Cubanos en picada en el Capablanca de ajedrez

Lázaro Bruzón en el Torneo Internacional Capablanca in Memoriam 2018. Foto. Otmaro Rodríguez.

Lázaro Bruzón en el Torneo Internacional Capablanca in Memoriam 2018. Foto. Otmaro Rodríguez.

Leinier Domínguez no juega en el Memorial Capablanca 2018 y Cuba está sintiendo su ausencia. Sin el ídolo de Güines y a falta de solo tres rondas para el final, las posibilidades de la Isla se han ido por el caño, al menos en el Grupo Élite.

Los dos cubanos que juegan en el apartado principal del torneo caen en picada y sus más recientes salidas borran cualquier esperanza. A estas alturas, no solo aspirar al título es ya imposible para Lázaro Bruzón y Yusnel Bacallao, sino que incluso subir al podio se antoja una quimera.

Siendo justos, las realidades y expectativas de uno y otro eran bien diferentes. Por eso, los platos rotos los va pagando Bruzón, reconvertido en el hombre proa de la escuadra cubana tras el distanciamiento oficial de Leinier.

Al tunero le tocaba sacar la cara por el ajedrez cubano. Tomar aire y sonreír para las fotos. Entre los de Cuba era él o nadie, y así debía hacerlo notar en el tablero. Pero el yelmo de campeón le ha quedado grande. Demasiado grande.

Bruzón llegó animado al Capablanca. Su juego, inconstante en los últimos años, parecía recuperado y con él, su confianza. Del puesto 92 en el Top 100 de la Federación Internacional, saltó al 79 y su ELO se empinó hasta 2,664.

La cifra –es cierto– estaba todavía lejana de la estabilidad de Leinier sobre los 2,700, pero era inalcanzable para cualquier otro ajedrecista de la Isla y lo situaba como segundo del Grupo Élite detrás del estadounidense Samuel Shankland (2,671) y por delante del experimentado ruso Aleksey Dreev (2,653) y los otros tres convocados.

Bruzón escala en el ajedrez mundial

Quizá empujado por la responsabilidad o por el deseo sincero de plantar bandera de una buena vez, le dijo entonces a Jit que se sentía en forma y con deseos de ganar el evento. Incluso, en un tope previo frente a Perú repartió cocotazos a diestra y siniestra, e insufló ánimo a los fanáticos cubanos.

Pero una cosa es con guitarra y otra es con violín.

Después de unas tablas con el español David Antón en la primera ronda del Capablanca –en la que todo el mundo se dio la mano en una engañosa paz–, comenzó el calvario de Bruzón. Shankland dio el primer tajo de una herida que ha seguido creciendo jornada tras jornada, hasta convertirse en mortal.

En total, el actual primer tablero de Cuba pena en el fondo de la tabla con tres reveses –los dos últimos en línea, el martes frente Antón y ayer otra vez frente al estadounidense–, cuatro empates y ninguna victoria, que apenas le suman 2 puntos, a kilómetros de los 5,5 del líder y casi seguro rey Shankland.

Imposible es ya que pueda repetir su actuación de 2002, cuando ganó su único Capablanca hasta la fecha.

Este errático performance condena al tunero a perder de momento poco más de 16 puntos y ver como su ELO en vivo desciende hasta los 2,647. La caída lo va sacando incluso del Top 100, lo que dejaría a la Isla huérfana de representantes en el selecto listado, toda vez que Leinier ya no aparece por estar más de un año sin actividad oficial.

Bacallao sin pan

Yusnel Bacallao llegó al Grupo Élite de bateador emergente, en sustitución del venezolano Eduardo Iturrizaga. Entró con el cartel de colero en la frente, como el único Gran Maestro por debajo de los 2,600 ELO en batalla, aunque bien pegado a esa marca gracias a sus 2,594.

Ser home club subía un poco su moral frente a jugadores de más linaje, pero aun así nadie –ni la Federación Cubana, ni los aficionados, ni probablemente él mismo– lo daba para ganar el torneo. Una buena actuación sería suficiente.

Pero, aunque su debacle no ha sido como la de Bruzón, al de Matanzas tampoco le han llovido alegrías.

Yusnel Bacallao (der) enfrenta al español David Antón en el Memorial Capablanca 2018. Foto: José Raúl Rodríguez / Trabajadores.
Yusnel Bacallao (der) enfrenta al español David Antón en el Memorial Capablanca 2018. Foto: José Raúl Rodríguez / Trabajadores.

