Néstor Almanza: un cubano luchador en Chile

Néstor Almanza. Foto: Ariel Rojas

Néstor Almanza. Foto: Ariel Rojas

En la década de los años 90, cuando el deporte cubano rebozaba de talento, y por consiguiente, de  alegría, la lucha grecorromana era una de las modalidades de mayor abolengo.

Aunque los combates en cualquier división atraían, particular emoción despertaban los duelos “a muerte” que enfrentaban al bicampeón olímpico Filiberto Azcuy con Néstor Almanza, monarca del orbe en Estocolmo 1993, en los 76 kilogramos.

Almanza, una verdadera “grúa” por su fuerza para levantar al rival después de que el árbitro penalizaba al contrario y lo pusiera en la posición de cuatro-puntos, está de vuelta en Cuba, después de no figurar más en el sistema oficial de entrenamientos.

Ha regresado al gimnasio de lucha de la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Cerro Pelado, pero esta vez como entrenador de la selección nacional de Chile.

“Antes de que me preguntes, te voy a responder  rapidito: me hice un contrato personal con la federación chilena y estoy con ellos desde el 24 de mayo de 2013. Vivo en casa del comisionado nacional y allí me quieren como si fuera de la familia”, afirmó.

“Yo ya había estado en una ocasión en Santiago de Chile, por gestión de Eduardo Pérez Téllez, comisionado nacional cubano en aquel momento. Tras mi regreso a La Habana, tomé una decisión de la cual no me arrepiento”, me comentó Almanza, sin abandonar la atención a sus pupilos, que efectuaban entrenamientos conjuntos con gladiadores de Cuba y otros siete países más.

Esta no es la primera vez que Almanza viene a entrenar en Cuba luego de hacerse cargo del equipo nacional chileno. “Al inicio ellos tenían miedo de que las autoridades no me permitieran regresar. Pero les demostré que, a pesar de todo, tengo buenas relaciones con la federación cubana. Te comento que esta es la séptima vez que me abren las puertas para adiestrar a mis discípulos con los excelentes luchadores cubanos. Mi misión en Chile es darle promoción al deporte de la lucha, que tiene muy pocos seguidores. Estoy en Cuba desde el pasado 15 de enero, preparándonos para el torneo preolímpico del próximo mes, en Frisco, Estados Unidos”.

Tras esa respuesta, me detuvo: “voy un momento hasta el colchón, porque veo mucha inactividad de mis muchachos y tienen que aprovechar las horas aquí”. Entonces, luego de halar “alguna que otra oreja”, retornó al diálogo con OnCuba.

“¿Crees que alguno de ellos pueda llegar a la final en el torneo de Frisco y obtener boleto para Río?”, indagué.

“La principal figura es Andrés Ayub (130 kilogramos), quien en 2015 consiguió medalla de plata panamericana en Toronto, al perder en la final ante el doble titular olímpico Mijaín López.

“Además de Ayub, tengo confianza en el medallista de bronce panamericano, Cristóbal Torres (59 kg), un atleta muy dedicado y disciplinado, que podría dar la sorpresa. En esas dos divisiones tenemos mayores posibilidades porque no habrá ningún cubano, ya que Mijaín (130) y el actual campeón del mundo Ismael Borrero (59), el mejor alumno que tuve mientras fui entrenador en Cuba, ya están clasificados. Pero hay que esperar”, enfatizó Almanza.

Y como citó a Borrero, le expuse que en una entrevista, el joven gladiador santiaguero lo había mencionado a él como principal baluarte de su título del orbe en Las Vegas 2015.

Néstor Almanza (al centro) con el luchador cubano Ismael Borrero (a la izquierda) y el chileno Matías Calabaza. Foto: Abel Rojas
Néstor Almanza (al centro) con el luchador cubano Ismael Borrero (a la izquierda) y el chileno Matías Calabaza. Foto: Abel Rojas

“Yo le agradezco mucho al Jaba’o (Borrero) que se haya expresado así. Es cierto que nos preparamos bien y todo fluyó. Pero debo desmentirlo: el dueño de ese oro es Pedro Val, por mucho, el mejor entrenador grecorromano del mundo.

“A Borrero lo cogí con apenas 14 años cuando ingresó en el equipo juvenil, en la Escuela de Cojímar y luego tanto él como yo, fuimos ascendidos a la selección nacional de mayores. Como era lógico, Pedro dejó que yo lo entrenara personalmente.

“En el mundial de Las Vegas, estando yo con mis luchadores chilenos, Pedro me pidió que subiera al colchón con Borrero, especialmente para la pelea de cuartos de final frente al sudcoreano Kim Seunghak. Me dijo que hacía 20 años que Cuba no le ganaba a un coreano en la arena internacional y él me daba la misión de conseguir ese triunfo. ¡Imagínate cómo recibí esa petición del hombre que a mí me hizo titular mundial en 1993 y dueño de tantas medallas olímpicas y mundiales! Y no lo hicimos quedar mal, porque Borrero lo derrotó 8-6 en un cerrado combate”.

Por lo que me cuentas, Val ha sido tu ídolo. ¿Cómo aplicas en Chile los conocimientos que te brindó?

“Allá es totalmente diferente a lo que se hace aquí. Ellos se lo tienen que buscar y costear todo, porque el deporte subvencionado en Chile no existe. Es solo fútbol y más fútbol. Cuando llegué, recibí atletas de edad muy avanzada, mayores de 18 años sin conocimiento técnico alguno y tuve que iniciar con un trabajo muy diferente al que hacía aquí. Además, en ocasiones, no pasan de seis los que logro reunir para un entrenamiento, porque allá los padres priorizan pagarles los estudios a los hijos. Entonces, en estos casi tres años, ha sido muy poco lo que he podido mostrarles a ellos de lo aprendido con Val”.

“Por ejemplo, en este equipo que traje a Cuba, tengo dos chicos muy talentosos: Matías Cabeza (74 kg) y José Moreno (85), de 18 y 19 años, respectivamente, que cuando menos lo espere, se me irán del gimnasio. Así no se puede avanzar”.

Dos entrenadores cubanos, Néstor Almanza y Eugenio Montero (izquierda) se encargan de los equipos chilenos de lucha en ambos sexos. Foto: Federación Chilena de Lucha
Dos entrenadores cubanos, Néstor Almanza y Eugenio Montero (izquierda) se encargan de los equipos chilenos de lucha en ambos sexos. Foto: Federación Chilena de Lucha
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