El camino del deporte cubano hasta Tokio 2020 (II)

La opción de avanzar a la cita estival japonesa es alcanzable para muchas de figuras estelares de Cuba, mientras otros están frente una ruta mucho más peligrosa, con riesgo real de quedarse fuera de la fiesta bajo los cinco aros.

Mijaín López espera por su clasificación en calma, con la mente puesta en su mayúsculo objetivo de lograr una cuarta corona bajo los cinco aros. Foto: Robbert Wijtman

Cuba todavía no tiene inscrita en los Juegos Olímpicos de Tokio a ninguna de sus grandes estrellas de los deportes de combate, ni a las tradicionales modalidades colectivas, todos a la espera de que les llegue su hora en el largo y complejo camino clasificatorio.

La opción de avanzar a la cita estival japonesa es alcanzable para muchas de esas figuras estelares, mientras otros están frente una ruta mucho más peligrosa, con riesgo real de quedarse fuera de la fiesta bajo los cinco aros.

OnCuba realiza hoy un segundo recorrido por el proceso de clasificación rumbo a Tokio, enfocado ahora en el boxeo, la lucha y el judo, disciplinas vitales para Cuba, y en otras con un gran valor sentimental como el voleibol y el béisbol. ¿Lograrán todos llegar a los Juegos Olímpicos?

Nuevas reglas para el “buque insignia”

Los cambios en las divisiones inferiores marcarán el camino del boxeo en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde el deporte de los puños estará casi de puro milagro, luego de que el COI le retirara el reconocimiento a Asociación Internacional (AIBA) hace tres meses.

Problemas en las áreas de finanzas, gestión administrativa y gobierno, así como cuestionamientos sobre la ética e integridad de jueces y árbitros, marcaron una investigación del ente rector del deporte mundial sobre el boxeo, que estará en Tokio bajo estricta supervisión de federativos ajenos a la AIBA.

En cuanto al proceso de clasificación, los Juegos Panamericanos no determinaron nada, y tampoco lo hará el Campeonato Mundial de Yekaterinburg, Rusia, en septiembre próximo. Esta vez, los pugilistas definirán su camino en los respectivos eventos regionales y en un Preolímpico Intercontinental para quienes no tengan suerte en sus áreas geográficas.

Con las nuevas divisiones olímpicas, Lázaro Álvarez tendrá que disputarse el puesto con el fogoso Osvel Caballero, campeón indiscutible en Lima. Foto: Marcelino Vázquez/ACN.

A Cuba le corresponde buscar los cupos en Bogotá, Colombia, en una fecha por definir entre enero y abril del 2020. De cara a ese torneo, si no hay mayores sorpresas, debe presentar una escuadra a base de Yosbany Veitía (52 kilogramos), Lázaro Álvarez u Osvel Caballero (57), Andy Cruz (63), Roniel Iglesias (69), Arlen López (75), Julio César La Cruz (81), Erislandy Savón (91) y Dainier Peró (+91).

Como se puede apreciar, la reducción de diez a ocho divisiones entre los hombres obedece a la desaparición de los minimoscas (49) y a la fusión de pesos ligeros (60) con los ligero-welters (64) en una sola categoría (63).

Llevar a ocho hombres a Tokio es la meta del boxeo cubano, que otra vez saldrá como el deporte de mayores opciones para la Isla en el concierto estival. Las posibilidades de lograrlo son reales, pero tendrán que demostrarlo sobre el ring.

La “lucha” de Mijaín y compañía

Aunque todos hablan de la posibilidad de que Mijaín López obtenga su cuarta corona olímpica, un hito en la historia deportiva, todavía ni el gigante pinareño y ni ningún otro luchador tienen segura su presencia en la cita estival de Tokio, cuyos protagonistas comenzarán a definirse dentro de un mes.

Nur-Sultan, o Astaná, como todos conocen a la capital de Kazajstán, será la sede del Campeonato Mundial que dará seis plazas por división en los estilos libre, grecorromano y en la modalidad femenina.

El joven luchador Gabriel Rosillo, campeón panamericano y titular mundial juvenil, es una de las nuevas apuestas del deporte cubano rumbo a Tokio. Foto: Roberto Morejon/JIT.

Cuba marcha a la lid del orbe con 12 gladiadores, cuatro en cada especialidad, y ninguno de ellos es Mijaín López, quien verá los toros desde la barrera y esperará porque su compañero Oscar Pino le garantice el boleto rumbo a Tokio.

Esta es una de las claves de la estrategia antillana con el estelar luchador vueltabajero, que peleará solo lo necesario antes de los Juegos Olímpicos, en aras de que no tenga que luchar con el peso en repetidas ocasiones.

