Cuba-México: las buenas oportunidades de un tope

Tope Cuba-México. Foto: Otmaro Rodríguez.

Tope Cuba-México. Foto: Otmaro Rodríguez.

Lo más importante de un tope amistoso no es ganar sino probar a los jugadores rumbo a las competencias futuras. Para los Diablos Rojos de México y Guerreros de Oaxaca fue más productivo este encuentro que para los cubanos, porque las novenas mexicanas están en plena pretemporada.
Todavía a los jugadores cubanos les queda bastante tiempo para la competencia fundamental del año: los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla.
Además, fuera de aspecto deportivo, los aficionados cubanos pudieron ver en acción con los mexicanos a dos peloteros que jugaron durante muchos años en Series Nacionales, harto conocidos por el público de casa: Alexei Ramírez y Henry Urrutia.

El balance del tope para las dos escuadras cubanas fue de ocho victorias, con dos empates y dos derrotas. El pitcheo fue el mejor aspecto de juego para Cuba, y esa es otra noticia bien halagüeña.
Fue muy satisfactoria la posibilidad de juego que recibieron jóvenes valores de nuestra pelota como Norel González, Yorbert Sánchez o Yuniel Ibarra aunque Raico Santos y Yoelquis Guibert pudieron tener más oportunidades.
Otro aspecto positivo radicó en la versatilidad de algunos atletas que siempre redunda en beneficio para cualquier equipo. El propio Norel jugó en la inicial y los jardines como lo hizo también el establecido Guillermo Avilés.
Alexander Ayala, Orlando Acebey y Jorge Alomá jugaron en más de una posición en el cuadro. Si le sumamos la probada calidad como defensor en cualquier base del infield  del avileño Raúl González, entonces hay muchas variantes para escoger.


También fue muy acertada la decisión de probar a Lázaro Cedeño como primera base. La fuerza de este bateador hay que aprovecharla y necesita un hueco a la defensa. Parece una buena opción atendiendo a que Guillermo Avilés será contratado por la Liga Can Am. Cedeño pudiera adueñarse del puesto como inicialista en Granma para la venidera Serie Nacional.
Yordanis Samón, luego de varios años fungiendo como designado en casi la totalidad de los juegos, regresó a la defensa y lo hizo bien. El Bombardero del Dorado fue el mejor bateador del tope al compilar de 16-9 para un astronómico 562 y cinco carreras impulsadas.
Alexander Ayala fue el único con dos jonrones y Yordan Manduley impulsó en tres ocasiones el empate  o la ventaja, por lo que el puesto de torpedero está garantizado rumbo a Barranquilla con estos dos atletas.
Lo mejor para Cuba fue sin dudas las buenas actuaciones de jóvenes valores desde la lomita. Yariel Rodríguez fue el mejor lanzador con tres salidas fenomenales, al punto de que propinó 11 ponches en 9,1 entradas de actuación sin permitir carreras.Su coterráneo José Ramón Rodríguez abrió dos juegos con muy buenos resultados al igual que Misael Villa. El artemiseño debido a su condición de zurdo tiene grandes posibilidades de hacer el grado en el equipo grande. Otro que mostró un promisorio futuro fue Yosver Zulueta, con dos relevos intermedios bien sólidos.
Foto: Otmaro Rodríguez

La otra cara de la moneda

La ofensiva cubana fue sumamente pobre durante la mayoría de los juegos. Solo en el último partido entre Orientales y los Diablos Rojos de México los cubanos mostraron su poderío ofensivo.
Si bien la defensa mejoró en las dos últimas jornadas dejó mucho que desear a nivel colectivo. Los cuatro equipos estuvieron erráticos aunque la calidad del terreno del Victoria de Girón tampoco ayudó mucho.
Otro aspecto bien negativo es la enfermedad del toque de bola que tienen nuestros estrategas. En un juego que Orientales perdía por tres carreras en la sexta entrada el manager ordenó tocar la bola con hombres en primera y segunda sin outs. Solo entró una carrera y milagrosamente el equipo cubano consiguió un empate en ese desafío.

El balance del tope para las dos escuadras cubanas fue de ocho victorias, con dos empates y dos derrotas. Foto: Otmaro Rodríguez.
El balance del tope para las dos escuadras cubanas fue de ocho victorias, con dos empates y dos derrotas. Foto: Otmaro Rodríguez.

También en el quinto capítulo del último juego entre Occidentales y Guerreros de Oaxaca, el director cubano ordenó el toque de bola después que el relevista tiró ocho bolas consecutivas abriendo la entrada. Por si fuera poco, en ese mismo inning se ordenó un squezze play suicida que no se concretó y despejó cualquier amenaza. Resultado final: solo anotaron una carrera en una entrada en que recibieron tres boletos y conectaron dos hits, incluido un doblete. Increíble.
Es un mal que corroe a la pelota cubana, una enfermedad que tienen nuestros directores de equipo. No pueden resistirse a la opción de utilizar esta jugada en cualquier inning, y bajo cualquier pretexto.
Otro aspecto de juego que mostró nuestras carencias es el de las bases robadas. Los jugadores cubanos fueron capturados en la mayoría de los intentos. La velocidad en función de la ofensiva  sigue bien distante del primer nivel mundial para nuestros  jugadores.


Al final un tope de este tipo siempre deja enseñanzas para el béisbol cubano. Queda tiempo para corregir el tiro rumbo al título Centroamericano y del Caribe.
Lo más positivo: Las excelentes actuaciones de varios lanzadores jóvenes.
Lo más negativo: La pésima defensa de ambos equipos cubanos.
Incomprensible: La excesiva utilización del toque de bola.
Preocupante: El slump de algunos jugadores que forman parte del núcleo rumbo a Barranquilla.
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