteriores a la ya célebre trifulca.

Dos días después, en un duelo tranquilo –al menos en apariencia–, Frank Luis Medina pegó pelotazo a Marnolkis Aguiar y también fue expulsado, probablemente porque los dos equipos habían sido advertidos de que no se toleraría ningún tipo de incidente.

En el caso de Medina, recibió una subserie de castigo, mientras Santoya deberá cumplir nueve partidos de sanción, y Entenza, 12.

Entenza tiene promedio de limpias de 8.84 en esta temporada. Le batean 342. Ha permitido 13.25 jits por cada nueve entradas. En siete aperturas ha trabajado unos míseros 18 episodios. Es mucha su frustración, acrecentada, quizás, porque ni siquiera tuvo la puntería para golpear a Santoya.

Y en estos casos, a veces es mejor propinar un pelotazo tras un jonrón que irse a las duchas a pensar en los motivos de una paulatina decadencia.

El punto es que el serpentinero de los Leones, como todos los peloteros de la Serie Nacional, sabe que, si comete este tipo de indisciplinas, a lo sumo, le pueden tocar unas tres o cuatro subseries de sanción, y nada más, porque ya se desechó el pago de multas.

Por cierto, también en el compromiso entre Industriales y Holguín, el público arrojó objetos hacia el terreno, actitud que, según refiere la Dirección Nacional de Béisbol (DNB), pudo “atentar contra la integridad física de atletas, colectivos de dirección y árbitros”.

Las disputas, al parecer, continuaron fuera del estadio, a juzgar por un video difundido en las redes sociales, en el que se ve cómo Yordanis Samón, al costado de una guagua, responde a la provocación de un individuo y amenaza con atacarlo bate en mano. Afortunadamente, lo interceptaron las autoridades y algún fanático que deambulaba en el tumulto.

Caso Yordanis Alarcón: ¿dónde está la transparencia?

El otro tema caliente de la Serie tiene que ver con el antesalista tunero Yordanis Alarcón, a quien las autoridades de su territorio le propusieron la separación del equipo por el resto de la presente campaña, tras cometer una “indisciplina grave”.

Según los reportes del colega Dubler Vázquez, la Dirección Provincial de Deportes en Las Tunas propuso el castigo basada en el Capítulo III, Artículo 10, incisos K (fumar y/o ingerir bebidas alcohólicas o presentarse en estado de embriaguez) y L (ofender de palabra o con gestos a otro atleta, entrenador, árbitro, directivo o público presente) del Reglamento Disciplinario de la Serie Nacional.

Yordanis Alarcón se expone a un año sin participar en ningún evento y sin oportunidad de ser contratado. Foto: Ricardo López Hevia
Yordanis Alarcón se expone a un año sin participar en ningún evento y sin oportunidad de ser contratado. Foto: Ricardo López Hevia

Posteriormente, dejaron en manos de la DNB la ratificación o modificación de la medida, tal cual se establece en el Artículo 14 de dicho Reglamento.

Tres días después, el organismo rector de la pelota en la Isla determinó la modificación de la sanción y propuso para el mayor de los hermanos Alarcón una suspensión de un año sin participar en eventos nacionales e internacionales, y sin opciones de ser contratado.

Dicha decisión, a todas luces, muestra que la DNB interpretó que Yordanis cometió una “falta muy grave”, del tipo expresadas en el Artículo 9, inciso A (agresión física a otro atleta, entrenador, directivo, árbitro o al público), y el inciso K del Artículo 10 (fumar y/o ingerir bebidas alcohólicas o presentarse en estado de embriaguez).

Desde Oriente alegan una versión, la DNB tiene otra, pero ninguna de las partes relata lo que ocurrió; y ahí está el principal error. No existen, a los ojos de la prensa, de los fanáticos y de los jugadores de los otros equipos, detalles que permitan determinar quién tiene la razón o cuál es la gravedad de los hechos.

Mantener el absoluto secreto en estos casos ha sido, por lo general, el método utilizado por los directivos beisboleros, quienes prefieren dejar correr los comentarios que dar una versión esclarecedora y transparente de cualquier incidente.

Todavía esto da para más. Las autoridades tuneras reclamarán el dictamen final de la DNB, en primer lugar, porque aseguran que Alarcón no agredió físicamente a nadie, y en segundo porque consideran que la indisciplina no fue tan grave como para excluirlo por dos temporadas (lo que queda de la Serie 58 y buena parte de la 59), y para que pierda la oportunidad de jugar contratado en Italia, como lo ha hecho en los dos últimos años.

Mal de fondo

Estos hechos no son un fenómeno exclusivo del béisbol cubano. En efecto, noticias sobre incidentes violentos alrededor de las canchas llegan desde cualquier latitud.

Sin embargo, el caso de nuestro pasatiempo nacional sí merece un aparte en cuanto al modelo de sanciones, ya sean individuales o colectivas.

Por ejemplo, hemos escuchado de innumerables faltas de respeto de los aficionados, de múltiples cánticos despectivos, regionalistas y racistas en los estadios, pero, ¿cuándo fue la última vez que un equipo determinado jugó sin público en las gradas como castigo a la actitud de sus fanáticos?

Este tipo de sanciones nunca se han aplicado. Además, los antecedentes de la última década demuestran que no se ha determinado una línea sobre los correctivos.

Crazy Cuban Brawl

Por una parte, hemos creado precedentes de mano blanda y de extrema severidad, pero jamás ha habido coherencia con un criterio. Eso sí, ha habido indolencia, se ha sido permisivo al punto de aceptar la reinserción en el sistema deportivo de un jugador que, solo por milagro no mató a otro pelotero al atacarlo con un bate.

Ese pelotero (Demis Valdés) fue separado un año de la Serie Nacional, idéntico castigo al que recibió Yosvani Alarcón por una pelea no tan aparatosa, similar a la de Santoya y Entenza, quienes, a su vez, solo estarán fuera del campeonato por tres y cuatro subseries respectivamente.

Así de complicado es el sistema de sanciones del béisbol cubano, condicionado por la subjetividad y la apreciación de un reducido grupo de personas.

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