Pino, quien ya ha sido probado en la libre (fue subcampeón en Lima), es una apuesta de garantías para conseguir la clasificación olímpica de Cuba en los 130 kilogramos del estilo clásico, pues siempre ha peleado ahí e incluso tiene dos bronces mundiales.

Al súper pesado lo acompañarán en la greco Ismael Borrero (67), Daniel Gregorich (87) y Gabriel Rosillo (97), la sensación de la lucha cubana por sus espectaculares resultados del 2019 (campeón panamericano de mayores y monarca mundial juvenil) y por su proyección.

Por su parte, Yowlys Bonne (61) —campeón defensor–, Alejandro Valdés (65), el experimentado Geandry Garzón (74) y Yurieski Torreblanca (87), campeón in extremis en Lima, completan el cuadro de la libre.

Entre las mujeres, el equipo cubano al Mundial también carga dinamita, con Lianna de la Caridad Montero (53), primera exponente de la Isla con una presea del orbe entre mayores (bronce en Budapest), Yudaris Sánchez (68 kg), titular universal Sub-23, Milaymis de la Caridad Marín Potrillé (76), campeona olímpica de la juventud y de la reciente cita mundial juvenil, y Yusneylis Guzmán (50), plata en Lima.

Conseguir los 12 cupos directos en Kazajstán es un sueño que costará cumplir en su totalidad, pero Cuba tendrá más opciones de clasificación olímpica en el torneo continental de marzo próximo en Ottawa, Canadá, que ofrece dos plazas por división.

Sumar y sumar: la ley de los tatamis

A poco menos de un año de los Juegos Olímpicos de Tokio, el judo cubano lucha por garantizar la presencia de varios atletas en la capital nipona, donde ahora mismo disputan un Campeonato Mundial clave en las aspiraciones de clasificación a la cita bajo los cinco aros.

Aunque el judo no obtiene boletos en un torneo específico, el peso del Mundial en el ranking estival es determinante por la cantidad de puntos que pone en disputa. Si un atleta logra un resultado destacado en el Nippon Budokan, podría decirse que tiene pie y medio en el concierto olímpico del próximo verano.

De momento, la experiencia no va muy bien, pues Osniel Solís, Vanessa Godínez y Magdiel Estrada, tres de los que tenían más urgencia por sumar puntos, cayeron eliminados en sus primeros combates y complican su periplo hasta los Juegos. Lo mismo sucede con Onix Cortés, quien perdió este jueves en su segundo pleito.

¿Podrá Iván Silva fungir como carta de triunfo para el judo cubano en los Juegos Olímpicos? Foto: AIPS América.Iván Silva, por su parte, tampoco pudo subir al podio y revalidar su medalla plata de 2018, pero por lo acumulado hasta la fecha tiene una posición más cómoda en el listado de clasificación. A pesar de quedar ahora en el séptimo puesto,  sigue siendo la principal carta de triunfo del judo masculino de cara al próximo certamen olímpico.

También perdieron Maylin del Toro (en el debut) y Kaliema Antomarchi (en su segundo combate), aunque todavía tiene un margen mayor para volver el próximo año a la metrópolis japonesa.

Habrá que seguir muy de cerca la actuación este sábado del súper completo Andy Granda, también necesitado de avanzar lo más posible en la cita del orbe para salir de los números rojos en el ranking.

A su vez, Idalys Ortiz debe dar pasos sólidos rumbo a Tokio 2020. Ella es líder del ranking clasificatorio y solo necesitan algunas victorias que la apuntalen de manera definitiva.

Tras una grata experiencia en Lima, ¿puede el judo cubano soñar en grande?

Arlenis enfila a Tokio… y no estará sola

El ciclismo de ruta es uno de los deportes donde se puede decir, sin miedos, que las contrataciones han rendido frutos. Hace cuatro años era impensado encontrar a Cuba entre los 15 primeros países del ranking mundial, pero ahora, tras muchas carreras de Arlenis Sierra, Marlies Mejías y –en menor medida– Heydi Praderas, la Isla se encuentra en el puesto 13 del orbe.

Los contratos de estas tres pedalistas les han permitido correr regularmente en carreras de alto nivel, en las cuales han logrado sumar una buena cantidad de puntos para su causa individual, la de sus clubes y la de su país.

Esto repercute directamente en las opciones de clasificación olímpica, que en la ruta está determinada justamente por el escalafón mundial por naciones y la ubicación individual de aquellas pedalistas cuyos países no clasifiquen como equipo a los Juegos Olímpicos.

Por ejemplo, en la rama femenina, los 22 primeros países del ranking colectivo tienen derecho a inscribir a más de una rutera en Tokio. Los cinco punteros del listado contarán con cuatro plazas cada uno, del sexto al lugar 13 con tres, y del 14 al 22 con dos.

