Dos reinas cubanas en Beijing 2015

Foto: IAAF Athletics

Foto: IAAF Athletics

Cuba ya no es una de las divas de los Mundiales de atletismo, los que se han asomado a los amaneceres y madrugadas de Beijing 2015 lo han podido presenciar. Los antillanos aparecen a ratos en las pantallas, como si estuvieran escondidos detrás de algún telón y salieran a saludar, a decirle a la patria: “tranquilos, somos unos pocos, pero estamos aquí”.

La escuadra cubana no tiene la anchura de antaño, no tiene nombres que intimiden con excepción de los de Pichardo, Silva y Caballero, el resto, hace lo que puede, incluso, lo que sus capacidades eximen. Al final es muy difícil que Cuba no tenga una buena actuación, que salga un eléctrico y sorprenda, o que simplemente alguno de los consagrados, de los que llegan acariciando el título mundial en la sien, plante bandera.

Por eso las dos preseas doradas que ya tenemos. De ahí que uno llegue a pensar que  más allá del éxodo, de las incomprensiones de la Federación, de los asuntos inexplicables, no hay dudas, esta es una isla atlética en el que el talento para correr, saltar y lanzar, está incrustado en el ADN.

Denia Caballero, nueva reina del disco

La Caballero llegó sabiéndose favorita, su gran temporada la respaldaba. Pero todos sabemos que una cosa es la temporada (Liga del Diamante, mítines y compañía) y otra los grandes eventos. Con esa aureola encima, con ese cartel en pleno pecho, destapó su chándal y se dispuso al reto.

A su costado siempre, la sempiterna compañía de Yaimé Pérez, otra cubana que con sus registros del año presagiaba una buena actuación, incluso, había quienes pre-competencia le aseguraban podio. Pero realmente, todos sabíamos que el match, que la posibilidad de que Denia Caballero asaltara el podio, pasaba  por desbancar a la número uno de los últimos años, Sandra Perkovic.

Denia Caballero coronó su gran temporada con este título mundial en el lanzamiento del disco / Foto: Reuters
Denia Caballero coronó su gran temporada con este título mundial en el lanzamiento del disco / Foto: Reuters

“Sabía que no iba a ser fácil, que Perkovic es una gran atleta, acostumbrada a los grandes eventos. Por eso intenté, en el inicio, salir adelante con un gran disparo que le metiera presión. Y salió. Salí a buscarlo y di en el clavo”, declaró Caballero a OnCuba.

Un lanzamiento fabuloso que voló hasta aterrizar en los 69.20 m, marca que vieron de lejos sus rivales. “Estoy contentísima con el resultado, soy la campeona del mundo en el disco. El sacrificio no fue en vano”, dice Denia y con algo de resentimiento cuenta que: “ahora los que decían que no tenía buen físico para esta modalidad, los que decían que tenía que subir muchas más libras, van a tener que callar y bajar la cabeza cuando me vea, esa es la vida, todo es cuestión de empeño”.

La consagración de Yarisley Silva

Silva impuso su clase. Como de costumbre, tuvo que sudar, pasar por encima de los campos minados que ella misma se coloca en la pista, como si tuviera que sentir la adrenalina a borbotones, como si sin presión no pudiera elevarse con la garrocha y volar. Al final, de eso se trata, si uno quiere volar, el vértigo tiene que ser un pasajero más.

Se elevó hasta los 4.90 m, respetable marca, realizó en total de 11 saltos en la noche asiática (una barbaridad) para poder desbancar a una de sus archirrivales, la brasileña Fabiana Murer que finalmente quedo en los 4.85 m. En el camino, Silva había dejado dos errores que casi le cuestan la competencia, dos saltos fallidos que a la altura de los 4.70 m la pusieron contra la pared. Un punto sin retorno, una bofetada en el rostro para lanzarse a por el éxito.

Después de ahí, Yarisley se metamorfoseó, apretó la estirpe para encumbrarse. Ahora Silva se convirtió en la reina de la especialidad al aire libre y bajo techo y dice: “No quepo dentro de mí, gracias a todos los que tienen que ver con este triunfo, Cuba lo esperaba y ahí lo tiene”.

A la isla le resta la última de sus posibilidades reales para agenciarse otra medalla de oro en este campeonato mundial. En la jornada de mañana, Pedro Pablo Pichardo quien se clasificó como primero con 17.47 m, intentará alcanzar el tercer metal dorado para la delegación cubana en Beijing 2015.

Esta actuación de Cuba supera los tres mundiales precedentes, puesto que los antillanos no alcanzaban al menos un título en estas citas desde 2009, cuando Yargelis Savigne se proclamó en el triple salto.      

 

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