Copa Oro 2015: ¿El último aviso?

México, Trinidad & Tobago y Guatemala serán los rivales de Cuba en la fase de grupos de la Copa Oro, a celebrarse del 7 al 26 del venidero mes de julio en varias ciudades de Estados Unidos, según anunció la Confederación de Fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe (CONCACAF por sus siglas en inglés).

Ubicada en la llave C, la selección nacional debutará el jueves 9 contra el once azteca en el Soldier Field, de Chicago, tres días después rivalizará con los trinitarios en el Estadio de la Universidad de Phoenix, en Arizona, y cerrará la primera ronda, el miércoles 15, ante Guatemala en el Bank of America Stadium, en Charlotte, Carolina del Norte.

La agrupación aparenta ser la menos complicada de las tres, pero solo las bondades del sistema de clasificación -ocho de los trece equipos pasaran de ronda, los dos primeros de cada grupo y los dos mejores terceros– induce a pensar que los cubanos regresarán a la instancia de cuartos de final, que es el tope histórico en estas citas (2003 y 2013).

De entrada, viene bien arrancar con México, cabeza de grupo y favorito al título pero que podría no llegar al debut con el engranaje óptimo, otorgando así alguna que otra concesión ante una presión seria de los antillanos, algo más improbable en un segundo o tercer choque. En el intermedio llegará Trinidad & Tobago, que ya no es ni la sombra de aquel equipo que gustó en Alemania 2006, pero que es menos irregular y también posee mayor rodaje que el nuestro. El cierre será ante Guatemala, probablemente la selección más floja de Centroamérica y, casualmente, la última a la que Cuba pudo derrotar en una eliminatoria mundialista (2-1 en el Estadio Nacional Pedro Marrero rumbo a Sudáfrica 2010).

El resto de las agrupaciones quedaron compuestas a base de Estados Unidos, Panamá, Haití, Honduras y Guyana, en el grupo A, y Costa Rica, El Salvador, Jamaica y Canadá, en el B, con el “Team USA” y los “ticos” a la cabeza sus llaves.

Tópicos entre líneas

Aunque repetir en los cuartos de final e incluso llegar más lejos – muy complicado – maquillaría el maltrecho currículum de la selección nacional, el éxito de los nuestros pasará por sortear complicaciones de otra naturaleza en un certamen que históricamente se nos da mal.

En primera instancia, competir decentemente debe ser el objetivo puntual de los cubanos -entiéndase aquí el término decentemente como el modo de ganar o perder con fútbol, carácter y, si se puede, con identidad- para no regresar a casa con las maletas repletas de goles (La valla antillana fue perforada 39 veces en los últimos siete partidos jugados entre las ediciones de 2011 y 2013).

Independientemente de la preparación, habrá que atinar en la convocatoria rumbo al torneo. Ojo: Cuba no está en condiciones de guardarse nada para los Juegos Panamericanos de Toronto, también por esas fechas. En ese sentido, la selección mayor pide a gritos a varios elementos del sub-21 de los Centroamericanos de Veracruz y a cuanto talento emergente florezca en los pastos del Campeonato Nacional.

El ciclo mundialista recién inicia, pero la Copa Oro tal vez sea la única vitrina de caché que le quede a los criollos para demostrar calidad y condiciones ante cazatalentos y ojeadores de clubes foráneos, previo a las eliminatorias de Rusia 2018. Los jugadores cubanos necesitan algo de lo cual carecen, cartel, y buenas demostraciones en Estados Unidos podrían llegar a concretar varias de las contrataciones con las que se especuló luego de Veracruz pero que parecen haber quedado en el aire.

Por último, habrá que observar cómo se comporta el tema de los abandonos en plena competencia, algo con lo cual ironizan hasta analistas de programas especializados de ESPN. En las condiciones actuales, un éxodo tipo Preolímpico de 2008 en Tampa, sepultaría la aspiración nacional de emerger de las tinieblas del fútbol mundial.

De cualquier forma, por primera vez en varios años la máxima competición balompédica de CONCACAF no pasará desapercibida en el calendario. La visita a La Habana del Cosmos de Raúl será un buen preámbulo, un incentivo para la afición. Ya no hay margen para bochornos ni desplantes. La Copa Oro puede marcar el punto de inflexión y el inicio hacia un rumbo cierto. Talento existe, ahora, a falta de galones para forjarlo en casa, hay que cotizarlo extra fronteras. No hay de otra.

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