De acuerdo a esa fórmula, Cuba ahora mismo podría ir a los Juegos Olímpicos con tres chicas en la ruta, pues se ubica en el puesto 13 del ranking con 1.249 puntos, 450 por encima de Eslovenia, país que ocupa el escaño 23.

Arlenis Sierra logró la mejor actuación de una rutera cubana en Juegos Olímpicos durante Río 2016. Foto: Marcelino Vázquez/ACN.

Arlenis, flamante monarca de Lima 2019, Pradera y una tercera rueda –presumiblemente Iraida García– serían las protagonistas en el equipo de la Isla. También se pudiera pensar, en un escenario ideal, en contar con Marlies Mejías, pero acaba de dar a luz y le costará llegar en plenitud de forma a Tokio. No obstante, con una guerrera como ella hay que aguardar hasta el último minuto.

El punto cumbre de este proceso clasificatorio llegará a finales de septiembre próximo con el Campeonato Mundial de ruta en Harrogate, Reino Unido, y el posterior cierre del ranking por naciones. Si Arlenis y compañía cumplen con las expectativas y hacen un buen torneo, Cuba como país garantizaría más de un cupo a Tokio.

En cuanto a la pista, las opciones son más complicadas, porque nuestra principal figura, Lisandra Guerra, ha tenido pocas oportunidades de competir luego de dar a luz a su pequeño Thiago. Casi sin puntos acumulados desde que arrancó la carrera en el 2018, para la matancera sería muy difícil ponerse al día y acercarse a los puestos de avanzada antes de que cierre el ranking con el Campeonato Mundial de pista, en marzo del 2020.

“El nivel en el mundo es muy alto y llegar hasta aquí fue un gran sacrificio”, dijo Lisandra después de su plata en Lima, dejando entrever que es poco probable que busque el cupo en Tokio. De cualquier manera, como con Marlies, hay que darle margen a la guerrera yumurina.

El retorno de Manrique Larduet

Hay mucha incertidumbre sobre el regreso a los tapices del gimnasta cubano Manrique Larduet, operado hace unos meses por lesiones propias de un deporte muy traumático. El santiaguero, tras un extenso proceso de recuperación, debe reaparecer en el Mundial de Stuttgart en octubre próximo, y todas las miradas se enfocarán en estudiar su estado físico actual.

Larduet viajará a Alemania con otros cuatro compañeros (dos hombres y dos mujeres) ya inscritos por Cuba, quienes buscarán ahí algún boleto a los Juegos Olímpicos de Tokio, aunque la meta es bastante compleja por el altísimo nivel que se espera en la cita germana.

Manrique Larduet vuelve a la acción tras varios meses de recuperación por una intervención quirúrgica en sus muñecas. Foto: FIG.

En el Mundial, un total de nueve países y 36 gimnastas (cuatro por equipo) clasificarán directamente a Tokio en la lid por colectivos, y se unirán a China, Rusia y Japón, quienes ya aseguraron a sus escuadras completas durante el pasado certamen del orbe en Doha, en el 2018.

Además, los 12 mejores del concurso de máximos acumuladores entre los hombres y las 20 punteras entre las mujeres –siempre y cuando no hayan clasificado con sus equipos–, también garantizarán pasaje a Tokio, al igual que los tres punteros por aparatos.

Probablemente los cubanos naveguen con suerte y pesquen algo en estas aguas, pues un total de 48 gimnastas de máximo nivel (procedentes de los 12 países clasificados por equipos) no contarán en dichos concursos individuales para el escalafón olímpico.

Pero eso no es todo. Además del Mundial, hay opciones de clasificación en la Apparatus World Cup Series, que comprende ocho competencias a efectuarse desde noviembre de 2018 hasta marzo de 2020, en un total de cuatro escenarios diferentes.

Doha (Qatar), Melbourne (Australia), Bakú (Azerbaiyán) y Cottbus (Alemania) son las sedes rotativas de estas Copas del Mundo, por lo que cada ciudad la organizará en par de ocasiones.

De acuerdo con el sistema de clasificación rumbo a la capital nipona, la Apparatus World Cup Series ofrece boletos directos a la cita estival a los mejores de cada aparato cuando termine la carrera en marzo del 2020.

En ese momento se establecerá un escalafón final de las pruebas, en el cual se compilarán los mejores tres resultados de cada atleta entre todas las paradas. Al cierre, estas regalarán seis cupos entre los hombres y cuatro para las mujeres.

A simple vista, son cifras pequeñas y supondríamos que las cuotas estarían reservadas para las grandes estrellas del deporte, pero realmente esas luminarias no necesitarán de estos eventos para clasificar a Tokio.

Como vemos, si los cubanos no obtienen pasajes en el Mundial, les quedarían muchísimos menos rivales de consideración en la Apparatus World Cup Series, así como en los campeonatos continentales, última opción clasificatoria si fallan las opciones globales.

