Domadores reafirman su reinado en la AIBA

Cinco meses han transcurrido ya desde que los Domadores de Cuba obtuvieran el cetro de la IV edición de la Serie Mundial de Boxeo y aún continúan llegando elogios y reconocimientos para la escuadra que se coronó en su estreno en esas lides y sorprendió a no pocos amantes del deporte de los puños.

En esta ocasión la novedad se debe a que el crucero Erislandy Savón, mejor púgil del evento al ganar sus ocho desafíos con muestras de poder y técnica refinada, y el entrenador del conjunto, Rolando Acebal, ganaron junto al jovencito Javier Ibáñez tres de los premios anuales de la Asociación Internacional de Boxeo (AIBA).

Para el guantanamero, retornar a los 91 Kg no ha podido ser más satisfactorio. No sólo demostró ser más contundente en esa división, sino que además se alzó como el mejor atleta del certamen más publicitado de la AIBA. Con este logro, Erislandy continúa labrando su propia historia sin permitir que su apellido, compartido con ese mito del boxeo cubano que es su tío Félix Savón, le suponga presiones asfixiantes.

Por su parte, Rolando Acebal logra con esta distinción ser el tercer técnico cubano premiado entre los mejores del año. Anteriormente lo habían conseguido en el 2008 Pedro Roque, hoy preparador de la franquicia estadounidense, y Bárbaro Gutiérrez, quien fue elegido como mejor Jurado Médico en el 2009.

Los méritos de Acebal para ser reconocido en el orbe boxístico son incuestionables. Guió a sus pupilos magistralmente durante el año en una competencia inédita para ellos, y que les imponía pelear sin cabeceras, con guantes más pequeños y bajo un sistema de votación de los jueces que apenas conocían. A pesar de esto, los cubanos demostraron que la escuela cubana de boxeo sigue estando en lo más alto y que están preparados para retomar y mantenerse en ese lugar cimero que cedieron durante un lustro, si es que los mismos factores negativos que condicionaron el descenso no volvieran a ensombrecerla.

Haber liderado en el campeonato mundial juvenil, donde fue nombrado como mejor púgil, y en los Juegos Olímpicos de la Juventud, le permitió al pluma Javier Ibáñez situarse como el mejor boxeador juvenil de la AIBA. Su distinción es tan gratificante como las de sus colegas y alienta a desestimar la idea de que los éxitos de los domadores serán momentáneos, pues existe una cantera que viene pisando fuerte y pidiendo oportunidades.

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