Juantorena y la historia de otro fiasco nacional

Osmany Juantorena

El Coliseo de la Ciudad Deportiva a veces rezuma nostalgia. Las noches de Liga Mundial de Voleibol en La Habana ya no son lo que una vez fueron. Han pasado de la ebullición al silencio, a la palidez. La avenida Vía Blanca y Boyeros ha dejado de chorrear gente y ese inmenso hilo de personas con banderas y caras pintadas que se enrollaban por las escaleras exteriores de la instalación, ha decaído cada vez se concerta la cita de cada junio.

Este palacio de emociones deportivas siente la ausencia, no ruge, no se estremece de algarabía. Cuando un remate desde zona zaguera resuena contra el tabloncillo y el eco se expande limpio por toda la cancha, sin rival, sin que ningún otro sonido lo detenga, tal pareciera que el Coliseo se apaga, cierra los ojos.

La Liga de Voly fue un manjar exquisito, probablemente, una de esas cosas preciadas con que contábamos los cubanos cada año y que permanecía circulada en el almanaque. Con los años y las mutaciones he pasado de la expectación resultadista del torneo, a una expectación figurativa. Al menos yo he dejado de mirar el taraflex y la net para mirar hacia las gradas vacías casi por completo (no hay sensación más abominable que observar un graderío sin alma) para buscar un rostro que nos devuelva una imagen, una historia.

Porque si algo deja la Liga de un tiempo para acá, es eso, imágenes, rostros de ex voleibolistas de la selección nacional que lego de emigrar acuden a su santuario, como si fueran a depositar una ofrenda o a cumplir una promesa, y se sientan solos en sus butacas, absortos.

Todos los años se aparece alguno, algún monstruo que anda destrozando los tabloncillos del mundo pero que la selección nacional se da el lujo de no contar con él para sus compromisos internacionales. Ahí me encontré hace un par de años, por ejemplo, a Roberlandy Simón, a Michael Sánchez, a Raydel Hierrezuelo y he conocido a través del blog DeporCuba que el fin de semana de 12 de junio Osmany Juantorena también andaba de paso.

Juantorena, el sobrino de Alberto, es un crack del voleibol. Hace par de años era considerado junto a Matey Kasinski el más completo del planeta. Cuando se eleva no hay dios que sepa hacia donde girara su torso para incrustar las yemas de los dedos en la Mikasa y ponerla a viajar hacia territorio de nadie. Con el servicio es igual de implacable, buen bloqueador, de esos cazadores de red. Es un fuera de liga que ha triunfado en Italia, Turquía y que lo ha ganado todo a nivel de clubes.

Con el equipo Cuba estuvo muy poco tiempo, pero dejó su estela en 2005 bajo las órdenes de Roberto García (actual entrenador del equipo femenino cubano) cuando participó de un bronce memorable en la Liga Mundial de aquel año. Recién cumplió tres décadas de vida y aún no se le va de la mente el deseo de participar en Juegos Olímpicos; aunque ni él mismo cree que pueda hacerlo por Cuba:

“Sinceramente no. Primero porque ha pasado mucho tiempo y ya no tengo la edad suficiente para jugar por Cuba. Segundo porque manifesté por medio de una carta a la Federación mi disposición de jugar por Cuba y la respuesta fue positiva, pero con la condición de abandonar Italia. Una exigencia que no pude aceptar porque no podía abandonar mi carrera y todo lo que había logrado hasta ese momento para estar todo un año prácticamente inactivo y representar a Cuba”, le dijo a DeporCuba.

En su momento, cuando se rumoreaba que la Federación Cubana de Voleibol negociaba el regreso a la selección nacional de algunos jugadores cubanos que se encuentran jugando en ligas foráneas, Juantorena fue uno de los primeros en dar el sí, pero tras el condicionamiento de la entidad, como ahora insiste, sencillamente se negó.

Ahora mira a Italia como su posible equipo olímpico. “Podría ser. En estos momentos es la única oportunidad que tengo para jugar unos Juegos Olímpicos (…) Es un sueño de todos los deportistas a nivel mundial el participar en una Olimpiada. Si la única oportunidad que tengo de jugarla es por Italia, yo juego por Italia. Soy cubano, represento a Cuba, pero esta es mi carrera. Los años no perdonan y no te puedes sentar a esperar. Ya tengo 30, es Río o nada, porque si no pasa ahora, no sucederá, A los 34 años ya pienso haber terminado mi carrera deportiva”·.

Tampoco escatimó criterios sobre el estado actual en Cuba del deporte que ama: “…la Federación Cubana y el INDER deben darse cuenta que el voleibol cubano puede crecer muchísimo a nivel de selecciones nacionales y recuperar el terreno perdido. Hoy  hay muchos jugadores cubanos que están triunfando en diferentes ligas y los resultados muestran la potencia que tiene Cuba en este deporte pero hay cosas que cambiar y nadie parece decidido a dar el paso”.

“…En cualquier país del mundo los atletas juegan por los clubes casi todo el año y luego son llamados por sus federaciones. No sé cuáles son las razones que tienen acá para no permitirlo”.

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