Oreol Camejo, un trotamundos

A Oreol Camejo le perdimos la pista. Desapareció de pronto. Nunca más supimos de aquel larguirucho que con sus dos metros y siete centímetros de estatura comenzó acomodando pelotas con las yemas de sus dedos dentro de la selección nacional de Cuba. La vida demostró que no se podía desperdiciar ese alcance, sería como derramar un frasco de talento y dejarlo evaporar.

Con solo 17 años fue llamado al primer plantel. Cumpliendo el presuroso ciclo generativo (y hasta áspero podría decirse) en el que se envuelve el voleibol cubano. Un ciclo kafkiano, donde no existe el break para el reposo de una generación a otra, todo es abrupto, al galope. Oreol cumplió ese ciclo, esa vuelta y media, como muchos otros. Y después se esfumó.

Oreol Camejo ha dejado su huella en las ligas de Brasil, Corea del Sur, Qatar y Rusia.
Oreol Camejo ha dejado su huella en las ligas de Brasil, Corea del Sur, Qatar y Rusia.

Primero pasó de pasador a puntero dentro del taraflex, lógica transacción. Un movimiento que se caía de la mata. Oreol, una mole en la net, con sus alargados antebrazos y sus enormes palmas. Oreol, un servicio letal, con su potencia desde la raya de fondo. Punto convergente: su potencia en el salto. Entonces vino la reconvención. Comenzó a clavar pelotas desde los costados, en penetración desde zona zaguera, y más nunca volvió a servirles en bandeja las Mikasas a otros, ahora se las servirían a él.

Su etapa en la arena internacional con Cuba no fue muy fructífera. No ganaron nada, siempre en la pelea, en los podios, pero nada que se pudiera salvaguardar a la distancia. Eso sí, el talento brotaba, se les caí de los bolsillos en arrobas, en cantidades industriales, lo desparramaban en cada cancha. Un par de años después, con los jugadores que se quedaron y los nuevos que llegaron, se unificaría una armada de chicos que sí plantarían bandera a nivel mundial. Pero para ese entonces, ya Oreol no estaba, se habría marchado.

“Cuando salí de Cuba me fui a Brasil, ahí jugué tres temporadas, alcancé un campeonato Paulista y un segundo lugar en la Superliga brasileña. Tuve el privilegio de jugar junto a muchos jugadores de la selección nacional de Brasil que son de primer nivel mundial. Después me marché a Corea del Sur y jugué una temporada con el LIG Greatre. Actualmente estoy jugando en Rusia, esta es mi segunda temporada, ya he sido en dos oportunidades campeón de la Copa Siberia y tengo un subcampeonato de la liga”.

En los veranos, Oreol también jugó con el Al Ahly de Qatar, una lid corta donde acostumbran a llegarse muchas de las luminarias del voleibol una vez concluidas las temporadas regulares de los máximos torneos a nivel de clubes. Ahora, la ficha de Camejo pertenece al Lokomotiv Novosibirsk de Rusia y me dice que “después de esta temporada hay posibilidades para que me renueven el contrato”.

En esta campaña el Novosibirsk ya se ha ido a casa, no pudo apoderarse de uno de los boletos en venta para entrar en la lucha por la corona rusa. No obstante, el cubano cumplió con creces individualmente, al punto de terminar como sexto entre los primeros anotadores de la liga con 372 puntos, en 24 desafíos y un acumulado de 80 parciales jugados, con 4.43 anotaciones por sets.

¿Cuáles fueron las causas fundamentales que te forzaron a tomar la decisión de dejar la selección nacional atrás y lanzarte al profesionalismo?

“No fue tanto por las condiciones económicas como la gente cree, sino por las condiciones básicas que se le tienen que brindar a un atleta para un óptimo rendimiento, como son el buen alojamiento para el descanso y una buena alimentación. Lamentablemente son detalles que acontecen día a día y te vas desgastando poco a poco, hasta que llegas a sacar cuenta de todo eso, más la situación económica que es totalmente primordial y uno dice basta”.

A pesar de sus 2.07 cm, Camejo no destaca por su poder de salto, ni siquiera viniendo desde zona zaguera como un tren volador, sí, claro, es un excelente auxiliar, cumple de sobra con sus cometidos en cancha. Es confiable cuando está por delante en la rotación, su servicio goza de respeto, pero, sobre todas las cosas, Oreol es un excelso bloqueador. Una pared. Sus antebrazos son dos ceibas. Cuando Camejo anda por la net, los atacadores no atacan a placer, no andan buscando la diagonal corta para clavar la Mikasa y pavonearse ante las gradas, no, ante Oreol hay que ir al seguro, mano y para afuera.

En la net, Camejo es un frontón.
En la net, Camejo es un frontón.

Con Cuba no explotó mucho esas cualidades, ya les he comentado, en aquel entonces, elevaba balones: “He pasado por casi todas las posiciones del voleibol, comencé como pasador, con 12 años en la EIDE Mártires de Barbados, era uno de los más pequeños de aquellos equipos infantiles. Cuando llegué a la selección nacional del DT Roberto García tuvo la necesidad de reconvertirme en atacante auxiliar y ahí vinieron nuevas funciones. Lo hice bien, me gustó y así fue como terminé en esta posición que es en la que me encuentro ahora”.

Debes estar al tanto de los nuevos cambios en la política deportiva de Cuba. ¿Te parece que con este paso se está avanzando hacia el cambio necesario que necesita el país en materia deportiva gubernamental?

Pienso que ya es un gran paso de avance. Con estos cambios los deportistas pueden salir a otras ligas, mostrar su nivel competitivo y mejorar financieramente, que es muy importante. Pero eso no lo es todo, todavía deberían seguir cambiándose muchas cosas.

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