Liga Cubana de Fútbol: goles en silencio

Ciego de Ávila (de amarillo), primero del Grupo 3, y Villa Clara (naranja), último del torneo, han sido las dos caras de la moneda en la primera fase de la Liga Cubana de Fútbol. Foto: Alejandro García / Invasor.

Ciego de Ávila (de amarillo), primero del Grupo 3, y Villa Clara (naranja), último del torneo, han sido las dos caras de la moneda en la primera fase de la Liga Cubana de Fútbol. Foto: Alejandro García / Invasor.

El campeonato cubano de fútbol –o “la liga”, para decirlo con la grandilocuencia con que se autotitula en estos momentos– rueda cuesta abajo desde hace varias temporadas.

La suya es una caída sorda, ajena para muchos –incluida parte de la prensa–, que poco parece importar ya en un país cada vez más futbolero y, al mismo tiempo –y paradójicamente–, resignado o indolente ante las debacles cotidianas de su balompié doméstico.

Hace apenas unos días concluyó la primera fase de la edición 103 y poco, muy poco eco han tenido sus resultados. Mientras las ligas europeas y el cercano Mundial de Rusia acaparan titulares y la atención de los fanáticos en la Isla, con la eliminación del Barcelona en la Champions como el más reciente campanazo, la liga cubana naufraga en medio de un apático silencio.

En 2017, el buen paso de Santiago de Cuba, a la postre campeón dirigido por el italiano Lorenzo Mambrini, dio tardía visibilidad a un evento opaco buena parte de la campaña. Pero este año, ni el halo vencedor de los Diablos Rojos –los mejores de la eliminatoria, ya sin el técnico europeo, con 26 puntos a la cabeza del Grupo 1– ha sido suficiente.

Lo peor, sin embargo, no ha sido el mutismo. Lo peor volvió a ser el forzoso –y descabellado– sistema eliminatorio por grupos, en el que los equipos de cada apartado, sin distinción geográfica, se concentraron en una misma sede para las diferentes rondas y en el que, salvo el impasse de diez días entre la décima y la oncena jornada, apenas transcurrieron 72 horas entre partido y partido.

Por su exigencia, esta estructura resulta una verdadera máquina de moler y, por demás, deja a varias aficiones con las ganas de apoyar a los suyos.

Santiago de Cuba fue el mejor equipo de la primera fase y aspira con fuerza a retener su título. Foto: Daniel Houdayer / Tiempo Extra.

En horas bajas

Al desmejorado semblante del torneo también aportó la paupérrima actuación de históricos como Villa Clara y La Habana, que contra todo pronóstico concluyeron en el sótano de sus respectivos grupos y penarán el próximo año en la liga de ascenso.

Lo de los naranjas, campeones hace dos años y ocupantes del cuarto puesto en la edición anterior, fue de lágrimas: último lugar entre los doce contendientes, con ocho derrotas, un empate y solo tres victorias, y un lamentable promedio de goles de -14.

Los de la capital, a quienes Mambrini dejó en la cuneta luego del anuncio de que los dirigiría esta campaña, tampoco levantaron cabeza y con el mismo balance que los villaclareños (3-1-8) apenas pudieron antecederlos gracias a su –también decepcionante– gol average de -6.

En el extremo contrario, satisface el renacer de Pinar del Río –otro histórico en horas bajas en los últimos tiempos– que ahora no solo logró la clasificación a la segunda fase, sino que comandó el Grupo 2 con 22 puntos por delante de dos potencias como Camagüey y Cienfuegos (ambos con 17), gracias en buena medida al aporte ofensivo de José Ciprián (cinco goles, sublíder).

También alienta la clasificación a la hexagonal conclusiva de Sancti Spíritus y Granma, equipos con menos pedigrí y a los que muchos daban como colistas de sus zonas y candidatos al descenso junto a una Isla de la Juventud que, aunque último lugar del Grupo 2, aseguró los puntos necesarios (11) para mantenerse en la primera división.

Estadísticas: Sitio de la Liga Cubana de Fútbol (www.inder.gob.cu/futbolm2018).

