Mundial de fútbol: Argentina, soy tu padre

Aficionado al equipo de fútbol de Argentina en la Ciudad Deportiva en La Habana, durante la Final de la Copa Mundial

Aficionado al equipo de fútbol de Argentina en la Ciudad Deportiva en La Habana, durante la Final de la Copa Mundial / Foto: Roberto Ruiz.

Yo no sé por qué le voy a Argentina. Quizás por el Bati, quizás porque papá también le iba a ellos, quizás porque en términos futbolísticos me gusta sufrir. Por eso, cuando la albiceleste clasificó para la final, dejé de ser yo. En algún sitio de mi mente creí en una imagen, la de Messi levantando la Copa del Mundo.

Por eso formé tanto aspaviento cuando uno de los dueños de la casa donde íbamos a ver el partido nos embarcó. Por suerte el otro copropietario se mantuvo firme y a las tres y cinco, después que Higuaín tuviese el primer chance, nos sentamos a ver el juego con una botella de Vodka Made in Spain.

Muchos especialistas comparaban esta final con la del ’86, pero yo la sentía más como del ‘90, con una Alemania muy superior y una Argentina compuesta por Maradona y su compañía de momias. Esa final, con Codesal incluido, fue el nacimiento de la bestia negra de la albiceleste, un monstruo invencible sin puntos débiles. Por eso, cuando me di el primer trago y aun soñaba con una victoria, vino el primer recuerdo.

Año 2006: prueba de física de onceno grado. Se filtra cierto rumor de que si hacías la pregunta uno y la tres ya estabas aprobado. Ese día jugaban en cuartos de final Argentina y Alemania. Como es lógico, respondí lo mínimo para no suspender y me fui para el teatro donde se transmitía el juego para sufrir de mala manera con Pekerman y Riquelme. Tras la derrota en penales, uno de mis mejores amigos, enfermo a la azurra, me consoló. Su alegría no podía ser mayor: una Alemania cansada en semis y media Copa asegurada.

Con el segundo trago llegó el 2010: todos estaban obnubilados con la selección de Maradona. Antes del 4-0 les anuncié que a los teutones había que meterles cinco, era la única forma de pasar.

Al tercer trago, comprendí mi ingenuidad. Era tan romántico verme allí sentado, pensando en una Argentina campeona del mundo, gritando con cada fallo y enmudeciendo con cada ocasión germana, que por dos horas me olvidé de la realidad.

Ya en la noche, sentado en el malecón de La Habana, con una bandera argentina al lado y la herida de la derrota fresca, supe que no me tocaría jamás ver la victoria de la albiceleste. Somos los uruguayos del siglo XXI, amantes de una camiseta hecha para sufrir. Hoy los medios hablan de buena actuación y meritorio segundo puesto, pero eso no tiene ningún sentido. El mundial se gana y ya, el resto son palabras para mitigar dolores.

Por eso, a partir de hoy ya no sentiré la camiseta de Argentina como antes, esperaré a que alguien elimine a los alemanes para comenzar a gritar por la albiceleste. Son nuestros padres, tres eliminaciones al hilo en copas del mundo lo demuestran. Alemania les gana de todas las maneras posibles: penales, tiempo reglamentario, tiempo extra, no lo hicieron en gol de oro porque no se cruzaron en Francia ’98.

Alemania se sentía tan campeón antes de comenzar el encuentro que se dio el lujo de abrir con Klose y dejar a Schürrle en el banco. Sintió miedo ante Higuaín y Palacios, pero comprendió que el destino estaba con ellos. No importa, algún día se consumará el parricidio y esa será mi mayor alegría, vencer a los tanques teutones, pero mínimo, me tocan esperar cuatro años más escuchando el “soy tu padre” de Darth Vader.

Aficionados al equipo de fútbol de Argentina
Aficionados al equipo de fútbol de Argentina en la Ciudad Deportiva en La Habana, durante la Final de la Copa Mundial / Foto: Roberto Ruiz.
Aficionado al equipo de fútbol de Alemania
Aficionado al equipo de fútbol de Alemania en la Ciudad Deportiva en La Habana, durante la Final de la Copa Mundial / Foto: Roberto Ruiz.
Aficionados al equipo de fútbol de Alemania
Aficionados al equipo de fútbol de Alemania en la Ciudad Deportiva en La Habana, durante la Final de la Copa Mundial / Foto: Roberto Ruiz.
cionado al equipo de fútbol de Argentina
Aficionado al equipo de fútbol de Argentina en la Ciudad Deportiva en La Habana, durante la Final de la Copa Mundial / Foto: Roberto Ruiz.
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