Erislandy Savón, entre jabs y sus pasiones

Erislandy Savón es actualmente la cara del boxeo amateur cubano. Un púgil al que lo persigue la Historia. Su apellido pesa, aunque él hace caso omiso a ese tipo de presiones. Después de varios vaivenes, su trayectoria ha entrado en calma y transita por el camino correcto. Dos temporadas llenas de logros significativos son muestra fehaciente de ello.

El mejor exponente de la IV Serie Mundial recibió oficialmente la placa que lo acredita como el púgil más destacado de América en 2014 durante el Campeonato Continental de la Asociación Mundial de Boxeo, disputado en Venezuela. Allí, el sobrino del legendario Félix Savón se llevó los laureles de su división -91 kilogramos- al vencer tres a cero al argentino Yamil Peralta.

Sin ánimos de ser parciales, los comentaristas de la televisora suramericana encargada de la difusión del torneo ensalzaron al rioplatense. Según ellos, fue todo un mérito aguantarle esa noche los tres asaltos al cubano. Sí, sus golpes eran verdaderos mazazos, pero lo que pocos sabían era que el denominado “Domador Mayor” sufría una lesión leve en la mano derecha que dificultaba su trabajo a la perfección.

No obstante, conservó su invicto en el año de manera elegante. Pero Savón no solo disfruta combinar jabs o ganchos, en los ratos libres mezcla la arena y el agua de mar, los paseos con su novia y la música de su preferencia. “Sobre todo escucho reguetón, me gusta estar en la onda”, dijo a OnCuba el joven de 24 años, no el boxeador. El hip hop también es de su agrado, y en este género sus cantantes favoritos son Chris Brown y Lil Wayne. No es amante de la lectura y disfruta todo tipo de películas, aunque prefiere las de terror.

En Venezuela, el guantanamero se sumó al dominio casi total de la escuadra cubana en el premundial. Solo los locales, por partida doble, y Brasil lograron arrebatarle metales dorados a los antillanos, en algún que otro caso con un poco de apoyo por parte de los jueces, diría un espectador en la isla caribeña.

Cuba perdió su condición de invicta en el tercer combate de la cartelera final a manos del brasileño Robson Conceicao (60), verdugo en esta oportunidad del campeón panamericano y doble monarca del planeta Lázaro Álvarez. El siguiente derrotado fue el titular semipesado de Toronto 2015 y par de veces principal boxeador de América (2011 y 2013), Julio César la Cruz. Durante esa pelea, revancha de la final en la cita canadiense, el local Albert Ramírez le quitó la victoria de las manos al camagüeyano.

El último descalabro tuvo que esperar hasta el décimo pleito de la jornada, en el cual el mosca venezolano Yoel Finol prevaleció por decisión dividida ante el sublíder hemisférico Yosbany Veitía. En los enfrentamientos restantes, los jueces en el domo José María Vargas vieron ganar tres a cero a los representantes de la mayor de las Antillas.

Para el equipo cubano fue un grato resultado el desquite del joven minimosca Joahnys Argilagos ante el mexicano Joselito Velázquez, quien lo derrotó en Toronto. También se colgaron el oro al cuello Andy Cruz (56), Yasnier Toledo (64), Roniel Iglesias (69), Arlen López (75) y Leinier Peró (más de 91). Este último prometió a nuestra revista ganar una presea en la próxima cita del orbe. Al margen de los resultados, lo más importante para Cuba fue la clasificación de todo su equipo para el mundial de Doha, previsto para octubre venidero.

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Volviendo a Savón, tras lograr la medalla en Venezuela comentó en exclusiva que en la capital qatarí su meta es el título y su mayor rival es él mismo. “Me siento bien”, afirmó. En cambio, ni piensa en los Juegos Olímpicos de Río, pues, según considera, hay que darle tiempo al tiempo.

Cuenta que en sus 13 años en la disciplina no tiene ninguna anécdota inolvidable, fuera o dentro del ring. Como su mayor virtud señala la capacidad de ser buen amigo. Se cree un poco chistoso y tiene como humorista favorito a Limay Blanco, quien actuaba en el ya fuera de cartelera Los Amigos de Pepito. Ser rencoroso –reconoce- es su mayor defecto. No perdona la mentira. Y según dice, lo único que puede apartarlo de la felicidad es la pérdida de su padre. “No creo que sin él pudiera encontrar las fuerzas para seguir adelante”, expresó.

“¿Mi mayor decepción? La injusta decisión que se tomó en los Juegos Olímpicos de Londres”. Allí cayó ante el local Anthony Joshua. No tiene supersticiones ni rituales antes de subir al encerado. “Nada distinto de hablar con mis amistades y rodearme de un ambiente agradable para encarar la pelea y mantener mi mente sin preocupaciones”, señaló.

De acuerdo con el Domador, si no fuera boxeador se hubiese dedicado a estudiar más y cursar maestrías como el resto de sus familiares. “Planeo convertirme en preparador luego de culminar mi historia como deportista, por eso curso la licenciatura en Cultura Física. Igual, me hubiese gustado ser cantante de la Charanga Habanera o Los Desiguales, pero no aseguro nada”, dijo a carcajada limpia antes de despedirse. A Erislandy hoy la vida también le sonríe.

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