De no conseguir nada en el Mundial, Manrique y compañía tendrían que competir en la Copa del Mundo de Cottbus, a finales de este año, y al menos en dos de las paradas del 2020 (presumiblemente Bakú y Doha, pues Melbourne es una plaza muy costosa por la lejanía). Así se reforzarían mucho las opciones de clasificar a Tokio, con suerte, a dos gimnastas en cada sexo.

Simón vuelve al rescate

Unos pocos partidos separan al voleibol cubano de Tokio. Tras fallar –como era esperado– en el Preolímpico Intercontinental de Rusia hace unas semanas, la selección de Nicolás Vives ganó la Copa de Campeones de NORCECA en Colorado, y definirá su suerte rumbo a la cita estival en el torneo continental de clasificación.

Dicha justa será en enero próximo en una sede todavía por decidir, y la Isla lleva algo de favoritismo luego del retorno al plantel del estelar Robertlandy Simón. El astro del Lube Civitanova es de nuevo el rostro de Cuba, uno hambriento de triunfos en la arena internacional.

El regreso de Robertlandy Simón a la selección nacional puede darle el aire necesario para clasificar de nuevo a los Juegos Olímpicos. Foto: Getty Images.

Simón lleva casi una década sin vestir la casaca de las cuatro letras, oportunidad que le ha llegado otra vez con 32 abriles en sus espaldas. No obstante, la edad no parece pasar por encima del laureado central, quien en sus primeros partidos con el equipo rindió al máximo y demostró su valía.

Para enero, el momento del Preolímpico, Simón va a llegar en mejor forma deportiva al estar inmerso en la temporada profesional, y lo mismo se espera de Osniel Melgarejo, Miguel Ángel López, Liván Osoria, Jesús Herrera y Roamy Alonso, pilares del conjunto.

También se piensa que atacador opuesto Michael Sánchez se sume a la dinámica grupal en enero, cuando aparecerá Canadá como rival a vencer. Los norteños son, además de Cuba, los otros favoritos al título del Preolímpico de las Américas, luego de que Estados Unidos ya asegurara su presencia en la lid bajo los cinco aros.

Al margen de que la selección nacional logre clasificar o no, la Isla tendrá un marcado protagonismo en Tokio. Yoandy Leal (Brasil), Wilfredo León (Polonia) y Osmany Juantorena (Italia) vestirán otros colores en la urbe asiática y probablemente avancen lleguen hasta instancias decisivas.

¿Tiro de gracia para el béisbol?

El béisbol de los Juegos Olímpicos jamás ha vivido una final sin el protagonismo de Cuba (tres oros y dos platas), por lo que una hipotética ausencia de la Isla en los diamantes de Tokio representaría un giro brusco a la historia.

Lo más triste del caso es que ese cambio en el curso beisbolero bajo los cinco aros es perfectamente posible, a juzgar por la triste imagen que dejó la selección nacional en los Panamericanos de Lima, donde concluyeron en un desastroso sexto lugar.

El béisbol cubano pasa por un momento de quiebre y cuesta creer ahora mismo que clasifiquen a Tokio. Foto: Ricardo López Hevia

Ahora los fanáticos hablan de renuncias, de posible cambio de director, de una nueva filosofía de entrenamiento y convocatoria, pero a ciencia cierta nadie sabe lo que va a suceder en los próximos meses con el pasatiempo nacional. Tan profundo es el estado de zozobra que, algunos, prefieren evitar el tema béisbol y desviar su mirada a cualquier otra cosa.

Esa indiferencia de algunos sectores de aficionados se ha vuelto preocupante, porque sin debate, sin reflexión y sin acciones conjuntas no se podrá rescatar nada del deporte de las bolas y los strikes.

El venidero examen internacional será en el Premier 12, justamente uno de los eventos clasificatorios a los Juegos Olímpicos. Cuba allí no está obligada a ganar la medalla de oro, ni siquiera tiene que subir al podio, “solo” debe quedar como el mejor equipo de América en el orden final de posiciones para conseguir pasaje directo a Tokio.

La consecución de ese objetivo depende de superar el grupo clasificatorio de Seúl, donde chocarán con los anfitriones sudcoreanos, Canadá y Australia. Si pasan esos obstáculos y avanzan a la Súper Ronda como uno de los dos primeros lugares del grupo, entonces tendrían que batirse en una lucha sin cuartel de difícil pronóstico.

Clasificar en el Premier, como están las cosas, es muy poco probable, mas no será la única oportunidad cubana, que en marzo del venidero año puede buscar también el boleto estival en el Preolímpico de las Américas, que organizará Estados Unidos en Arizona. Será otra lid complicada, teniendo en cuenta los posibles rivales, pero –de no lograrlo antes– sería la última opción de regresar a los Juegos Olímpicos, el ahora o nunca del maltrecho béisbol cubano.

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