Con ustedes, la roja de Sampaoli

Chile en la Copa Mundial de Fútbol

Ubiquémonos de inmediato. Estamos en Cuba y en la Copa del Mundo, Chile acaba de mandar a hacer las maletas a España. Ya ubicados, busquemos ahora algo para enlazar lo ocurrido con la Isla y poder escribir algunas conjeturas sobre el hecho.

¿A qué no me creen? ¿A qué no saben que en el mundial hay un cubano? ¿Un cubano que no es Pitbull? Un cubano que por demás está siendo protagonista, que fue protagonista en el Chile-España y que ha sido noticia durante toda la última semana.

Pues no dilato más. El hombre se llama José Amador. Fuera de las canchas es la mano derecha del DT de Chile Jorge Sampaoli. Es fisioterapeuta, ha sido el encargado de llevar toda la rehabilitación de la lesión de una de las estrellas del equipo: Arturo Vidal.

José Amador, fisioterapeuta cubano
José Amador, fisioterapeuta cubano

“Gracias a él estoy pudiendo jugar el Mundial de Brasil”, declaró el jugador de la Juventus de Italia. Vidal, a pesar de no estar al cien por ciento, debutó frente Australia, exactamente 38 días después de que el menisco externo de su rodilla derecha fuera sometido a una cirugía. Desde ese entonces, el cubano Amador no se ha despegado de su lado, ha trabajado 10 horas diarias con el jugador y sus manos lo han devuelto al ruedo. “Ya estoy preparado y no pienso en mi rodilla. Estoy en Brasil gracias a él”.

Arturo Vidal es una de las piezas claves en el andamiaje de Chile, quizá el más esencial por su función dentro del campo, el jugador bisagra, el que se sacrifica en defensa y aporta en ataque, la llave de un medio centro rocoso, donde él, sin soltar el cuchillo entre los dientes, es el encargado, con toques de seda, de servirle balones a los delanteros.

Pero más allá de ocuparse de la recuperación completa de Vidal, Amador es como el sacaclavos del plantel, el hombre que alivia las preocupaciones de Sampaoli, el que le saca la piedrecita incómoda del zapato, el tipo de confianza, la persona a quien el técnico argentino le encargó que por favor, le devolviera los dos hombres que le generan juego desde la mitad de la cancha, sus dos motores, Vidal y Valdivia, que llegaban al mundial tocados y con problemas físicos. Y Amador se los entregó.

Dicen algunos medios de prensa chilenos, que el cubano va con Jorge a todos los sitios. Que son una pareja insustituible, que no se han despegado desde que el argentino lo fichó cuando entrenaba en Ecuador. “Si alguien tiene que decidir sobre un futbolista, no son los médicos, es el cubano” comenta Diego Astuz, periodista del Tiempo.

Ahora, justificado el tema, retomemos lo que queríamos de antemano. Pues en el choque de las rojas, Chile se quedó con todo el brío. De la furia de España hizo añicos, la pulverizó, digámoslo mejor, esparció las cenizas por todo el Maracaná y se encargó de las exequias. Recuerden que Holanda ya había preparado el cadáver para el sepelio. Los de Jorge Sampaoli solo tuvieron que cerrar el ataúd y firmar el acta de defunción de los ibéricos.

Esta versión de Chile se ve bien, con buena cara. No es para menos, acaban de dejar tirados en la cuneta al vigente campeón del mundo y de las dos últimas Eurocopas. Se han clasificado sin ningún tropiezo para los octavos de final en sus dos salidas iniciales, 180 minutos que han mostrado un equipo cabal, compacto, que muerde arriba y muerde abajo, que no deja respirar, que sale con limpieza desde el fondo sin rifar el cuero, con criterio, buscando que la pelota vaya vía libre entre los hombres de buen pie de su media cancha, sin tartamudeos, sin cavilaciones.

Eso tiene este plantel, que asfixia pero que juega, que raspa como un rastrillo afilado pero que se mueve por las bandas a la velocidad de la luz, que va fuerte a todas las pelotas como si fuera el último balón del descuento pero que cuando tiene la oportunidad, ya sea a toque de corneta en contragolpe o en una combinación de sus alas, te vacuna sin clemencia.

No es exageración, bueno, ustedes lo han visto, este Chile tiene de todo, un arsenal variado, pero tampoco creo que sea para avanzar más allá de la instancia a la que han accedido; me parece que si evitan a Brasil hay de todo, de lo contrario, regresarán a Santiago.

El mérito rojo es en parte albiceleste, estilo argento, una identidad que pasa, ineludiblemente, por la corporación Bielsa&Sampaoli. Primero, el loco les abrió los ojos, les mostró la idea y luego se las incorporó como gen competitivo. Después, el rapado siguió el camino y retomó los postulados heredados por su antecesor. Bielsa aguijó la visión, la estética y el vértigo. Sampaoli, a esos mismos componentes les añadió vértigo, presión e intensidad. Y ese es el Chile de hoy, un grupo de talentosísimos jugadores que son gacelas al ataque y pitbulls en la marca.

Desde lo táctico también hubo innovaciones. El técnico argentino reconvirtió a Medel de volante de contención en marcador central, cambió el olfato goleador del chupete Suazo en la punta por la movilidad de Vargas, dejó fuera del plantel a un establecido David Pizarro, mandó a la banca al tren Beasejour y le dio paso por el carril de la izquierda al jovencito Mena, depositó todos los galones en Sánchez y Vidal dejando la magia de Valdivia solo para distraer en las postrimerías. Decisiones que si nos guiamos por el resultado, ya van valiendo la pena.

De España qué decir, que decir que no se haya dicho y la gente no sepa. Por más que ahora aparezcan los profetas del fin de ciclo, los que bajaron la vista por seis largos años de hegemonía absoluta y que ahora se rompen la garganta a costa de este mazazo, del estrepitoso traspié de la generación más talentosa que se haya coronado en la historia (sí, así de absoluto), lo único que puedo decir es que si España perdió tan desalmadamente, en el fútbol, el pasmo también juega y anota.

Salir de la versión móvil