Cuba le dice adiós al Premier 12

Foto: Ricardo López Hevia

Foto: Ricardo López Hevia

 

Finalizó el Premier 12 para Cuba. La derrota ante Corea del Sur en los cuartos de final los deja fuera de la discusión de las medallas. Una actuación, que más allá de las predicciones que indicaban lo que terminó ocurriendo, deja bien claro, al desnudo, el nivel del béisbol que se juega hoy día en la isla.

Cuba, desde que piso la grama del estadio Intercontinental de Taichung en la lid, no dejo de trastabillar. Todo fue agonía, innings tras innings, fastidio, al verse impotente ante sus rivales. No tuvieron armas para combatir. Los cubanos se acaban de despedir de otro torneo importante, abatidos, desalentados, pero regresarán a casa con una gran certeza: la vida ha cambiado, ha dado un brusco vuelco, el béisbol cubano ya no es el de antes y ha perdido muchísimo terreno en la arena internacional.

Atribuirle el descalabro a las posibles decisiones desacertadas de Víctor Mesa y su cuerpo de dirección o al manso cuerpo de lanzadores o la raquítica ofensiva que presentó la selección nacional sería un despropósito, un cuestionamiento injusto e insensato. Todos sabemos que, lamentablemente, la imagen que acaba de dejar Cuba en la retina de los aficionados es una cuestión sistémica que pasa por revolucionar la manera de ver el béisbol por sus federativos y los dirigentes del deporte en el país.

La temprana despedida no asusto a muchos, era predecible, el plantel cubano demostró que dándolo todo, poniendo toda la carné en el asador en cada uno de los partidos, no pudo, entonces, la culpa no es de los jugadores ni del manager y si todo sigue igual llegaremos a un punto donde la derrota será un lugar común y donde viviremos sin sobresalto, inmunes al dolor.

Marcador Final: Corea del Sur 7 Cuba 2

Stayler Hernández opina: “Sabíamos que era difícil pero nos quedamos un poco por debajo, desde que empezó el torneo las cosas no salieron como queríamos y eso complicó las cosas”. Foto: Ricardo López Hevia
Stayler Hernández opina: “Sabíamos que era difícil pero nos quedamos un poco por debajo, desde que empezó el torneo las cosas no salieron como queríamos y eso complicó las cosas”. Foto: Ricardo López Hevia

Voces del partido:

“Estamos muy tristes pero ellos fueron superiores, el terreno así lo quiso” nos dice, sin mucho más, Alexander Ramos, miembro del cuerpo de dirección de la selección nacional. La eliminación de la escuadra en cuartos de final ha dejado entristecido a gran parte de los jugadores, la mayoría no ha querido comentar al respecto.

¿Hubo charla después de la derrota?

“Un pequeño mitin, Víctor nos animó, nos dijo que levantáramos la cabeza que de estas cosas se aprenden y que hay que seguir luchando por elevar el nivel”.

¿Durante el torneo en algún momento se sintieron impotentes?

“A lo mejor inferiores, ya no somos el equipo Cuba de antes, pero impotente no, nunca nos rendimos”.

Cuba llegó a su fin en el Premier 12. Las voces ya no se escuchan, susurran a lo lejos.

La banderilla de Juan Kubala

Ni el mundo, ni la vida, ni los aguaceros de mayo o las noches de parranda. Nada se va a acabar porque el Premier se nos haya acabado a los cubanos. A fin de cuentas, la derrota se ha hecho compañera del diario en materia de béisbol, y ya aprendimos cómo digerirla sin malestar de estómago.

Se sabía que Sudcorea sería un pan duro –durísimo- para los pocos dientes del equipo. Morderla implicaría jugar a la pelota como no lo habíamos logrado en el torneo, no por falta de ganas o capacidad de sacrificio, sino por escasez de calidad, algo que no se compra en la farmacia ni se produce en serie.

¿Que Víctor Mesa erró varios disparos? Es verdad. Sobre todo en cuestiones de manejo del pitcheo. ¿Que regalamos unos cuantos outs correteando las bases como chiquillos en una pradera? También es razonable. Pero incluso acertando VM en el ciento por ciento de sus decisiones, el equipo no habría ganado el campeonato.

No se puede aspirar a la victoria cuando careces de garantías monticulares. El primer y mejor abridor, Yosvani Torres, no es ningún cinchete, así que poco se podía esperar de los demás. Para colmo, el relevo distaba de tener profundidad, y su carta de triunfo, Héctor Mendoza, andaba lejos de la forma que antes exhibió.

No se puede aspirar a ganar cuando dependes de una línea central tan precaria: un receptor limitadísimo, un camarero improvisado, un shortstop de poco alcance, un centerfield exageradamente lento para la posición.

No se puede aspirar a llenarse de gloria cuando el tercer bate se va sin impulsadas y batea .125 con hombres en la ruta, y el primero en la tanda termina con .250 de OBP y una anotada.

No se puede aspirar a colgarse de las nubes cuando un alto por ciento del talento vive fuera del país, y no puedes convidarlo a tus filas porque del otro lado existe algo que se llama “bloqueo económico”, y de este lado existe algo que se llama “bloqueo de pensamiento”.

No se puede aspirar a ser campeón cuando lo único que te asiste son los sueños, porque los sueños tienen la condición de ser volátiles y pueden descompensarte el ánimo de un golpe. No señor: no hay sentido en ponerse a construir con ladrillos de agua.

Allá los que lo hicieron.

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