Cinco horas con Floyd Mayweather

Varias visitas de celebridades mundiales del deporte a la isla se han registrado en las últimas décadas pero gracias al 17D las llegadas de los famosos, en un corto plazo, cobran mayor connotación mediática.

Antes que la superestrella del boxeo profesional estadounidense, Floyd Mayweather Jr., estuviera unas cinco horas la pasada semana en La Habana, este cronista había visto pasar por Cuba desde finales de los años 70 a leyendas vivientes norteamericanas del cuadrilátero como Ray Sugar Leonard, en función de comentarista de una televisora, a Mike Tyson en una fugaz presencia navideña, y a Mohamed Alí, en dos ocasiones en Cuba como un embajador de buena voluntad.

También a otras figuras latinoamericanas del ring como el panameño Roberto “Mano de Piedra” Durán en compañía del mandatario de su país, Omar Torrijos, y al puertorriqueño Wilfredo Gómez ya flamante campeón profesional, invitado como espectador a un tradicional torneo internacional cubano, en Pinar del Río en 1976.

Artistas notables desde Estados Unidos también arribaron por esas épocas, sin que fueran momentos de pactos de buena vecindad con “el enemigo del Norte”. Es que realmente el deporte y la cultura, en su esencia, siempre tendieron a trascender fronteras ideológicas.

Ahora la primera figura del pugilismo rentado de la Unión Americana aterrizó en La Habana, sorpresivamente en su avión privado, y lo parqueó en la terminal número cinco del aeropuerto internacional “José Marti”, a escasa distancia de la “finca” de los boxeadores cubanos como popularmente se conoce al cuartel general de la selección olímpica.

Algunos medios estadounidenses especularon que Mayweather habría venido como enviado de un popular promotor-manager, Al Haymon encargado de representar a más de 50 boxeadores profesionales entre ellos algunos cubanos, para explorar posibles negocios con el boxeo local en medio de los cambios anunciados.

“No se habló nada de negocios ni preguntó por boxeadores, sólo vino a Cuba porque quería conocerla y estar en alguna instalación deportiva”, asegura a OnCuba el campeón olímpico minimosca de Montreal-76, Jorge Hernández, encargado de guiar al célebre púgil en su fugaz estancia.

Mayweather y su séquito de ocho personas llegaron a La Habana a las dos de la tarde y se regresaron a su país sobre las siete de la noche del mismo martes 13 de octubre, informó Hernández quien fungió como preparador en el equipo nacional entre 1991 y 2013.

Fue precisamente uno de sus laureados pupilos, Yuriorkis Gamboa, establecido en Miami, quien dio el nombre y el teléfono de su ex entrenador al multicampeón norteamericano cuando éste le dijo que necesitaba una persona de confianza en La Habana que lo llevara por la capital cubana.

“Él y Floyd tienen una buena relación de trabajo”, señala Hernández. Gamboa recientemente anunció que pelearía bajo el paraguas de la compañía que dirige Mayweather. El guantanamero campeón mundial y olímpico de Atenas-04, desertó a fines de 2006 en Venezuela y en abril de 2007 debutó como profesional y poco después conquistaba dos títulos mundiales de las organizaciones AMB y FIB en la división pluma (57 kg). Amparado en la reforma migratoria cubana, retornó de visita a la isla en mayo último y se reencontró con su antiguo entrenador en La Habana, nueve años después.

Adonde primero quiso ir Mayweather fue a probar comida cubana. “Me especificó: quiero comer frijoles negros, arroz blanco, pollo y carne asadas”. Entonces el ilustre acompañante cubano lo llevó al restaurante estatal El Aljibe, reconocido por esos buenos platos.

“Salió muy a gusto. Durante la comida conversamos sobre boxeo. Él me preguntó de mi record de peleas y me habló sobre las suyas; frente a mí estaba el mejor boxeador profesional actual de su país.”

Con una hoja de servicios invicta, 49-0, fue campeón del mundo en cinco categorías: superpluma, ligero, superligero, welter y superwelter. Es considerado actualmente como el mejor, libra por libra, y ha declarado que puso punto final a su carrera hace un mes. Está por ver… Por cierto, ha hecho también una multimillonaria fortuna en el negocio del “pagar por ver” trasmisiones televisivas de los carteles boxísticos.

Antes de despedirse como amateur en los Juegos Olímpicos de Atlanta-96 superó al cubano Lorenzo Aragón por la medalla de bronce.

“Ya en el recorrido, a decir verdad, no se pudo hablar mucho pues él estuvo todo el tiempo atento al paisaje habanero. Todo lo miraba, a pesar del tiempo lluvioso. Quería estar en un gimnasio y lo llevé a la Arena Trejo en La Habana Vieja, pero antes detuvo el autobús para tomarse fotos en el malecón habanero con El Morro a sus espaldas. Ya en la instalación se cambió el calzado, se subió al cuadrilátero, nos tomamos fotos, y luego se desprendió a caminar por las calles cercanas mientras se le unían personas que le reconocieron, cada vez más y más gente”, observa el campeón mundial de La Habana en 1974 y que por estos días también recuerda el título que alcanzó hace 40 años en los Juegos Panamericanos de Ciudad de México.

¿Podría estar pensando Mayweather proponer en un futuro a La Habana para montar una pelea por la discusión de una faja mundial en conexión con importantes televisoras norteamericanas? En China el boxeo estuvo prohibido largo tiempo en época de Mao y hoy ya son frecuentes estos espectáculos, aunque no figuren chinos sobre el encerado.

El astro estadounidense no habló nada de eso ni de ningún plan de su empresa boxística, según insistió el jubilado preparador cubano. “Su visita es muy importante por el momento histórico que estamos viviendo con el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Ojalá y sigan visitándonos más figuras”.

De La Habana Vieja de nuevo al aeropuerto. Hasta pronto, Floyd.

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