Sotomayor: “recordista hasta que alguien salte 2.46”

Foto: Jorge Paris/20minutos.es.

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Su récord mundial está bajo amenaza, pero Javier Sotomayor no pierde los estribos. Con la mayor tranquilidad del mundo afirma que la propuesta de la Federación Europea de Atletismo (EEA, por sus siglas en inglés) de borrar todas las marcas universales anteriores a 2005 es un total sinsentido.

“Una tremenda locura”, dice sin que su rostro exhiba un mínimo rictus de incomodidad. Sotomayor sonríe, siempre sonríe, incluso cuando habla de un tema como este.

En la piscina del hotel Meliá Cohíba, donde presenció el nuevo récord en dominio del balón del cubano Jhoen Lefont, el excepcional saltador de altura no rehuyó a la prensa. Tampoco se anduvo con medias tintas.

“No creo que los atletas a los que se les otorgue el reconocimiento de ser recordistas del mundo sin haber superado las marcas anteriores se sientan como tales. Todo lo contrario”, declaró a OnCuba.

Sotomayor está “totalmente de acuerdo” en que los registros logrados bajo los efectos del doping sean eliminados, pero no de esta manera. “Es injusto porque el único argumento es una fecha. Somos culpables porque logramos los récords en una época que consideran ‘sospechosa’ y no porque exista alguna prueba. Yo nunca necesité sustancias prohibidas y estoy seguro de que otros atletas tampoco”, asegura.

“Y si de aquí a unos años se piensa lo mismo de esta época, ¿quitarán los récords de Usain Bolt y Yelena Isinbáyeva?”, se pregunta.

El Relámpago y Bolt

La propuesta de la EEA borraría de golpe récords míticos como los 8.95 del estadounidense Mike Powell en salto largo, los 3:26,00 en 1500 metros del marroquí Hicham El Guerrouj, y los 2,09 en salto de altura de la búlgara Stefka Kostadinova. Todos ellos perderían su vigencia si la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) aprueba la iniciativa.

El matancero está al tanto de los pronunciamientos de otros recordistas afectados e incluso de atletas y federativos contra la idea de la Federación Europea de Atletismo. Como ellos, espera “sinceramente que no se llegue a concretar”.

La expectativa por la resolución final continuará hasta el mes de julio, cuando el organismo internacional vote la propuesta en una reunión previa al Mundial de Londres. Sin embargo, para Sotomayor no hay espacio a dudas.

“Si en los libros de la IAAF no aparezco como recordista del mundo, yo sí me consideraré así en lo personal. Me seguiré sintiendo el recordista hasta que alguien salte 2.46”, asegura.

Sobre el panorama actual del salto de altura, el Soto piensa que el retroceso de la especialidad “puede ser coyuntural”. La rivalidad, dice, es clave para elevar los resultados.

“En mi tiempo había varios competidores muy fuertes, que me hicieron competencia y me obligaban a prepararme al máximo. Mi objetivo era ser el mejor del mundo y para eso tenía que saltar más que ellos. Patrick [Sjöberg] llegó a saltar 2.42 y tuve que superarlo para poder ser el primero. Esa rivalidad era una gran inspiración para mí”.

“En los últimos años, solo el catarí [Mutaz Essa Barshim] se ha mantenido estable sobre los 2.35. Los demás han tenido altas y bajas, la mayoría han estado distante de las mejores marcas, y así es muy difícil que el récord del mundo se rompa”, opina.

“Cuando el ucraniano [Bohdan] Bondarenko le exigió a Barshim varias temporadas atrás, los dos saltaron por encima de 2.40, recuerda. Pero, aunque hoy sigue habiendo buenos saltadores como el canadiense [Derek Drouin] que es el actual campeón olímpico, la competitividad ha mermado.”

En cuanto al atletismo cubano, Sotomayor es consciente de que no vive sus mejores años y rememora momentos como el Mundial de Atenas 97 “cuando logramos cuatro medallas de oro y estuvimos entre los mejores países a nivel mundial”. En su perenne sonrisa asoma una sombra de nostalgia. “Ahora estamos un poco distantes de ese nivel por varias causas”, dice sin ir más allá.

No obstante, afirma que “lo más importante es que hay figuras jóvenes con talento. No creo que tengan muchas opciones todavía de subir al podio a corto plazo, en el Mundial de Londres, pero quizá sí estar entre los finalistas. Y por su edad y su talento, para el próximo mundial o los Juegos Olímpicos de Tokio podríamos tener mejores resultados.”

Antes de hablar del salto de altura –hace unos días, en el Memorial Barrientos, Luis Enrique Zayas dominó con apenas 2.16– el Premio Príncipe de Asturias alaba el empuje de áreas como el triple salto masculino y el disco femenino, que a pesar de conocidas ausencias siguen estando “entre los mejores del mundo”.

Pichardo se instala en la fama

“Muchas personas dicen que el deporte cubano ha caído, pero yo no soy de ese criterio, sentencia. Es verdad que muchos deportistas han tomado otros caminos, pero esos atletas se formaron aquí en Cuba y siguen siendo cubanos. Por eso yo digo que nuestro deporte cubano y nuestros deportistas todavía mantienen un gran nivel.”

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