“El Chacal” Rigondeaux regresó, virtuoso

Foto: Boxeodecolombia.com

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El cubano Guillermo Rigondeaux (17-0, 11 nocauts) retornó este sábado a los cuadriláteros. Al sonar el campanazo inicial, “El Chacal” sumaba varios meses fuera de acción, lejos de la “pista de baile”. Su combate anterior databa desde noviembre de 2015 ante el filipino Drian Francisco, por lo que su regreso era, cuando menos, esperado.

La Ice Arena Cardiff de Gales dejó ver a un Rigondeaux más ofensivo, menos escurridizo y en extremo decidido. El cubano esta vez no titubeó ni guardó sus jabs, swines y ganchos contra el británico James Dickens (23-2, 7) para defender exitosamente la faja supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Dickens, a quien muchos le agradecen (y felicitan) por aceptar la pelea frente al catalogado quinto mejor libra por libra del planeta, poco pudo hacer ante la maestría del dos veces titular olímpico en su etapa como amateur. “Rigo” no dio espacio para los abucheos, las rechiflas, las burlas y las críticas, y neutralizó bien temprano al público y a su rival.

El santiaguero cumplió su promesa de ser más agresivo. El púgil oriundo de Liverpool no logró en ningún instante aguantar el ritmo de su contrario. Fueron tantas las ráfagas de golpes y la contundencia de los envíos que, cerrado el segundo capítulo, Dickens notificó a su esquina que le dolía la quijada y no le dejaron seguir.

Al cierre de la pugna, el cuerpo médico del perdedor informó que se trataba de una fractura en la quijada. Desenlace bastante similar al del japonés Hisashi Amagasa (30-6, 20) en diciembre de 2014, cuando el antillano dejó al asiático con un manojo de hematomas en su rostro y una fractura en el pómulo izquierdo.

Según dictan las reglas de la AMB, Rigondeaux debe enfrentar en los próximos meses al mexicano Moisés “Chucky” Flores, monarca interino supergallo. No obstante, todos conocen como los fajadores evaden al cubano y desvían sus miradas hasta encontrar a contendientes de menor calidad.

“El Chacal”, por lo pronto, se vende cada vez que puede en busca de los “peces gordos” de las 122 libras, e incluso amenaza con subir hasta las 126. Ojalá otros den el paso al frente como el británico Dickens y el venidero duelo del indómito no se dilate tanto en el tiempo.

Boxeadores olímpicos cubanos regresan de Argentina

Foto: Gobierno de Mendoza
Foto: Gobierno de Mendoza

Una productiva base de entrenamiento sostuvo por espacio de veinte días el equipo olímpico cubano de boxeo en Argentina. A pesar del frío en la nación sudamericana, los diez pugilistas clasificados para Río de Janeiro cumplieron el rigor planificado por el cuerpo de entrenadores que comanda Rolando Acebal.

De acuerdo al subcampeón mundial Erislandy Savón (91 kg), los miembros de la selección nacional entrenaron a tope y regresaron conforme con el trabajo realizado en Mendoza. “Las bajas temperaturas nos afectaron al inicio, pero teníamos todos los implementos y recursos a nuestro alcance para cubrir satisfactoriamente este etapa del adiestramiento”, explicó a OnCuba el guantanamero.

Savón agregó que todos están conscientes del peso que tienen dentro de la delegación de 120 cubanos que nos representarán en Brasil. “Entendemos la importancia que tendrá del boxeo. Es por eso que estamos concentrados en que cada sesión, para mejorar los resultados de hace cuatros años”.

Robeysi Ramírez, por su lado, expresó sentirse en perfectas condiciones. “Creo que soy el mismo Robeysi que ganó el título en Londres. En esta temporada he podido combatir mucho más y eso me ha dado confianza. Además, conozco a todos mis rivales en los 56 kilogramos y a cada uno de ellos los he podido derrotar”.

El equipo también conoció las informaciones del último preolímpico, desarrollado en el Domo José María Vargas, localizado en Maiquetía, Venezuela. Peleadores como Julio César La Cruz (81) y Lázaro Álvarez (60) saben que sus respectivas divisiones se pusieron al rojo vivo, con las clasificaciones de dos excampeones mundiales profesionales: el semicrucero camerunés Hassan N’Dam (33-2, 19) y el ligero tailandés Amnat Ruenroeng (17-1,5). El objetivo está marcado y la mesa está servida.

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