Mario Kindelán, a punto de vender su título olímpico de Atenas 2004

El holguinero, monarca estival de Sydney 2000 y Atenas 2004, intentó vender su corona de la capital griega para construirle una casa a su madre, pero su rival de aquella final se negó a comprarla

Mario Kindelán (derecha) y Amir Khan (izquierda) en la premiación de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Foto: Richard Pelham/News Group Newspapers.

El otrora estelar boxeador cubano Mario Kindelán, doble campeón olímpico de Sydney 2000 y Atenas 2004, estuvo a punto de vender su título estival de la cita griega, pero su rival de aquellos Juegos, el británico Amir Khan, se negó a comprarle la medalla al pugilista holguinero de 52 años.

Kindelán y Khan coincidieron esta semana en el Royal Rumble II, un evento benéfico organizado por la Federación de Boxeo de Bahréin, donde el cubano le propuso al británico la venta de la presea dorada de Atenas para construirle una casa a su madre en la isla. La historia la develó el propio pugilista europeo en sus redes sociales y en una entrevista con el periodista Michael Benson, de talkSPORT.

“Fue triste ver [en esa situación] a un tres veces campeón mundial amateur, uno de los mejores aficionados que jamás haya salido de Cuba y dos veces medallista de oro olímpico. Ver eso me duele. Me dolió cuando me decía que no tenía dinero, así que le di algo de efectivo. Pero entonces me preguntó si quería comprarle la medalla de oro”, relató Amir Khan en su intercambio con Benson.

“Al principio pensé que estaba bromeando, pero realmente quería venderme la medalla para poder construirle una casa a su madre. «La familia es muy pobre y quiero construirle una casa», me insistió. Le pregunté cuánto podría costarle la casa y me respondió que 5000 dólares. Entonces, le dije que le daría el dinero, pero debía prometerme que se quedaría con la medalla y nunca la vendería a nadie, porque se ganó ese oro olímpico”, precisó el británico.

Khan aseguró que nunca aceptaría un trato con Kindelán por la corona perdida en Atenas, pues el antillano lo derrotó en buena lid. “Estoy muy feliz de que me haya contado la historia porque nunca le dejaría vender esa medalla de oro, y él me prometió que no lo hará ahora. Le envié el dinero y espero que ahora pueda construir la casa de su madre”, apuntó el boxeador de raíces paquistaníes, quien tuvo una fructífera carrera profesional, incluyendo el título unificado del peso ligero-welter entre 2009 y 2012.

Después de relatar a los medios y en redes sociales lo vivido en Bahréin, Khan borró una de sus publicaciones al respecto en X (antes Twitter) y colocó otro post en el que dijo que no se sentía bien hablar sobre las dificultades de otros. “Que Dios le haga la vida más fácil”, expresó el británico en referencia a Kindelán.

Al margen de este suceso, Khan no dudó en catalogar al holguinero como una leyenda con la que tuvo la fortuna de compartir el ring. “Boxeamos dos veces en los amateurs. Me venció en la final olímpica en Atenas cuando tenía 17 años. Luego, unos meses después, volvimos a pelear y lo vencí en Bolton, donde me convertí en el número uno del peso ligero del mundo y pasé a las filas profesionales con Frank Warren. Es un placer reencontrarme con uno de los mejores boxeadores aficionados de todos los tiempos”, dijo el pugilista ya retirado.

Kindelán no es el primer cubano que intenta deshacerse de una medalla olímpica a cambio de dinero. Hace solo dos años trascendió que las coronas estivales de Leuris Pupo e Iván Pedroso fueron los dos artículos mejor pagados –más de 70 000 dólares– en la subasta de la compañía estadounidense RR Auction, mientras una de las coronas del pinareño Roniel Iglesias se vendió por más de 80 000 dólares en el presente año.

Según un recuento realizado por Play Off Magazine, también se conoce que han sido subastadas otras medallas olímpicas de deportistas cubanos, como las de Alberto Hernández, Miguel Caldés, Juan Luis Marén y Carlos Banteux.

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