Más cerca del polo norte que de la isla caribeña, la principal urbe canadiense no escapa a la inmigración cubana y los visitantes fortuitos. Así lo han dejado ver los cientos de fanáticos procedentes de la Mayor de las Antillas que por estos días apoyan sin cesar a la tierra que los vio nacer, en los XVII Juegos Deportivos Panamericanos.
El béisbol, como siempre, ha sido el deporte que más ha acaparado la presencia cubana en Toronto–aunque no el único- y el alejado parque de la localidad de Ajax ha sido testigo de cómo sus improvisadas gradas diariamente se repletan de banderas y personas vestidas con los colores azul, rojo y blanco.