Bacallao rebasa apenas en la tabla a su compañero de equipo. Marcha penúltimo con 2,5 puntos y par de derrotas en las costillas, precisamente frente a Shankland y a Antón, los mismos victimarios del tunero. Como Bruzón, tampoco ha podido alcanzar ni un éxito y va perdiendo casi 4 puntos en su ELO, que ahora es de 2,590.

No obstante, para él el torneo va dejando al menos la experiencia de enfrentar a jugadores de un calibre que no suele ver en la Isla y en los eventos internacionales a los que asiste. A Dreev, por ejemplo, le arrancó un par de tablas que le deben saber a gloria.

Este entrenamiento no es poca cosa de cara a la Olimpiada Mundial de Batumi, Georgia, donde le tocará cubrir el segundo tablero –el que tradicionalmente ocupa Bruzón– ante la ausencia de Yuniesky Quesada, quien –como Leinier Domínguez– tampoco forma parte oficial de la preselección cubana a pesar de ser el sublíder en el ranking nacional.

Lo que queda

Este jueves, en la antepenúltima jornada, Bruzón y Yusnel estarán tablero de por medio y si ocurre lo que dicta la lógica sumarán medio punto a sus depauperados coeficientes en el Capablanca. El suyo debe ser un abrazo cantado que amaine el chaparrón de las últimas jornadas –tres derrotas en cuatro juegos para los dos cubanos– y dé fuerzas para intentar cerrar el evento con una mejor imagen.

En la partida del día, Shankland intentará hacer infranqueable la distancia que lo separa de Dreev, su escolta en la tabla con 4,5 puntos. De ganar el estadounidense, todo estará decidido en el Élite.

En cualquier caso, ambos jugadores sí van cumpliendo con las expectativas de especialistas y aficionados, y han dado color al torneo. Su actuación los ha disparado en el ranking en vivo, en el que Shankland –actual campeón de los Estados Unidos– anda ya por el puesto 30 del mundo con 2,715 de ELO, 14 puntos por encima de los que tenía cuando llegó a La Habana; mientras el ruso ha ganado casi 9 y acumula 2,661.

Samuel Shankland (de pie) observa la partida Aleksey Dreev. Foto: Otmaro Rodríguez.
Samuel Shankland (de pie) observa la partida Aleksey Dreev. Foto: Otmaro Rodríguez.

Los otros dos trebejistas, el también ruso Aleksandr Rakhmanov (3 puntos) y el español David Antón (3,5), andan por la parte media de la tabla y su duelo de este jueves pudiera definir el tercer lugar del Capablanca. El ibérico llega con gasolina especial, gracias a sus dos triunfos seguidos ante los cubanos en el inicio de la segunda vuelta, y de mantener el paso también pudiera marcharse de la Isla con más ELO del que tenía al llegar.

Para Cuba va quedando el consuelo del Grupo Abierto, en el que el santiaguero Lelys Martínez va mandando con 6 puntos y rompiendo los pronósticos previos a la competencia. Martínez va ganado 20 puntos en su ELO en vivo y supera por media raya a otros cinco ajedrecistas.

Por la Isla, la otra actuación más destacada de momento es la del también Gran Maestro Omar Almeida, quien integra el pelotón de sublíderes y suma ya 11 puntos a su ELO.

Su actuación, unida a la de Lelys, tensa la cuerda en el equipo cubano rumbo a Georgia, pues ninguno de los dos eran fuertes candidatos a hacer el viaje por encima de otros de mejor ranking como Isán Ortiz, Yuri González, Yasser Quesada y Ermes Espinosa, quienes van dejando puntos en el Capablanca.

Tanto en el Élite como en el Abierto, faltan solo tres rondas para que termine evento y Cuba pueda mejorar la cara. Pero, al menos en el grupo principal, la Isla prolongará una sequía que se extiende desde 2009, cuando un cubano levantó por última vez el trofeo de ganador.

Y sí, ese cubano no está jugando hoy el torneo: Leinier Domínguez, quien –por demás– suma la mayor cantidad de títulos por la Isla, pues antes había ya vencido en 2004 y 2008.

¿Volverá a lograrlo otra vez en un próximo Capablanca?

Fuente: Ajedrez Cuba.
Fuente: Ajedrez Cuba.
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