El atletismo cubano se supera en Tokio en medio de una plaga de lesiones

Tres medallas, destellos individuales de algunos jóvenes, varias decepciones y un número importante de lesiones matizaron la participación cubana en el atletismo de los Juegos Olímpicos.

Juan Miguel Echevarría y Maykel Massó ganaron plata y bronce en el salto largo. Foto: Reuters.

El atletismo fue uno de los deportes que más expectativas generó cuando se habló de las aspiraciones cubanas precompetencia en los Juegos Olímpicos de Tokio. El talento de Juan Miguel Echevarría, la estabilidad en los resultados de Yaimé Pérez, la tradición del triple salto y la explosión de tiempos de Rose Mary Almanza en los 800 metros eran algunas de las bazas de esta comitiva, que a la postre dejó una sensación agridulce en suelo nipón.

En términos generales, el campo y pista mejoró su cosecha respecto a Río de Janeiro 2016, cuando solo al discóbola Denia Caballero subió al podio con un bronce. Ahora, el disco femenino repitió el resultado con Yaimé, mientras Juan Miguel y Maykel Massó se quedaron con la plata y el bronce en una competencia de salto de longitud decidida sobre la bocina.

Estos tres atletas aportaron las medallas cubanas en el atletismo de Tokio, donde la Isla accedió a otras finales y mostró a algunos de los jóvenes talentos que deben llegar en plena madurez deportiva a París 2024, como la triplista Liadagmis Povea (25 años-5ta posición), la corredora Roxana Gómez (22-finalista) y la vallista Zurian Hechevarría (25-rompió la barrera de los 55 segundos con marca personal).

Miltiadis Tentoglou se marca “un Pedroso” y destrona a los saltadores cubanos

De ellas, llama particularmente la atención Roxana, quien se coló en la final de los 400 metros planos, pero una lesión le impidió completar la carrera. La cienfueguera rebajó dos veces su marca y por primera vez corrió por debajo de los 50 segundos (49.71), lo cual le permitió acercarse al récord nacional en la vuelta al óvalo, implantado hace casi tres décadas por Ana Fidelia Quiros.

Podríamos también rescatar como nota positiva la inclusión del relevo 4×400 femenino en la final, en gran medida por el rendimiento de Lisneidy Veitía (27 años) y Sahily Diago (25), quienes todavía tienen margen para progresar. Además, se reconoce el trabajo de la triplista Davisleydi Velazco (21), una chica con grandes potencialidades de cara al futuro, y de Yarisley Silva, quien llegó a Tokio con una deuda importantísima de competencias y no pudo pasar de los 4.50 metros en la pértiga.

Por otra parte, nos quedamos con las ganas de ver en acción a Andy Díaz (25 años-triple), Lester Lescay (19-longitud), Leyanis Pérez (19-triple) y Yorgelis Rodríguez (26-heptatlón), todos lesionados en Tokio. Esa misma suerte corrieron Juan Miguel y Echevarría en el salto largo, aunque, por fortuna, ya habían logrado registros que le garantizaron un puesto en el podio.

En total, siete fueron los lesionados en el campo y pista (sumando el ya mencionado caso de Roxana Gómez), una cifra desorbitada en una delegación de menos de 20 deportistas. Habrá que analizar las causas de estos problemas, los cuales, sin dudas, lastraron las oportunidades de la comitiva atlética.

Yorgelis Rodrìguez, una de las atletas cubanas lesionadas en los Juegos de Tokio. Foto: Reuters.

También tenemos un capítulo de decepciones, en el cual son protagonistas indiscutibles Rose Mary Almanza (800 m), Denia Caballero (disco), Christian Nápoles (triple) y Luis Enrique Zayas (salto de altura). Ellos quedaron lejos de sus mejores marcas y perdieron la oportunidad de dejar una buena impresión en la capital japonesa.

Almanza volvió a poner en práctica una discutible estrategia en las semifinales de los 800 metros, en la que terminó explota y sin posibilidad de avanzar a la final. A prior, este parecía un objetivo sencillo para la agramontina, quien había logrado estabilizar sus tiempos en 1:56 minutos un mes antes de los Juegos. Ahora ni siquiera pudo acercarse a esa marca.

Los casos de Caballero y Zayas quizás sean los más críticos, pues no pasaron ni la ronda clasificatoria en sus pruebas. Por su parte, Nápoles avanzó a la final del triple con la tercera mejor marca y en la discusión de medallas ni se acercó a los 17 metros. Fiasco total.  

Aunque no representaron a Cuba, hay que destacar en el atletismo la medalla de oro de Pedro Pablo Pichardo en el triple, con récord nacional de Portugal de 17.98 metros. Además, Yasmani Copello entró en la final de los 400 con vallas y fue testigo presencial de la mejor carrera de la historia en esa especialidad, con el récord mundial del noruego Karsten Warholm.

Salir de la versión móvil