Clásico Mundial 2017: La inexcusable levedad del Cuba

Cuba en el Clásico Mundial de Béisbol. Foto: @WBCBaseball/Twitter.

Cuba en el Clásico Mundial de Béisbol. Foto: @WBCBaseball/Twitter.

Japón volvió a ganarnos –aunque Cuba volvió a darle batalla–, y ahora solo nos queda vivir de la esperanza: es decir, de derrotar a Holanda hoy por la noche y esperar que los nipones liquiden mañana a Israel. Lo segundo puede ocurrir perfectamente; lo primero es bastante improbable.

Cerró el juego, corroboró que estamos lejos del nivel exigido para aspirar a títulos y glorias, y sacó a la luz del día tantas limitaciones que harían falta varios comentarios (o uno laaaaaaaargo) para referirlas. Entre ese rosario de lunares, voy a poner la tecla sobre la llaga en tres de ellos.

1-La rigidez táctica

“En la pelota juega el que batea”. La primera vez que oí este axioma fue de niño, y después se lo escuchaba a diario a mis entrenadores de 13-14 años. A veces hasta me lo repetía en el home plate, para azuzarme, convencido de que aquella verdad era el centro del deporte. Porque el béisbol se gana con carreras.

¿Cuál ha sido el mayor problema del team Cuba desde que los profesionales aparecieron en escena? La ofensiva, amordazada hasta niveles paroxísticos. Por eso, desde antes del Clásico y durante, abogué todo el tiempo por alinear a los mejores bateadores, más allá de posibles carencias defensivas. Y Martí demoró en darle crédito a la máxima –desde su conservadurismo, demoró– aunque a la postre, y sin otro remedio, dio a torcer el brazo.

Puso a jugar a Yosvani Alarcón, y el tunero pegó casi un tercio de los hits de la escuadra. Le dio entrada a Víctor Víctor Mesa, y el muchacho sopló un imparable que remolcó a dos corredores. Apeló a Jeferson Delgado, y aunque no pudo retribuirle con batazos, engarzó par de conexiones admirables en tercera.

No fue ironía ni casualidad. Las más de las veces, el respeto por las lógicas del juego rinde dividendos, y no existe razón para querer inventar cosas donde –como en el béisbol– no hay nada nuevo bajo el sol.

Los equipos no se arman por simpatías personales, regionalismos ni caprichos, sino arando cada desafío con viejos bueyes. Los bueyes infatigables de la sabiduría.

Alarcón cumplió con el madero. Foto: Foto: worldbaseballclassic.com.
Alarcón cumplió con el madero. Foto: Foto: @WBCBaseball/Twitter.

2-El apagón anímico

En todos los reportes llegados de Japón se hacía hincapié en el ímpetu del grupo. Se hablaba de desenfado, de optimismo, de combatividad. Se decía –y a ratos ha parecido así– que no había presiones. Que el secreto era salir a divertirse.

Hoy no afloró nada de eso, y como muestra lo remito al botón del sexto inning. El choque iba empatado, y Alarcón disparó un indiscutible que impulsó a Gracial con la ventaja. Entonces –seguramente usted se percató– las cámaras dejaron ver que el dugout cubano parecía el auditorio de un congreso de la UNEAC. ¿Y la alegría? ¿En qué cuneta había quedado la vehemencia de los caribeños? ¿Dónde estaban los ánimos que tanto cacareaban?

Basta con un sencillo por el cuadro –más vale no ignorar esta lección– para que los dominicanos hagan una fiesta.

3-El culto a la desconcentración

Vamos a ver, es normal que a un lanzador lo mortifiquen los errores. Siente que dominó al contrario, un compañero al campo yerra en el fildeo o en el tiro, y el esfuerzo no obtiene recompensa. En efecto, el error es un anticlímax lamentable.

Sin embargo, está en el juego. Incluso en los line scores tiene casilla propia. De modo que no se entiende cómo un veterano (en este caso Lahera) puede perder las riendas del partido simplemente porque algún compañero no alcanzó a atrapar una pelota.

Siempre digo que, más que en materia de control, velocidad o repertorio, el serpentinero cubano le cede al foráneo en enfoque. En ese arte de no perder la flema aunque el mundo se esté acabando a sus espaldas.

Japón repitió su triunfo sobre Cuba y está prácticamente en semifinales. Foto: @WBCBaseball/Twitter.
Japón repitió su triunfo sobre Cuba y está prácticamente en semifinales. Foto: @WBCBaseball/Twitter.

RESUMEN

Momento clave: El fallo de Saavedra sobre el tiro de Ayala.

MVP de Cuba: Gracial, que redondeó su mejor choque ofensivo cuando más se le exigió en la alineación.

La pifia del juego: En el cuarto episodio, las aguas cubanas habían crecido hasta soplarle cuatro hits casi seguidos a Sugano. Fue en ese momento que Alarcón trató de llegar de la inicial a la antesala con un hit al bosque izquierdo, fue puesto out y mató el rally. Tamaña subestimación del adversario costó cara.

La frase de hoy: “Alarcón va hasta el box seguro que a decirle al lanzador: lo que te queda trata de aprovecharlo”. Firmado: El de siempre.

Ganó: R. Akiyoshi. Perdió: M. Lahera. Salvó: K. Makita. HR: T. Yamada 2, Y. Gracial.

Dejados en base: 4.

Strikes en primer envío-Bateadores enfrentados: V. Baños 8-19; Y. Yera 1-7; M. Lahera 3-12.  

Strikes cantados-Strikes tirándole-Fouls-Bolas en juego: V. Baños 17-3-9-13; Y. Yera 4-3-7-6; M. Lahera 7-7-9-10.

Rodados-Líneas-Elevados: V. Baños 8-0-1, Y. Yera 3-0-1; M. Lahera 3-0-2.

Puntuación del abridor: 37.

DEFENSA

Error: W. Saavedra.

Cogido robando: Y. Alarcón.

Double play: Y. Alarcón-J. Delgado.

Salir de la versión móvil