De la proeza pinareña al chasco azul

Pinar del Río se sacudió de las cavilaciones más perturbadoras y el favoritismo del rival para dar tres pasos gigantescos consecutivamente y colarse en la final de la 53 Serie Nacional consumando una remontada histórica ante Industriales.

Los azules (ahora de luto en casa) pensaron que con la ventaja inicial llegarían primero al estambre y se quedaron a medio paso de cruzarlo. Los verdes (ahora extasiados por el rotundo éxito) estaban contra las cuerdas y sacaron las castañas del fuego, los dieron por muertos y aún les quedaba una bala de plata guardada en la recámara.

Nunca antes habían logrado revertir un 1-3 en contra, cada vez que se habían encontrado envueltos en esa desfavorable coyuntura habían terminado sucumbiendo, pero la historia está para cambiarse. Y ahora el documento que le concede los derechos de patria potestad de por vida en play off sobre Industriales cuenta con una página más en su haber.

El conquistador del último trono pinareño (hace ya tres años de aquello), Alfonso I de Vueltabajo, tomó las riendas como el solo sabe y guió a los suyos a cruzar río arriba. Urquiola confío siempre en su as del box Yosvani Torres, incluso, cuando los rivales asediaron su racho en el Latino y lo dejaron prendido en llamas. La confianza depositada en el diestro le tributó dos victorias en par de salidas. Las actuaciones de Julio A. Martínez también fueron vitales. El zurdo, a pesar de explotar aparatosamente en su primera apertura, se recuperó de aquel percance para convertirse a la postre en el cinchete del staff. Con la soga al cuello, dos veces relevó de maravillas, combinando su recta de humo con su curva parabólica silenciando con absoluta tranquilidad a toda la tanda rival.

Otro punto clave para conseguir la hazaña fue la recomposición a tiempo de la alineación, una fila comandada en un primerísimo plano por los dos bólidos que encabezan el lineup, Roel Santos y Giorvis Duvergel, dos refuerzos que llegaron del lejano oriente para patrullar los jardines. Ambos zurdos anclaron en primera base en más del 50% de las veces que asumieron turnos al bate, un fenomenal promedio que se traduce en que los mejores bateadores del equipo, Duarte y Saavedra, tuvieran casi que asegurado venir a empuñar al home plate con corredores en circulación.

Y más si William Saavedra andaba encendido como lava volcánica. El primera base y número 28 se ensaño en desaparecer pelotas por el left field en los instantes más oportunos, lesionado de un pie disparó cuatro cuadrangulares en la serie. Bujía inspiradora del conjunto, no hay dudas, Saavedra se erigió como estandarte de guerra.

De la acera de enfrente, Industriales, no pudo terminar de otra manera que con el rostro retraído, la conciencia escabrosa y el alma lacerada. Soportar un mazazo de este tipo no es cosa fácil, La Habana ha quedado desconsolada y en situaciones como esta pide culpables, el paso al frente de quienes se equivocaron. Apunta con el dedo y pide nombres, no entiende de equipos, la psicología grupal no existe para los aficionados, al final, ellos siempre terminan perdonando a Industriales, aunque ahora, después del estrepitoso fracaso, quieran llevar a la horca hasta el mismísimo carga bates

De refilón, sin mucho análisis, hubo tres factores esenciales que conspiraron en contra de las aspiraciones azules. Tres aspectos que si en un terreno de béisbol se conjugan, el resultado siempre será el mismo, la derrota:

1-Dirección del equipo:

Esta es la primera causa y quizás la fundamental. Sinceramente el planteo estratégico dejo mucho que desear, demasiadas equivocaciones en las lecturas de cada uno de los juegos y la terna directiva siguió tomando algunas decisiones que ya se han vuelto un capricho de este banquillo.

Manejo del pitcheo: Frank Monthieth, primer brazo del cuerpo de serpentineros no abrió el primer partido, después demostró que él era el hombre a designar ganando el segundo encuentro. En el sexto partido cuando iba pintando de blanco a los verdes durante cinco innings y quedándole aún lanzamientos de reserva fue sacado del box. En ese momento vino la debacle. Y no es que el bullpen no haya aguantado sino que los lanzadores escogidos para preservar el triunfo fueron totalmente erróneos, una aberración absoluta que llevo, con el marcador cerrado todavía, a traer a la lomita a pitchers que llevaban más de un mes sin lanzar en la serie.

Pedro Durán, aquel siniestro que lanzará en tremendísima forma de relevo en el tercer encuentro, maniatando a los contrarios desde la primera entrada hasta la octava, no vio más actividad en la lomita hasta el último juego. Ni siquiera en los capítulos que el pitcheo tambaleó, los principales relevistas durante toda la temporada, llámense Michel Martínez Pozo y Yoandri Portal vieron actividad.

A Noelvis Entenza que no pudo marcar ni al menos un strike en su primera salida, le fue conferida la misión de abrir el quinto juego en el Latino (cuando los pinareños estaban casi sin respiración) por un simple pedido reivindicativo. Esa vez sí dio strike, pero las líneas no dejaron de caer.

Lineup y estrategias de juego: En todo el año Industriales nunca llegó a tener un lineup titular y ahora en la postemporada salió a relucir más que nada. Demasiados movimientos en el orden al bate, hombres ocupando funciones para las cuales ni por asomo están diseñados, Malleta desbordado ofensivamente y no fue hasta el final que vino a ocupar el cuarto turno y sin un primer bate natural (Yunieski Gourriel nunca en la vida será un hombre proa) claramente que la producción con el madero al hombro tiene que haberse visto afectada.

A pesar de tener agachado de rival a uno de los peores receptores defensivos de la serie, los azules casi que no intentaron el robo de base, no explotaron ese filón que bien saben aprovechar. Desecharon esa opción por el juego de largometraje que nunca apareció, y precisamente por eso, dejaron a decenas de corredores en circulación. Ni siquiera se tomaron el trabajo de sacrificarse, de adelantar corredores con un toque de bola, no, esta dirección siempre dijo, desde sus inicios, que ellos no tocarían bola.

Ahora, tres años después, aún no se han consagrado y a ellos son los que les tocan la puerta pero para que abandonen el dugout azul.

2-Lesiones:

Siempre hubo alguna ausencia notable en el plantel, toda la temporada los azules se la pasaron entre algodones, visitando la enfermería y dándole de baja a jugadores necesarios. En el año, Tomás, Malleta, Tabares, Yulieski, Urgellés, Torriente, Frank Camilo, Monthieth y algunos otros, indistintamente estuvieron lesionados por lo que su rendimiento nunca alcanzó la cúspide del rendimiento. 

3-Ofensiva anémica:

El aspecto anterior influyó notablemente en este punto, no obstante, para nada es justificativo la baja producción durante toda la campaña de la ofensiva del equipo. Nunca llegaron a acoplarse en plenitud, dependieron básicamente de las rachas de jugadores como Yulieski Gourriel y Lisbán Correa. Esta es la principal arma de la escuadra, sin ella en funcionamiento la vida se les hizo mucho más difícil.

 

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