Finlandia, el voleibol y la violación del periodismo

Lo de siempre: en la prensa cubana, las notas oficiales son problemas para Hercules Poirot. Siempre una carta oculta; siempre alguna ventana por abrir. Nada de información directa o -¡vade retro!- pormenores. Mejor que reine la abstracción, como en las geometrías coloridas de Mondrian.

El Caso Voleibol es el ejemplo más reciente. En Finlandia, varios jugadores de la selección nacional fueron arrestados bajo sospecha de agresión sexual. Veinticuatro horas después, los medios oficiales cubanos hacían pública una lamentable información sesgada.

Dice el primer párrafo: “La Federación Cubana de Voleibol informa que durante su reciente estancia en Tampere, Finlandia, seis miembros de su selección participante en el segundo nivel de la Liga Mundial han sido acusados de un presunto delito”.

No es un chiste. Tal parece que “presunto delito” contiene elementos suficientes para que la gente establezca en su cabeza la magnitud del hecho. Genial por la Federación. Así pues, propongo simplificar los códigos penales con la eliminación de toda esa terminología innecesaria: homicidio doloso, homicidio imprudente, hurto, estafa, extorsión… Dígase “presunto delito”, y ya se han dicho todos los delitos.

Continúa la nota:

Los reportes enviados por la delegación y el permanente contacto sostenido con nuestra Embajada permiten precisar que como parte del proceso abierto por las autoridades de aquel país, permanecen retenidos allí los atletas Osmany Santiago Uriarte Mestre, Abraham Alfonso Gavilán, Ricardo Norberto Calvo Manzano, Rolando Cepeda Abreu, Luis Tomás Sosa Sierra y Dariel Albo Miranda.

A decir verdad, no hacía falta agenciarnos la autoría de los reportes: cada una de las agencias de prensa del planeta estaba dando esa misma información, con esos mismos nombres. No olvidemos que, aunque nos empeñemos en pasarlo por alto, hay un mundo más allá de nosotros.

Tercer párrafo:

Aunque aún se realizan las investigaciones que permitirán contar con todos los detalles y conocer el grado de participación de cada uno de ellos, la información preliminar les imputa estar vinculados a actos totalmente ajenos a la disciplina, el sentido de honradez y respeto que rigen nuestro deporte y la sociedad que defendemos desde enero de 1959.

Otra vez el misterio. ¿Qué actos?, se preguntará el lector que se desayuna con la nota, asistido por todo el derecho a pensar en un celemín de posibilidades como orinar en la vía pública, subirse sin boleto de viaje al autobús o atracar una McDonald’s.

Seguimos:

El jefe de la delegación y funcionarios de la Embajada cubana dan seguimiento a todo el proceso, incluidos los trámites judiciales y las posibles condenas que se deriven del mismo.

Me parece muy bien. Y la prensa nacional también debiera estar al tanto del proceso, para darle el debido seguimiento.

Último párrafo:

En el plano interno tomaremos las medidas que demandan comportamientos que no se corresponden con la ética y los principios en los que hemos sido educados.

Ya sé que es aburrido volver sobre lo mismo, pero… ¿a qué comportamientos se refiere el evasivo redactor?

Al final, queda un regusto amargo. Algo así como la sensación de impotencia que sentimos al oler la langosta y no poder probarla. El problema está dicho, pero con la cabeza tapada, en un vacuo ejercicio de periodismo hipócrita.

Pobrecita, la Federación Cubana desconoce que hay un montón de zonas WiFi en el país…

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