Silvio García, Jackie Robinson y la barrera racial en las Grandes Ligas

Cuando Jackie Robinson quebró en 1947 la barrera racial que por más de cincuenta años signó el béisbol profesional de los Estados Unidos, ya la historia de este ensayo étnico contaba en sus páginas con la presencia de un pelotero cubano. El matancero Silvio García, una de las grandes figuras del circuito rentado en la isla, pudo ser el primer jugador negro en debutar en las Grandes Ligas.

Para 1947 un grupo de magnates del béisbol organizado en Norteamérica llevaba tiempo preparando este experimento social, que les permitiría adquirir a la pléyade de jugadores de “color” que deslumbraban los diamantes de las Ligas Negras. Un año antes, el dueño de los Dodgers de Brooklyn, Walter O’Malley, envió a Cuba al gerente general de la franquicia Branch Rickey. La idea de romper la barrera racial en las Mayores a través de un pelotero cubano estaba en sus planes.

La directiva de los Dodgers, desde inicios de la década del cuarenta, había quedado impresionada con el quehacer en el terreno de Silvio García. Ya lo había scouteado durante sus temporadas invernales en Cuba, México, República Dominicana y en las Ligas Negras. Algunos de los reportes lo consideraban superior a Marty Marion, uno de los mejores campocortos del período. Silvio García era el jugador llamado a cambiar la historia de segregación racial de la pelota profesional en Estados Unidos. Pero…

Las versiones de la entrevista que sostuvieron el gerente del Brooklyn –Branch Rickey- y Silvio García difieren en cuanto a las palabras exactas usadas por el norteño. La respuesta dada por el jugador cubano sí es única. Rickey le expuso las dificultades que iba enfrentar a partir del marcado racismo que todavía imperaba en el universo del béisbol ligamayorista y sobretodo en la sociedad estadounidense. ¿Qué harías si un jugador blanco por el solo hecho de ser tú negro te lanzara un escupitajo?, le preguntó. Dos palabras bastaron para que Silvio quedara descartado como opción viable: lo mato.

Esa categórica respuesta siempre me ha hecho imaginar a Silvio García como integrante de una potencia abakuá y ocupando una de las plazas importantes dentro de ella. Quizás estoy condicionado por su origen matancero, exactamente de Limonar; a lo mejor mi imaginación intenta darle un toque de ironía a esta historia. Es que de ser cierta, menudo fiasco el de los Dodgers al intentar escoger al jugador menos indicado para soportar humillaciones de cualquier tipo.

La ruptura de la barrera racial en las Mayores necesitaba de un pelotero negro con características especiales. La cuestión iba más allá de sus cualidades como jugador. Debía convertirse en una especie de Cristo dispuesto a sacrificarse en función de un futuro alentador para los de su “raza” y, lógicamente, para las billeteras de los magnates del béisbol norteamericano.

Jackie Robinson asumió ese difícil papel e inició así su camino a la inmortalidad. Junto a otras dos estrellas de las Ligas Negras, Campanella y  Parlow, fue firmado por los Dodgers y enviados a la sucursal de los Expos de Montreal. Durante la pretemporada de 1947 estuvieron Cuba. Los jugadores blancos del equipo se alojaron en la fastuosa Academia Militar de la Habana; a Jackie y sus dos compañeros les tocó un hotelucho de tercera cerca de la Estación Terminal. Branch Rickey le había dicho: “Aunque seas humillado, aunque te sientas con deseos de abandonar la campaña, ten voluntad, ten valor para soportarlo todo, porque al final, ganaremos la partida.” Robinson, estoico y perseverante, asumió los  riegos y venció.

Silvio García falleció en 1978. Su paso por el béisbol rentado en Cuba lo confirma como uno de los mejores peloteros de la época. Participó en veinte temporadas, incluida la única versión de la Liga de la Federación (1946). Sobrepasó la 3000 veces al bate y promedió 284 con 946 jits, 128 dobles, 44 triples y le dijo que no a la pelota en 26 ocasiones. Robó 105 bases, su labor defensiva como torpedero fue espectacular y además, en sus inicios, también actuó como lanzador, superando la decena de victorias.

En el año 1942 fue líder de bateo con el Cienfuegos (351), club con el que más tiempo estuvo, aunque también vistió las franelas del Almendares, Marianao, Santa Clara y el Habana. En esa temporada 41-42 conformó una tanda devastadora junto a Colás, Heredia y Crespo, bautizada por un comentarista de la época como “los petroleros”. En 1951 repitió el título de bateo (347) y fue líder en robadas (17), resultó el MVP del circuito cubano, premio compartido con Adrián Zabala.

En el béisbol mexicano durante siete años tuvo un magnífico average de 335 en más de 500 partidos disputados. Conectó 52 jonrones, estafó 130 bases y desde la lomita ganó diez juegos con apenas par de reveses.

Estadísticas de Silvio García en el béisbol profesional cubano:

AÑO

CLUB

VB

CA

H

2B

3B

HR

CI

BR

BB

K

AVE

1931-32 Habana 66 13 17 2 2 0 5 0 258
1934-35 Marianao 96 5 18 1 1 1 7 1 187
1935-36 Marianao 131 13 36 7 1 0 16 0 275
1936-37 Marianao 188 33 44 2 4 3 23 3 234
1937-38 Marianao 156 25 46 2 1 0 19 10 295
1938-39 Almendares 140 17 41 3 3 0 16 2 293
1940-41 Santa Clara 175 24 55 5 5 1 20 9 314
1941-42 Cienfuegos 171 24 60 5 0 4 19 6 351
1942-43 Cienfuegos 175 26 53 7 1 1 24 7 303
1943-44 Cienfuegos 170 28 56 6 1 1 14 3 329
1944-45 Cienfuegos 173 24 44 7 2 2 21 3 254
1945-46 Cienfuegos 215 24 62 13 4 2 23 4 288
1947-48 Cienfuegos 216 33 63 10 6 1 23 2 292
1948-49 Cienfuegos 132 9 33 4 2 1 18 0 250
1949-50 Cienfuegos 173 25 45 8 1 1 7 6 260
1950-51 Cienfuegos 239 40 83 13 1 5 36 17 347
1951-52 Cienfuegos 207 21 48 11 3 1 21 4 232
1952-53 Marianao 281 29 76 12 4 1 30 4 270
1953-54 Marianao/Almendares 64 4 11 0 0 0 9 1 172
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