Premier 12: primera salida, primera derrota para Cuba

Foto: baseballamerica.com

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Agrío debut de Cuba en el Premier 12. Un descalabro que desnuda las aspiraciones del equipo de Víctor Mesa y coloca las cosas en su sitio: Cuba ya no es favorita, Cuba ya no tiene la potencia de antaño en este tipo de torneo, Cuba tendrá que volver a sacar la casta si quiere avanzar y ubicarse en el cuadro de honor.

La derrota ante Canadá, uno de los rivales directo del grupo, pone a la selección nacional en una situación bien complicada nada más empezar a rodar en la justa, pues los obliga a vencer a Holanda (cruel victimario en los últimos eventos) y Taipei de China (anfitrión de esta fase) para evitar un presumible cruce en la muerte súbita contra uno de los asiáticos o Estados Unidos.

Marcador final del encuentro: Cuba 1 Canadá 5.

Voces del partido:

Víctor Mesa sabía de la tanda zurda en el lineup canadiense, sabía además que de los nueve bateadores que Ernie White alinearía solo dos empuñarían en el cajón de la derecha del home plate, que históricamente sus rivales habían sido maniatados con lanzadores siniestros. Pero como Víctor es Mesa, (y para no dejar de ser contradictorio) se decidió por el diestro pinareño Yosvani Torres en detrimento de algún zurdo de su staff.

Una decisión, quizás, condicionada por la mala salida de Yoanni Yera (candidato de mayor fuerza para subirse al box) en el tope amistoso ante Corea del Sur. Yosvani Torres no estuvo acertado y fue expulsado del montículo en la misma primera entrada sin poder hacerse justicia al tolerar 3 carreras con cuadrangular incluido.

“No tuve control sobre mis lanzamientos, estaba muy regado. Eso hizo que tuviera que entrar demasiado al medio y por eso me conectaron con facilidad. Los rompimientos siempre me cayeron en zona muy mala, estuve por debajo casi siempre en el conteo y cuando fui a marcar me castigaron”, le declaró Torres en exclusiva a OnCuba.

Foto: Ricardo López Hevia
Foto: Ricardo López Hevia

¿Presión?

“El primer juego es el más importante pero no creo que haya habido presión, las cosas no salieron bien, espero que la próxima vez salgan mejor”.

¿Te afecto el error de Rudy en ese primer lance del juego?

“Fue una conexión inofensiva pero muy incómoda, si hubiera sido out, ideal, pero no pudo ser, luego vino el jonrón. Ellos tienen muchos zurdos de calidad”.

Sobre el rolings, Rudy Reyes nos explicó: “le entré muy atropellado al roletazo, venía saltarín y lento, se me metió debajo del guante y como venía en movimiento no pude atraparlo con el centro del guante para tirar en el aire a primera”.

Y para aguantar el sofocón, vino a apagar el fuego el zurdo Liván Moinelo, quien mantuvo en un puño cerrado a la batería canadiense hasta la séptima entrada. El jovencito pinareño de 20 años mantuvo el juego pegado y paralizó el ataque rival, pero en ese capítulo dio muestras de cansancio y terminó explotando para dar paso a un tardío (y extremadamente demorado) relevo de Norberto González.

“Estoy contento con mi trabajo pero triste por la derrota” nos dijo Moinelo.

Foto: Ricardo López Hevia
Foto: Ricardo López Hevia

¿Te sentiste cansado ya a la altura del séptimo innings?

“La verdad sí, no estoy acostumbrado a lanzar tanto, pero había que hacerlo. Víctor me preguntó si podía seguir y le dije que sí, no podía decir otra cosa, esto es el equipo Cuba y hay que darlo todo”.

La ofensiva cubana estuvo silenciada. No hubo un vestigio de amenaza seria frente a los envíos de Chris Leroux. La solitaria anotación se suscitó en la primera entrada con un ligero descontrol del lanzador al regalar dos boletos y permitir un fly de sacrificio a la pradera central de Alfredo Despaigne.

