Freddy Mayola: “Intentaré que Cuba me reconozca como a Dayron Robles”

Freddy Mayola. Foto: Canarias7.es

Freddy Mayola. Foto: Canarias7.es

Freddy Mayola fue la cara de la velocidad cubana en el epílogo del siglo XX y los albores del XXI. Ahora, en el 2015, a sus 38 abriles y a miles de kilómetros, ansía regresar al equipo nacional. En algún momento de su existencia se entregó a fondo y cerró a todo tren varios relevos 4×100, o despegó con todas sus fuerzas del bloque de arrancada, como un día Silvio Leonard, o Enrique Figuerola, o Rafael Fortún. Solo que ninguno de ellos abandonó una delegación oficial. Mayola sí.

Actualmente, entrena cada mañana en España, a escondidas. Tiene la ilusión de un niño en su mirada y anhela tocar con sus pinchos la deteriorada pista azul del Estadio Panamericano de La Habana. La idea no le resulta quimérica. Con ambos pies en la tierra pretende sorprender a los dirigentes de la Federación Cubana a inicios del 2016. “Intentaré que Cuba me reconozca como a Dayron Robles”, manifiesta.

Primero –dice– es necesario correr duro en la temporada bajo techo. “Las marcas que haré serán mi carta de presentación. Conozco bien el trabajo de la velocidad hoy día, más el antiguo. Haces una fusión, sacas lo mejor de cada parte y tienes un plan de entrenamiento genial. Me preparo para romper, o al menos rondar, el record del mundo de los 60 metros (6.39 segundos, de Maurice Greene)”.

Freddy y Yunier Pérez lideran la historia nacional en la distancia oficial más corta del atletismo. Ambos frenaron los relojes en 6.49; Mayola hace 15 años. Ese pequeño tramo es su especialidad, no en vano cerró cuarto en la lid planetaria del 2001 en Lisboa, cuando aún mostraba cuatro letras en mayúsculas en su pecho.

Meses después trastocó su destino. Como muchos, giró 180 grados y cambió su rumbo drásticamente en el 2003, después de un meeting en Atenas, Grecia.

“¿El porqué del abandono? Tenía una novia que insistió en irme con ella. No lo pensé. Fue como una gota que colmó el vaso. Los restantes problemas son conocidos, esos que impulsan a dar ese paso. Nada que ver con la política, pero eso ya es historia, siempre me he sentido cubano”.

Las memorias del moreno llegan entre vagos recuerdos. La mayoría repasa el instante en que fue rebasado en la recta del Estadio Olímpico de Sydney, en el año 2000. Recibió el batón como segundo y cruzó la meta tercero. Junto a Luis Alberto Pérez, Iván García y Luis Pérez Rionda se quedó a cuatro centésimas del primado nacional de 38 segundos exactos. También pocos recuerdan su medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá.

Ahora, en suelo ibérico, Mayola coexiste con esos pensamientos. Sonríe cuando le mencionan que solo un cubano ha bajado de los 10 segundos en el hectómetro. Su historia quedó atrás, fue olvidada. A modo de broma, intenta rectificar: “Yo también tengo 9.98 (+2.9 viento a favor, no oficial). Igualé a Silvio (Leonard) el 12 de julio de 2002”.

Cuenta que físicamente está como nunca, algo que llama la atención a esa altura de la vida. El tiempo es implacable y en materia de velocidad no regala favores. Contados son los que encontraron resultados llamativos con tal almanaque. “La edad biológica es la que habla en este mundillo. En enero ya sonaré duro en el ranking. Estoy en una forma que ni yo mismo me lo creo. Kim Collins, Asafa Powell, incluso Justin Gatlin no son para nada jóvenes”.

Desde hacía varios meses, Mayola andaba de puntillas y callaba su proceso de repatriación. “Solo me resta rellenar unas planillas aquí (España) en el consulado y la firma final. Ya estuve en junio en Cuba”.

El experimentado corredor ve con buenos ojos a algunos de los que hoy dictan las reglas dentro del campo y pista nacional. Asegura que se lleva bien con todos, o al menos así ocurrió mientras radicaba en la isla. “Nadie te va a hablar mal de mi persona”, espeta.

Guarda esperanzas de que dirigentes como Daniel Osorio, jefe técnico de la disciplina, mire con buenos ojos y escuche su demanda. “Conmigo siempre fue neutral. Ahora como tiene un cargo no sé qué pasa por su cabeza”. Al final, Mayola, el mismo que arrancó dos veces en falso y quedó descalificado en el Campeonato Mundial al Aire Libre de Edmonton, Canadá, dice que solo quiere volver a representar a Cuba porque es su país.

Si falla en el intento, viajará a Miami, a radicarse como entrenador. Mientras, duerme ilusionado con la idea de retirarse en representación de su tierra y se muestra optimista: “¡El crono hablará… ahí vendrán las reacciones!”

 

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