Los espirituanos (16 puntos) dieron la cara en el complicado Grupo 1 para aventajar por una nariz a Las Tunas (15), sexto lugar en 2017, y a La Habana (10). Su triunfo en la última fecha frente a los ya clasificados santiagueros apuntaló un pase en el que mucho influyó la localía. En la cancha de la Formadora, los del Yayabo sumaron 12 puntos mientras que en la primera ronda, en Santiago de Cuba, apenas habían logrado cuatro.

Por su parte, los granmenses sumaron 18 puntos para escoltar en el Grupo 3 a Ciego de Ávila –tercer lugar del torneo anterior y el segundo equipo más ganador en esta etapa, detrás de Santiago, con siete triunfos– y adelantar a Guantánamo (14) y Villa Clara (10). Mucho tuvo que ver en ello el desempeño de Ruslán Batista, máximo goleador de la justa empatado con el avileño Jesús Rodríguez, ambos con seis.

Estado general de la fase eliminatoria

Estadísticas: Sitio de la Liga Cubana de Fútbol (www.inder.gob.cu/futbolm2018).

Goles y faltas

En cuanto a las estadísticas colectivas, los Tiburones de Ciego de Ávila van siendo el equipo con más pólvora en de la liga con 24 perforaciones (2,2 por juego), impulsados por Rodríguez y otro trío que se las trae: Osmel Núñez (cinco goles), Joan Carlos Casola y Allan Pérez (ambos con cuatro).

No obstante, el mejor gol average resulta el de Santiago (+14), equipo que permitió la menor cantidad de anotaciones (seis). Los villaclareños, por el contrario, soportaron más goles que nadie (27) y fueron el seleccionado con el promedio más crítico (-14).

Como señal de alarma, más de la mitad de los contendientes (7) tuvieron un gol average negativo, incluyendo a dos de los clasificados a la liguilla final: Granma (-2) y Sancti Spíritus (-1). El promedio de goles por partido fue de 2,45, cifra vistosa en primera instancia que, sin embargo, no refleja los vaivenes de un torneo en el que, salvo excepciones, casi todos ganaban y perdían entre sí, incluso con resultados dispares entre una ronda y otra.

Un simple botón de muestra: los partidos entre Pinar del Río (cabeza del Grupo 2) y la Isla de la Juventud (último con solo la mitad de los puntos de los verdes), terminaron con dos victorias pinareñas (2-1 y 3-0), un empate (2-2) y un éxito de la Isla (2-0).

Otro ejemplo: los duelos entre los clasificados granmenses y los colistas de Villa Clara se saldaron con tres victorias para los primeros, incluyendo una goleada de 5-0, pero el revés fue la devolución de la paliza con otro 5-0 naranja.

Granma fue el equipo de juego más limpio de la primera fase, con 15 tarjetas amarillas acumuladas en 12 partidos, mientras los cienfuegueros –que quedaron a las puertas de la segunda etapa por diferencia de goles frente a Camagüey– fueron los más abusadores y merecieron 27 pálidas y dos rojas: más de dos amarillas por encuentro y una expulsión cada seis juegos. Casi nada.

Primero goleadores

Estadísticas: Sitio de la Liga Cubana de Fútbol (www.inder.gob.cu/futbolm2018).

¿Borrón y cuenta nueva?

A partir de ahora, será borrón y cuenta nueva. Al menos en lo deportivo.

El próximo 28 de abril comenzará la hexagonal final con partidos de ida y vueltas en los que –al menos ahora sí– los clasificados podrán recibir una vez a cada uno de sus rivales. Esta segunda fase cerrará el 30 de junio pero quizá desde algunas fechas antes ya se conozca el campeón.

Por lo hecho hasta el momento, Santiago de Cuba tiene credenciales para revalidar su corona, aunque Ciego, Pinar y Camagüey son también aspirantes de peso. Pero a estas alturas, cualquier cosa es posible. Incluso, que poco o nada se divulgue de esta instancia decisiva.

Quizá sea ingenuo o contraproducente aspirar a una mayor presencia mediática de la liga cubana, a que sus goles enamoren más allá de los cerrados –y desmejorados– feudos de cada equipo, pero ¿cómo salir de este círculo vicioso desde el silencio?

Poco importa quién sea el campeón si prevalecen la grisura y el mutismo. Al menos en su liga, el fútbol cubano va perdiendo por goleada contra sí mismo.

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