El rastro de Lima: detrás del tapiz

Gretel Mendoza, responsable de colocar de nuevo a Cuba en una final individual de gimnasia rítmica, devela algunos los más comunes contratiempos que enfrentan los deportistas y que son obviados por fanáticos y especialistas.

Gretel Mendoza en un entrenamiento en Lima. Foto: Tomada de su perfil de Facebook.

En Cuba, nadie mira con buenos ojos a quienes no aportan nada al medallero. Un cuarto, quinto o sexto lugar, da igual si lo logra una estrella o un desconocido, por lo general es sinónimo de fracaso.

Esa filosofía, adquirida luego de años y años de permanentes triunfos, costará cambiarla, pero ya es hora de valorar un poco más el desempeño de ciertos atletas, sobre todo porque generalmente obviamos su esfuerzo y sacrificio para llegar a determinada posición.

Uno de los casos que más me ha impactado en el contexto de los Juegos Panamericanos de Lima es el de la cubana Gretel Mendoza, una joven de 19 años que compite en gimnasia rítmica, disciplina con muy poca atención mediática en Cuba.

Gretel Mendoza compite en el all around de Lima 2019. Foto: Mónica Ramírez/JIT

La chica se incluyó en el grupo de las ocho mejores del aro en la capital peruana y colocó a Cuba de nuevo en la final individual después de 12 años, algo que, sin dudas, merece reconocimiento, más allá de la posición que ocupe en esa discusión de medallas.

“Me sorprendí con la actuación de hoy, pero estoy muy feliz con el trabajo realizado entre el colectivo de entrenadoras y yo. Ha sido mucho el apoyo que he recibido y me siento muy satisfecha de pasar a una final en mis primeros Juegos Panamericanos, es un objetivo vencido”, sentenció la gimnasta a la periodista Eyleen Ríos, de sitio digital JIT.

Poco después de pasar el examen clasificatorio y la durísima prueba del all around –finalizó decimocuarta–, Mendoza expresó en las redes sociales el sentir de muchas gimnastas y que pocos fanáticos o especialistas conocen.

“Las gimnastas no son sólo las chicas perfectas que salen al tapiz. Detrás de ellas se esconde un mundo de sacrificio y renuncias”, precisó Gretel, quien reconoció que solo amando el deporte “con todo su corazón” se pueden superar determinadas adversidades.

“Detrás de aquellas mallas tan brillantes se esconden contusiones y rasguños. Detrás de aquellos peinados tan estirados se esconden sudores y fatiga. Detrás de aquellos ojos pintados se esconden lágrimas e inseguridades. Detrás de aquellas punteras se esconden callos, quemaduras y tiritas”, añadió la joven antillana.

Sus palabras descubren un mundo desconocido por muchos, un mundo que incluye horas de rigurosos entrenamientos en condiciones que no siempre son las mejores, horas sin fiestas, horas de llanto, horas de dolores, horas lejos de la familia…

Sobreponerse a todas esas adversidades, soportar las presiones de la alta competencia, no es sencillo, máxime cuando solo eres una adolescente.

Quizás Gretel Mendoza no gane nada en Lima, quizás regrese solo con una posición decorosa y con la experiencia vivida, pero más allá de los resultados, debemos empezar a darle crédito y valor al esfuerzo de los deportistas.

No solo de las glorias se puede vivir.

 

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