Con la campeona olímpica Idalys Ortiz

La encontré en las afueras del Gimnasio de Judo del Centro de Alto Rendimiento Cerro Pelado. Conversaba con varias compañeras en un tiempo de descanso. Adentro se escuchaba el sonido de los cuerpos al caer en el colchón. Pude divisar cierta sorpresa cuando le estiré la mano amablemente en señal de saludo. Me identifiqué y me regaló una sonrisa desde mi primera felicitación.

– Vamos a pedirle permiso al profe- me dijo ante mi propuesta de entrevista. (Después me dijo que el entrenamiento era sagrado y solamente el profesor Ronaldo Veitía podía autorizar otra actividad en ese horario).

Con la autorización concedida nos sentamos a dialogar en la cátedra del gimnasio, un pequeño lugar climatizado que muestra en las paredes la historia cubana en los tatamis. En una esquina están las imágenes más recientes, las de la campeona olímpica de este deporte en Londres 2012. A mi lado, lista para responder las preguntas para los lectores de OnCuba, la protagonista de esta hazaña: Idalys Ortiz Bocourt.

¿Cómo llega Idalys a la práctica del judo?

En mi familia siempre hubo tradición deportiva. Mi hermano practicó boxeo y mi hermana pasó por el judo. Era una niña corpulenta. Un día iba caminando por la calle con mi mamá y se acercó el profesor de judo para ver si me interesaba. Dije que sí y comencé con 10 años. Pero faltaba mucho porque el área especial quedaba lejos de la casa. Fui a mis primeras competencias y me fue bien. Por esto me captaron en el año 2000 para la Eide Ormani Arenado en Pinar del Río, y desde ahí comencé a dedicar mi vida a esta especialidad.

Desde bien joven te adueñaste de un lugar en el equipo Cuba. ¿Cómo lo logras?

Estuve cuatro años en la Eide hasta que me promovieron para el equipo nacional. Tenía  15 años. En esta división habían cinco atletas. Empecé a ganarme el puesto con dedicación. La principal figura era Ivis Dueñas, quien es merecedora de todo mi respeto por su calidad humana, ella tiene mucho que ver con mis resultados. Para mí la clave estuvo en el esfuerzo, cómo era la más joven sabía que tenía que multiplicar el trabajo.  Fui al Mundial de Río de Janiero en 2007 y terminé quinta. Pero mi inclusión en la elite ocurrió un año después, cuando asistí a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 con 18 años y regresé con un metal bronceado.


¿Cómo has mantenido esa sorprendente estabilidad en el podio de premiaciones durante cuatro años?

En Beijing perdí con la china Weng Tong y no quedé satisfecha. Creo que tuve posibilidades de hacer mejor las cosas. Por eso después defendí la idea de que no tenía rivales fáciles, y manejé cada combate como si fuera una final. Quizás ese es el secreto para mantener el nivel: dejar todo el esfuerzo sobre el tatami.

Londres 2012…

Tuve un sorteo difícil, otra vez me vi las caras con la china Tong. Pero yo estaba dispuesta a ganar todas las peleas, me había preparado para ello. Muchos creen que me coroné precisamente en la semifinal ante Tong, pero no estoy de acuerdo, ese triunfo fue importante como todos, pero la medalla de oro la gané cuando en la final los árbitros levantaron unánimemente mi bandera en el hantei (decisión de los jueces). Sentí una emoción inmensa. Hacía 12 años que el judo femenino cubano no subía a lo más alto del podio olímpico.


¿Qué significa ser la primera cubana campeona olímpica en la división de +78 kilogramos?

Es un reto superior. Imagínate que en la división superpesada estuvieron figuras de la talla de Estela Rodríguez y Daima Beltrán. Ellas son mi ejemplo a seguir. Son campeonas olímpicas de la vida. Daima fue a Londres con la delegación de México, pero estuvo constantemente pendiente de mi actuación. Me daba ánimo y me decía que tenía que lograr lo que ellas no pudieron. Me han apoyado mucho y eso lo valoro bastante.

Idalys anunció que su próxima meta es la Copa del Mundo por equipos en Brasil el 27 y 28 de octubre.  Sabe que el oro olímpico elevó su compromiso. “Mil gracias a todo el que confió en mí, a los que me felicitan en la calle, a los que combatieron junto a mí en cada pelea en Londres. Disfruto tener un pueblo que me quiere y me admira. Ahora no puedo fallarles.”

Salir de la versión móvil