Muchos le achacan la mala imagen desde el home al cambio de horario, pero, ojo, Cuba no fue la última en arribar a la cita, un par de selecciones (que ganaron sus partidos iniciales por cierto) llegaron más tarde. En este sentido, Francisco Montesino, médico del equipo, nos expresó: “llegamos bien pegados al inicio del torneo, los muchachos solo han tenido unos pocos días para adaptarse al cambio de horario y eso incide en la forma deportiva. Cambia el clima, las comidas y al cuerpo le cuesta amortiguar todos esos desajustes corporales”.

No obstante, Alexander Ramos, coach de primera, después de esta primera salida (derrota) en el Premier 12, señala que “esperábamos un partido así, el torneo tiene una gran calidad, tenemos que reponernos de esta derrota. No hay dudas que lo más flojo del equipo fue el bateo, fue muy pobre, casi nulo, esto es de a poco, hay que adaptarse a estos pitchers que nuestros bateadores en Cuba no los ven, no los hay”.

La banderilla de Juan Kubala

Al principio de todo fue el verbo… del umpire. El norteamericano Marcos Pattillo dijo el clásico Play Ball! –que es como el “hagan juego señores” de todo buen croupier- y los cubanos salieron al campo con su carta de triunfo, Yosvani Torres, en el box. Al rato –tan pronto como cinco minutos después- los nubarrones asomaban allá arriba, en el cielo achinado de Taichung.

Porque a Torres le falló el tenedor, que es su cubierto favorito, y con cuchara (su recta limitada) no consigue escapar en ningún sitio. Le marcaron tres veces enseguida, aunque debe apuntarse que Rudy Reyes hizo otra de las suyas con el guante, y que a Stayler Hernández le doblaron con la bola en la mano para que toda Cuba se acordara de que existe un chamaco llamado José Adolis García que batea mejor, corre más y tira como tiran los right fielders.

Pero bueno, lo cierto es que al pinareño le leyeron los envíos fácilmente, y que encima el comando no estuvo de su lado. Una curva se le quedó colgada al centro de la goma, y Pete Orr se la puso a volar por encima de las cercas. En el banco antillano, como ya es habitual, ciertas sombras funestas pintaron algún rostro con la misma expresión agonizante del desesperado hombrecillo de Edvard Munch.

Entonces apareció Liván Moinelo, de quien acaba de decirme un buen amigo que es un “strike machine”. Se encaramó en el box con veinte años, el cambio envenenado y una curva a tres cuartos que provocó infinitos swines sin destino. Por desgracia, cuando ya su trabajo estaba hecho, cuando ya su famélica figura no soportaba el ritmo, faltó visión en el dugout para extraerlo del montículo, y los canadians lo inyectaron par de veces para asegurarse la victoria.

Eso faltó de nuestro lado, y eso sobró del otro: capacidad para mover las piezas. Que a fin de cuentas es la piedra de toque de la dirección en este juego. Si el partido se hubiera mantenido 3×1, el margen de error del adversario habría seguido siendo una posibilidad real. Con el score abierto, todo es diferente.

El mando de los rubios acertó, y de qué modo. Usó a tres lanzadores perfectamente contrastados con relación a la acción del brazo y el llamado release point (punto donde se suelta la pelota). Primero, un derecho de brazos larguísimos, marcando strikes a ambos lados del plato con rectas moderadas, cambios y slurves. Luego, un zurdo con brazo de círculo corto que exigió hacer los ajustes que nunca se lograron. Por último, otro derecho con distintos pitcheos secundarios (aceptable curva y cutter asesina).

Tanta destreza terminó desorientando a la alineación cubana, que se notó perdida en el home plate, sin dejar caminar más la pelota y procurar que el punto de contacto fuera más atrás. Se notaba –esto es un viejo mal- un escaso balance y precaria, prácticamente nula, discriminación.

Al final, nos acaban de dar una clase que nos deja suspensos, a la espera de aprobar el examen ante Holanda. “Humildad, compañeros”, reclamarían ahora en cualquier reunión que se precie de sensata.

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